Sánchez se escondió tras el varapalo del Constitucional obligando a Batet, Gil y Bolaños a dar la cara

Sánchez obligó por teléfono a los presidentes del Congreso y del Senado a no abandonar sus despachos hasta conocer la decisión del TC

El Constitucional tumba las recusaciones, acepta el recurso del PP y votará si frena el golpe de Sánchez

rtve Félix bolaños
Pedro Sánchez y Félix Bolaños.
Joan Guirado

A media tarde de ayer, por teléfono, Pedro Sánchez obligó a los presidentes del Congreso y del Senado a no abandonar sus despachos hasta conocer la decisión del Tribunal Constitucional. Tras hacerse pública la resolución, pasadas las diez y media de la noche, Sánchez volvió a contactar con Meritxell Batet y Ander Gil exigiéndoles parecer ante los españoles para valorar la «insólita» decisión del Constitucional con un argumentario diseñado desde su gabinete en La Moncloa. A ambos les pidió vender ante la ciudadanía «la gravedad» de los hechos «desde la óptica neutral» de las Cortes. Evitando así tener que ser él el que diera a la cara.

En paralelo a la petición a Batet y Gil, Sánchez, también le reclamó a la portavoz del PSOE en el Senado, Eva Granados, salir a arremeter contra el PP, algo que también hizo el presidente del Senado, Ander Gil. Y se reservó para el portavoz gubernamental, ayer el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, un papel menos agresivo contra el principal partido de la oposición. Durante unos minutos, Moncloa llegó a barajar que fuera el propio presidente el que compareciera para dar importancia al momento. Pero el mismo Sánchez lo descartó y obligó a dar la cara al responsable jurídico del revés judicial, el ministro Bolaños.

Aunque hace días que el Gobierno contemplaba que ocurriera lo que  acabó pasando anoche, tras la resolución de los magistrados, el presidente «entró en cólera». El jefe del Ejecutivo, según relatan fuentes conocedoras de lo que se vivió a última hora de este lunes en el Palacio de La Moncloa, visibilizó un «gran enfado a gritos». Contra el Tribunal Constitucional, pero también contra uno de sus principales y más leales colaboradores, Félix Bolaños, a quien le achacan en el gabinete presidencial el varapalo judicial. El ministro, que no es la primera vez que tiene que encajar un fallo de estas características por parte del Constitucional, está en la cuerda floja. Éste es el relato, hasta ahora, de las horas más tensas que se han vivido en los últimos meses en el complejo presidencial. El desenlace de todo, como vaticinó días atrás Bolaños, «es imprevisible». Como en general son las decisiones de Sánchez.

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