España
Atentados Barcelona y Cambrils

Los terroristas del 17A tienen escondido en una montaña de Ripoll armamento que podría usar otra célula francesa

  • Joan Guirado
  • Corresponsal de Gobierno y Casa Real. Siguiendo la actividad del presidente y líder del PSOE, Pedro Sánchez, y del Rey de España. También política catalana.

La segunda declaración de Mohamed Houli Chemlal tras abandonar el hospital y ser detenido confirma que la célula terrorista de Ripoll estaba más bien organizada de lo que en un principio podía parecer. Chemlal, que pidió volver a declarar para aportar más información, por consejo de su padre y de otro compañero de prisión, declaró en esta segunda comparecencia la existencia de armas y explosivos guardados en un agujero de una montaña de Ripoll, según se recoge en el sumario al cual ha tenido acceso OKDIARIO.

Un arsenal qué a día de hoy todavía no habría sido localizado, ya que más allá de su revelación, el terrorista no sabe situar el lugar donde se encuentra este material. Su posición sobre el terreno sólo era conocida por el imán de Ripoll y líder de la célula Abdelbaki es-Satty, Youness Abouyaaqoub, Mohammed Hichamy y Youssef Allá, que formaban un núcleo muy cerrado en el que tomaban decisiones algunas de las cuales no compartían con el resto de miembros de la célula.

Por eso hay quién, aún en libertad, podría tener más información sobre este arsenal: se trataría de una segunda célula liderada por un imán francés, que aún no ha sido desarticulada y pretendía atentar contra el ayuntamiento y la Policia Local del turístico pueblo gerundense de Lloret de Mar, entrando a España por Andorra, lo que les obligaría a pasar por las montañas de Ripoll donde se encuentra este escondite terrorista.

La célula francesa tendría un funcionamiento muy similar a la que perpetró los atentados de Barcelona, según ha podido saber OKDIARIO de fuentes cercanas a la investigación. Un imán habría reclutado a unos ocho o nueve jóvenes, que habrían estado en contacto con la célula de Ripoll, y que estarían dispuestos a morir matando. Estos, localizados por el sur de Francia, estaban permanentemente en contacto con dos hombres con dinero y capacidad de organización, que se mueven entre Francia y Bélgica, que les prestaban ayuda a la hora de perpetrar los ataques.