España

Torra exige a Sánchez que suba los impuestos madrileños 11.200 millones

Cataluña afirma que no quiere participar en las reuniones de las autonomías con el Gobierno para definir los recursos de las regiones. Porque, por lo visto, prefiere hacerlo en sus contactos bilaterales. Y en esos contactos ha trasladado una cifra al Gobierno del PSOE: 16.000 millones de euros. Son los recursos que la Generalitat considera que se deben incrementar en el sistema de financiación de las comunidades autónomas.

El 70% neto de la recaudación que alimenta ese sistema procede de los particulares o empresas ubicados en la Comunidad de Madrid, por lo que los madrileños deberían aportar 11.200 millones de euros más en impuestos para cumplir con las exigencias catalanas. Y todo ello, para que la Generalitat pueda abandonar el sistema de aportación a los fondos de solidaridad del conjunto de regiones españolas.

Es conocido que las presiones recaudatorias de Pedro Sánchez crecen a medida que los anuncios de gasto provocadas por su propio Ejecutivo se agolpan en La Moncloa. Pero ahora, a esas presiones se suman otras: las de la Generalitat. Los responsables económicos catalanes consideran que el esquema de financiación del conjunto de las regiones españolas tiene un déficit de 16.000 millones con respeto al nivel de gastos que deben asumir las comunidades autónomas en materias como sanidad, educación, servicios sociales, etc.

La Moncloa hace tiempo que prepara la subida obligatoria de los impuestos para las comunidades gobernadas por el PP y, en especial, para Madrid. Y es que sólo la Comunidad de Madrid es la sede fiscal del 70% de la aportación neta a las arcas recaudatorias españolas en su conjunto. Por ello, el presidente quiere que se obligue a los territorios del PP a asumir un tipo mínimo obligatorio en los Impuestos de Sucesiones, Donaciones y Patrimonio. Y que se fuerce una subida también en el Impuesto sobre Transmisiones Patrimoniales y Actos Jurídicos Documentados en caso de que se observe un potencial recaudador mayor en estas regiones.

Todo ello con el fin económico principal de empezar a parchear una recaudación que no termina de cumplir con los planes socialistas y con el fin político de golpear a las regiones que pueden mostrar una alternativa al modelo de saqueo fiscal que prepara el PSOE. Pero ahora, además, se suma un segundo factor, el deseo de la Generalitat de frenar el poderío económico madrileño y su creciente capacidad de atraer empresas desde otras regiones saqueadas fiscalmente, especialmente de Cataluña por culpa del desastre económico y jurídico ocasionado por el separatismo en su propio territorio.

El plan socialista para los impuestos autonómicos, y, en especial, madrileños, pasa por impedir el alto grado de rebajas de impuestos que han practicado las comunidades del PP. Sánchez quiere impedir la actual potestad que permite llevar casi hasta cero impuestos como Sucesiones, Donaciones y Patrimonio.

Eso supone un fuerte golpe teledirigido a la forma de hacer política de los populares. El PSOE lo vende como una “armonización fiscal”. Como el fin de las “asimetrías”. Pero lo cierto es que es un mecanismos para sacar recursos de las comunidades gobernadas por el PP para enviarlos a otras. Por ejemplo, Cataluña, donde las promesas de Sánchez necesitan encontrar una vía de financiación.

Todo ello llama la atención teniendo en cuenta que la Comunidad de Madrid es de lejos, la máxima aportante al sistema de solidaridad. Así, si tradicionalmente Madrid aportaba a este esquema el doble que Cataluña -teniendo un PIB muy parecido-, ahora ese nivel se ha elevado hasta el triple de lo que destina la Generalitat.

Y es que, en estos momentos, la Comunidad de Madrid aporta ya al resto de regiones con menores recursos tres veces más fondos que Cataluña. Con los datos ya cerrados y totalmente confirmados de 2018, Madrid aportó 3.665 millones de euros al fondo de garantía. Y frente a ello, Cataluña aportó 1.175 millones.

Es decir, que el deseo de golpear a Madrid de Sánchez y de los separatistas, puede poner en peligro la bomba de oxígeno de ese mecanismo de solidaridad.