España
'CASO KOLDO'

Las redes se mofan del filoetarra Jordi Évole por haber pedido una calle para Cerdán: «La inauguran hoy en Soto del Real»

Qué acertada premonición la del filoetarra Jordi Évole cuando auguraba en una columna en La Vanguardia que los catalanes, «si tenemos memoria y somos justos», algún día podríamos transitar por una calle dedicada a Santos Cerdán. Resulta que la memoria es caprichosa y la justicia, más aún. Lo que no contemplaba el perspicaz periodista es que quizás esa calle acabaría llevando el nombre de la prisión de Soto del Real en lugar del político navarro.

En noviembre de 2023, cuando Évole escribía su oda al «español medio» con cara de currante de la Seat, pintaba a Cerdán como el perfecto interlocutor para Puigdemont: un hombre del pueblo, de esos que pasan por el bar de abajo a tomarse «un quinto» antes de llegar a casa. Lo que el propagandista de Sánchez no anticipaba es que ese mismo español medio acabaría siendo investigado por organización criminal, cohecho y tráfico de influencias. Vaya sorpresa para quien lo describía como alguien que «va a la misma peluquería de tu tío Paco».

Évole, el que presumía de ser amigo del terrorista Otegi, elogiaba a Cerdán por haber «sufrido» durante el octubre catalán de 2017, indignándose con las «proclamaciones pirotécnicas de independencia». Resulta que quien tanto se indignaba con la corrupción independentista podría haber estado ocupado con sus propios tejemanejes. En las redes, las mofas con Évole son de aurora boreal: «Tendremos el especial de @jordievole sobre Cerdán la semana que viene», dice un internauta. «La inauguran hoy en Soto del Real», dice otro.

La columna de Évole, escrita en plenas cesiones del Gobierno a Junts para atar la legislatura, cobra ahora un significado completamente diferente. Aquel «español medio» que supuestamente representaba la cordura frente al independentismo resulta que quizás estaba más cerca de los métodos que criticaba de lo que nadie imaginaba.

Quizás algún día haya una calle dedicada a Santos Cerdán en Cataluña. Pero no precisamente por las razones que imaginaba Jordi Évole en su elogiosa columna de 2023. Será más bien como recordatorio de que el Gobierno de Sánchez, plagado de escándalo de corrupción a los que Évole no les ha dedicado ni un programa, estaba compuesto por una banda de presuntos facinerosos que hoy van camino en fila a Soto del Real.