España
Agresiones

Prisiones ‘premia’ con trabajos externos de 800 euros a los reclusos más peligrosos

Cada 36 horas un preso agrede a un trabajador penitenciario en una de las prisiones españolas. Una de las últimas ocurrió el pasado 6 de septiembre cuando R.R.Q. agredió al administrador del centro y al subdirector de Seguridad de la prisión Ocaña I. Desde el sindicato ACAIP-UGT denuncian que «en esta prisión de Ocaña la empresa Knorr-Bremse España, S.A.- División HVAC (MERAK) tiene un taller donde ofrece trabajo remunerado a presos, pero lo reciben los internos más peligrosos en detrimento de otros con mejor trayectoria penitenciaria».

La política del “buenismo” aplicada por Instituciones Penitenciarias en sus cárceles en vez de paliar la violencia parece agravarla porque los presos españoles han descubierto que cuando peor se portan más posibilidades tienen de que Prisiones les premie en forma de un trabajo en un taller para tratar de aplacar tanto ánimo mal enfocado.

El pasado martes 6 de septiembre un interno muy conflictivo llamado R.R.Q. protagonizó unos altercados muy graves en el centro penitenciario Ocaña I. Además, de los insultos y amenazas de muerte que profirió contra los funcionarios de servicio y tres directivos del centro, agredió a dos ellos, en concreto al Administrador del Centro, que fue atendido en la enfermería de la prisión por lesiones leves y al Subdirector de Seguridad.

Este interno es un viejo conocido de los trabajadores del centro de Ocaña I. Desde el año 2007 cuando se produjo su primer ingreso en esta prisión, su trayectoria penitenciaria ha estado salpicada de múltiples episodios conflictivos dentro de la misma, que van desde peleas y agresiones a otros internos a numerosos enfrentamientos con los funcionarios «por su clara y manifiesta inadaptación a la vida regimental ordinaria. Estamos ante un interno que supone un peligro para los trabajadores y para el resto de internos», denuncian desde ACAIP.

En abril de este 2022 se produjo su última entrada en prisión y, «a pesar de las advertencias de los trabajadores de que algo grave podría ocurrir, y que se estaba poniendo en riesgo la seguridad de la prisión si este interno permanecía en ella, a nadie le importaron las limitaciones arquitectónicas de la misma, la carencia de personal, la falta de formación a los trabajadores de ese centro, ni la falta de medios materiales y estructurales para preservar la seguridad. Lamentablemente, el tiempo ha dado la razón a los trabajadores», añaden.

Sin embargo, a pesar de los hechos tan graves acaecidos el día 6 de septiembre a este interno no se le trasladó de centro hasta el día 8 y «no se llevó a cabo en un traslado especial y directo hacia el centro penitenciario de Murcia II, sino que previamente ha ido haciendo escala en diferentes centros penitenciarios. Se trata de un hecho más que evidencia la nula sensibilidad que se demuestra ante las agresiones y la falta de empatía hacia las víctimas por parte de los responsables de Instituciones Penitenciarias, ya que en el transcurso de esas 48 horas que este sujeto permaneció en el centro desde los incidentes, los funcionarios afectados tuvieron que seguir sufriendo improperios, amenazas, ser escupidos, insultados…», aseguran desde ACAIP.

Los representantes de este sindicato en Ocaña I han enviado una carta al Director General de Ejecución Penal y Reinserción Social de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias, «manifestando nuestra más enérgica queja por el retraso en el traslado del interno que había protagonizado esos graves incidentes en un centro que, como se ha dicho anteriormente, no reúne medidas de seguridad para albergar a este tipo de internos» y añaden que «este aumento de las actuaciones violentas de los internos, entre otros factores, deriva de la política del “buenismo” que se está aplicando en los últimos tiempos por parte de los dirigentes de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias y que se extiende en último término a la gestión de los centros penitenciarios, y el Centro Penitenciario de Ocaña I no es una excepción».

Las mismas fuentes sindicales aseguran que «numerosos internos con un perfil de peligrosidad alto o que han sido protagonistas de alteraciones de la vida regimental y de la seguridad del centro, con una evidente falta de respeto a los profesionales de la prisión, empiezan a trabajar en los talleres productivos que la empresa Knorr-Bremse España, S.A.- División HVAC (MERAK) tiene en Ocaña I en detrimento de otros internos con mejor trayectoria penitenciaria» y concluyen que «se está potenciando por parte de los dirigentes penitenciarios el traslado desde otras cárceles del territorio español, a las prisiones de Ocaña, a este tipo de internos. El sueldo en esta empresa productiva externa puede rondar entre 700/800 mensuales».

Evidentemente, estos premios a internos que han protagonizado incidentes de régimen penitenciario frente a otros que tienen un buen comportamiento en prisión, no ayuda a mantener una convivencia ordenada dentro del centro penitenciario. Ser conflictivo tiene recompensa.

«Esperemos que el Secretario General de Instituciones Penitenciarias se replantee la deriva a la que está abocando a la institución antes de que tengamos que lamentar una tragedia de irreversibles consecuencias.
Asimismo, pedimos que demuestre mayor empatía con los trabajadores agredidos», añaden desde ACAIP Prisiones.

El pasado 14 de julio se produjeron concentraciones a las puertas de las Delegaciones de Gobierno de todas las Comunidades Autónomas denunciando que los últimos meses estaban siendo especialmente duros en las prisiones españolas con una sucesión de incidentes de extrema gravedad que parecen tener un mismo nexo, que «es la dejadez de los gestores de la institución, una inadecuada clasificación interior y una política de ‘buenismo’, que están llevando a que cada vez los ataques que sufren los trabajadores sean cada vez más graves», concluye ACAIP. Según datos oficiales, cada 36 horas, de media, un trabajador de prisiones es agredido en una prisión española.