La primera persona que auxilió a Samuel: «Oí un puñetazo como un KO de boxeo»
Pablo Barrón es el periodista coruñés que intentó reanimar sin éxito al joven asesinado
La Policía no tiene pruebas, por ahora, de que el asesinato de Samuel sea un «crimen homófobo»
Pedro Sánchez politiza la muerte de Samuel para hacer propaganda de su Gobierno
El infame ataque del colectivo LGTBI al padre de Samuel: «Que se meta su opinión por donde le quepa»
A estas horas todavía no hay una calificación de delito de odio contra el asesinato del joven coruñés Samuel Luiz Muñiz. El delegado del Gobierno en Galicia, José Miñones, no ha confirmado el móvil homófobo para el crimen en sus declaraciones y la Policía sigue calificando el suceso de «riña tumultuaria», aunque en este caso habría sido una multitud linchando a un solo joven. En contra de lo publicado por algunos medios, todavía no hay ningún detenido por estos hechos tras la paliza de la madrugada del pasado sábado.
Los primeros en socorrer a Samuel, a las tres de la mañana en el Paseo Marítimo de La Coruña, fueron tres periodistas gallegos, entre ellos Pablo Barrón y Begoña Vela que fue quien llamó al teléfono de emergencia para informar del suceso mientras Barrón y un amigo intentaban socorrer a la víctima. «Lo encontramos ya tumbado, no vimos nada de lo sucedido anteriormente. Quién llama a la ambulancia fue Begoña y mi amigo y yo intentamos reanimar al chaval hasta que llega lógicamente la primera ambulancia».
El periodista que dirige su propio programa en Youtube «España, tiempos difíciles», asegura a OKDIARIO que «las informaciones que hablan de personas de unos 50 años se refieren a nosotros, estos son los hechos y yo tengo mi propia opinión, pero como no vi lo sucedido no es información, solo opinión». «Sí puedo decir y así lo diré cuando se me pregunte en el Juzgado que me crucé con 12 jóvenes mulatos de origen sudamericano», añade Barrón.
Por otra parte, el delegado del Gobierno en Galicia asegura que «se está trabajando en todas las vías posibles», mientras casi todas las informaciones apuntan a que los sospechosos de este brutal crimen son los 12 jóvenes mulatos. El fallecido tenía 24 años, era de origen brasileño y auxiliar de geriatría y volvía a su casa con una amiga, después del segundo día de apertura del ocio nocturno en La Coruña.
Al parecer, la discusión se motivó por un malentendido cuando la acompañante de Samuel inició una videollamada y este hecho le fue recriminado por la pandilla agresora. Entonces el joven intentó mediar y advertirles de que estaban en un error cuando varios miembros de la pandilla le agredieron e incluso alguno grité «maricón». Este insulto es el que ha provocado la polémica del delito de odio sobre el asesinato, pero sin embargo no hay ningún otro indicio que incline la balanza para determinar este tipo delictivo en la causa de la muerte de Samuel tal y como está contemplado en el Código Penal.
Tras dos horas de reanimación el joven falleció en el hospital de La Coruña. Varios testigos y cámara de seguridad vieron los hechos y por eso pudieron identificar el color de la piel de los autores. El caso ha sido declarado bajo secreto de sumario por el Juzgado de Instrucción número 8 de La Coruña, encargado de las pesquisas.
La polémica sobre el «delito de odio» fue iniciada por la ministra de Igualdad, Irene Montero y la vicepresidenta tercera y titular de Trabajo, Yolanda Díaz, que afirmaron en sus redes sociales que se trataba de un crimen homófobo y las asociaciones LGTBI convocaban actos de repulsa en toda España.
«Todo mi cariño y apoyo para los familiares y amigos de Samuel. Y toda mi condena a este crimen de odio. Queremos un país libre de violencias en donde todos y todas se sientan libres por ser quienes son. Que se haga #JusticiaParaSamuel», publicaba la ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030 y secretaria general de Podemos, Ione Belarra.
Eduardo Rubiño, presidente del Grupo Parlamentario de Más Madrid en la Asamblea de Madrid, pedía «que se esclarezca cada detalle y que haya justicia. Sus amigos insisten en el componente homófobo de la paliza que le mató y de confirmarse estaríamos ante un antes y un después en la escalada de LGTBIfobia en nuestro país». Todo ello a pesar de que las investigaciones policiales no señalan en este sentido.
La última en sumarse a esta versión de los hechos ha sido la presidenta de Ciudadanos, Inés Arrimadas: «Tenemos mucho trabajo por hacer para erradicar el odio. Luchemos juntos por la libertad y el respeto», publicaba en la misma conocida red social.
La vicepresidenta cuarta del Gobierno y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, la socialista Teresa Ribera, se ha sumado a esta versión: «¡Qué día triste! Reproche personal, social y jurídico para quienes desbordan brutalidad y homofobia». Mientras, el líder de Más País, Íñigo Errejón, aseguraba que «Samuel no ha muerto» y pedía que «tiene que saberse la verdad y hacerse justicia» porque «quienes siembran el odio y quienes lo ejercen no pueden tener cabida entre nosotros». Por cierto, Errejón no se ha pronunciado todavía sobre la publicación de un vídeo con su presunta agresión a un jubilado de 67 años, enfermo de cáncer, en Madrid, publicado por OKDIARIO.
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