DESAPARICIÓN DE ALTO RIESGO

La Policía peina los barrios conflictivos en busca del desaparecido en Badajoz: su móvil tenía sangre

La investigación policial para localizar el paradero del estudiante desaparecido se centra en la hipótesis de una agresión violenta

Las claves para encontrar al joven desaparecido en Badajoz: un encuentro inesperado y su teléfono móvil

Desaparecido Badajoz
Pablo Sierra lleva más de una semana desaparecido.
Alfonso Egea
  • Alfonso Egea
  • Jefe de Investigación en OKDIARIO. Anteriormente fui responsable de la sección de Actualidad y Sucesos en Espejo Público, en Atresmedia. He publicado cuatro libros y actualmente colaboro en programas de televisión en Mediaset y en Telemadrid. Agradecido por tener el reconocimiento de la Policía Nacional de Madrid y la medalla al mérito de la Guardia Civil.

Ya han pasado 8 días desde que los hermanos de Pablo Sierra denunciaran su desaparición después de haber salido de un bar de copas en el centro de la capital pacense. El paso del tiempo y las pesquisas policiales dibujan un escenario más que preocupante que explica qué le pudo suceder a Pablo aquella noche que le impidiera reunirse a la mañana siguiente con sus hermanos para viajar juntos hasta su pueblo natal para pasar el puente de la Constitución. Su teléfono móvil hallado a las afueras de Badajoz, no demasiado lejos de una zona deprimida de la ciudad, y que el aparato tuviera restos de sangre, ha llevado a la policía a peinar las zonas más conflictivas de la ciudad en busca de los responsables o de testigos de qué le pudo pasar al joven desaparecido en Badajoz.

El día 2 de diciembre, a las dos de la madrugada, Pablo Sierra habló con alguien a la salida del bar donde había ido a tomar unas copas con sus amigos de la Universidad de Extremadura. El joven estudiante de Matemáticas de 21 años se despedía de uno de sus amigos después de al parecer haber tenido un intercambio de palabras poco amistosas con un desconocido en el centro de Badajoz. Sin embargo, los investigadores tienen información que apunta a que el episodio no fue a mayores y que incluso Pablo y su interlocutor dejaron sus cuitas para otro día. Pablo se marchó para buscar un taxi que lo llevara a su residencia de estudiantes y su amigo regresó al bar de copas.

Y es aquí donde las indagaciones policiales toman protagonismo después de haber escuchado a los testigos de la zona y de haber revisado las muchas cámaras de vigilancia cercanas a la céntrica calle Zurbarán, lugar donde Pablo fue visto por última vez. El hecho de que el teléfono de Pablo Sierra fuera encontrado a la mañana siguiente a su desaparición en una zona alejada de la ciudad y en dirección opuesta a la de su residencia hace pensar a los investigadores que Pablo tuvo un encontronazo con alguien pasadas las dos de la madrugada.

Y lo peor es que tras el análisis del teléfono del joven estudiante los investigadores se inclinan por pensar que ese encuentro fue violento. Sólo así se explica que el terminal telefónico del chico tenga restos de sangre. Todos estos motivos han hecho cambiar la estrategia policial. Si primero se dejó de buscar a Pablo en el río Guadiana ahora la investigación se centra en peinar los barrios y las zonas más conflictivas de Badajoz. De hecho, el móvil no estaba lejos de una de esas zonas y no se descarta que el autor o los autores del encontronazo con Pablo decidieran deshacerse del teléfono allí al comprender que era un objeto que los relacionaba directamente con un hecho grave.

ADN y huellas

El análisis de ese teléfono es importante en cuanto a su contenido, posicionamiento, llamadas y mensajes, pero también en su continente: los investigadores tratan de buscar si en el aparato queda algún rastro, una huella o un resto genético, de quien lo hubiera tocado además del propio Pablo. La Policía Nacional ya tiene en su poder elementos personales de Pablo de los que se ha extraído ADN del joven extremeño desaparecido en Badajoz para ser cotejado con cualquier resto que se halle, incluida la sangre del terminal telefónico

Además de esas pesquisas los investigadores tratan de colocar en la zona de la desaparición de Pablo a personas que tuvieran antecedentes por hechos violentos y a cualquiera que hubiera pasado por las mismas zonas que Pablo y que por ese motivo se hubieran podido cruzar con él. Otra de las gestiones llevada a cabo por los investigadores es el rastreo de todos los taxistas que trabajaron la noche del 2 de diciembre en Badajoz para saber qué servicios realizaron aquella noche en torno a las dos de la madrugada y así poder descartar que Pablo tomara uno esos vehículos solo, acompañado o si por el contrario no llegó a hacerlo.

Mientras estas pesquisas avanzan sigue habiendo labores menos intensas pero constantes en las inmediaciones del río. Si allí se encontró el móvil de Pablo no es descartable poder hallar cualquier otro objeto propiedad del joven desaparecido en Badajoz. De hecho, en las últimas horas un ciudadano alertó del hallazgo de unas prendas flotando en las aguas del Guadiana. Una vez avisada la Policía se descartó que se tratara de ropa de Pablo.

Mientras el trabajo policial avanza, en Zorita, pueblo cacereño natal de Pablo, reciben con cuentagotas los avances de la investigación. Su familia sabía que Pablo no había desaparecido de manera voluntaria, pero ahora encajan como pueden que lo que le haya pasado a este estudiante de 21 años haya sido la consecuencia de un acto violento.

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