España
Papa

¿Podría ser español el próximo Papa?

La muerte del Papa Francisco ha sumido a la Iglesia Católica en un momento histórico que despierta expectación mundial. El Colegio Cardenalicio ya prepara el cónclave donde se elegirá al sucesor del pontífice argentino, fallecido poco después de su última aparición pública durante la bendición ‘Urbi et Orbi’ del Domingo de Resurrección.

En este escenario de máxima tensión vaticana, España emerge con fuerza presentando varios candidatos de peso, encabezados por Carlos Osoro, arzobispo emérito de Madrid, cuyo nombre suena con particular intensidad entre los pasillos de la Santa Sede.

Carlos Osoro Sierra (Castañeda, Cantabria, 16 de mayo de 1945) representa la carta más fuerte del catolicismo español. Su trayectoria impecable y su sintonía con el legado reformista de Francisco lo posicionan como una opción de consenso para quienes buscan continuidad con el estilo del pontífice fallecido.

Antes de convertirse en cardenal, Osoro cultivó una sólida formación académica con estudios en Magisterio, Pedagogía y Matemáticas, ejerciendo incluso como docente antes de su vocación tardía al sacerdocio. Ordenado en 1973, su ascenso fue meteórico: Vicario General de Santander (1975-1993), Obispo de Orense (1997), Arzobispo de Oviedo (2002) y finalmente Arzobispo de Valencia (2009) y Madrid (2014) por designación directa del Papa Francisco.

El cardenal cántabro se ha ganado el apodo de «Don Carlos» por su talante cercano y dialogante, características que encajan perfectamente con la Iglesia «en salida» que predicaba Francisco. Su nombramiento en 2015 como miembro del XIV Consejo Ordinario de la Secretaría General del Sínodo lo situó en el círculo de máxima confianza papal.

La baraja española en el cónclave

Pero Osoro no es el único español con opciones. Juan José Omella, actual arzobispo de Barcelona, también figura entre los «papables» gracias a su alineamiento con las reformas franciscanas y su perfil moderado, muy valorado entre los cardenales progresistas.

Completan el póker de ases español Antonio Cañizares, exarzobispo de Valencia y exprefecto de la Congregación para el Culto Divino, con amplia experiencia en la curia romana; Luis Francisco Ladaria Ferrer, prefecto emérito de la Congregación para la Doctrina de la Fe, considerado una de las mentes teológicas más brillantes del Vaticano; y Ricardo Blázquez, arzobispo emérito de Valladolid, cuya dilatada trayectoria como expresidente de la Conferencia Episcopal le otorga un aura de estadista eclesiástico.

Con la Santa Sede en sede vacante, los cardenales electores (aquellos menores de 80 años) se preparan para encerrarse «cum clave» (bajo llave) en la majestuosa Capilla Sixtina, siguiendo un ritual que permanece casi intacto desde el siglo XI, cuando el Papa Nicolás II estableció este sistema para blindar la elección papal frente a las injerencias del poder secular.

El proceso, revestido de máxima solemnidad, prohíbe a los cardenales hacer campaña por sí mismos, aunque sí pueden votarse entre ellos. La elección requiere una mayoría cualificada de dos tercios y se desarrolla en tres fases meticulosamente establecidas: pre-escrutinio, escrutinio y post-escrutinio.

El mundo entero aguardará expectante la señal definitiva: el humo blanco que surge de la chimenea de la Capilla Sixtina cuando las papeletas quemadas anuncian que la Iglesia tiene nuevo Pastor.

¿Un Papa español 500 años después?

España, cuna histórica de santos, misioneros y teólogos, no ha dado un Papa reconocido desde los tiempos de Alejandro VI, el controvertido pontífice valenciano de la familia Borgia. La presencia de cinco cardenales españoles con opciones reales abre la posibilidad de que la historia dé un giro inesperado.

Los observadores vaticanos coinciden en señalar que, aunque Italia sigue dominando el colegio cardenalicio, el legado global de Francisco podría favorecer a un candidato hispano, especialmente si el cónclave se prolonga y los favoritos iniciales se bloquean mutuamente.

La cuenta atrás ha comenzado y el nombre del próximo Vicario de Cristo podría estar escrito en español.