Caso Dina-Iglesias

El PSOE admite «preocupación» porque el horizonte penal de Iglesias afecte al Gobierno

PSOE
Pedro Sánchez, Carmen Calvo y Pablo Iglesias, en el Congreso.
Joan Guirado
  • Joan Guirado
  • Corresponsal de Gobierno y Casa Real. Siguiendo la actividad del presidente y líder del PSOE, Pedro Sánchez, y del Rey de España. También política catalana.

La decisión del juez de la Audiencia Nacional Manuel García-Castellón de solicitar al Tribunal Supremo la imputación del vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, ha provocado un nuevo terremoto en la sede federal del PSOE. De momento la postura oficial es la de «dejar trabajar a los tribunales» salvando los muebles ante los medios como se pueda, como demostró anoche en TVE la vicepresidenta Carmen Calvo, pero entre bastidores la realidad es que la posible imputación del número tres del Gobierno, en las próximas semanas, preocupa en la sede del PSOE. Pedro Sánchez se limitó a apoyar a Iglesias en una conversación informal con periodistas, antes de subir al avión, sin dejar rastro gráfico de ello.

De momento lo que ha hecho García-Castellón es solicitar al Tribunal Supremo que investigue al vicepresidente segundo del Ejecutivo. Como aforado tiene que ser el Alto Tribunal el que cite a Iglesias como investigado, tras admitir a trámite la exposición razonada del magistrado de la Audiencia Nacional, y le brinde la posibilidad de acudir de forma voluntaria al Supremo en calidad de imputado por los delitos de denuncia falsa, daños informáticos y revelación de secretos. La condición de imputado pondría en un aprieto a Pedro Sánchez y su equipo.

Pero el verdadero problema para el PSOE llegará si el vicepresidente no acude el Tribunal Supremo por propia voluntad. El Alto Tribunal deberá solicitar entonces el suplicatorio al Congreso de los Diputados y los grupos parlamentarios y los partidos se tendrán que posicionar sobre si deben dejar la suerte de Iglesias en manos de los tribunales o por el contrario, pese a las evidencias de los delitos, evitan que el líder de Podemos tenga que dar explicaciones por sus presuntos ilícitos. Calvo, anoche, pedía «no anticipar escenarios».

Si se llega a ese escenario la tensión y la división estará servida en las filas socialistas. Aunque de momento Sánchez ha impuesto un cierto silencio, roto solo por las insistentes preguntas de los periodistas sobre los problemas que afectan al vicepresidente, en caso de una votación de estas características el PSOE tendrá que optar por ser coherente con sus principios o salvar a toda costa el Gobierno. Varios dirigentes de la formación, si se da el caso, optan por votar a favor del suplicatorio del líder podemita aunque eso implique resquebrajar la relación entre las dos formaciones de la coalición. La gran duda es la opinión del presidente al respecto.

El jefe del Ejecutivo, camino de Argelia, tiene una comparecencia este jueves por la mañana ante media decena de medios españoles seleccionados por Moncloa que le han acompañado en el avión. Será en ese momento cuando tendrá que pronunciarse en público. Sin embargo, Podemos, con una primera intervención de la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, desplegó al poco rato una importante acción mediática para desautorizar al magistrado y denunciar una campaña contra su líder y su partido. Pablo Echenique, Rafa Mayoral o Victoria Rosell son algunos de los dirigentes que dieron la cara por el vicepresidente, mientras él se escondía pese a tener un acto público. Este jueves será entrevistado por una radio catalana.

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