El pacto entre JxCAT y el PSC empuja a Puigdemont a alejarse del PDeCAT y activar su nuevo partido
La Crida de Carles Puigdemont, Quim Torra y Jordi Sànchez se ha empezado a activar ya como partido. Nació como asociación, con la idea de mantener Junts per Catalunya, pero el pacto entre el PDECAT -bajo la marca de JxCAT- y el PSC en la Diputación de Barcelona -que validó el propio Puigdemont- ha llevado a sus impulsores a activar la transformación de La Crida en partido. Este mismo lunes, los asociados han recibido un correo electrónico informándoles de la creación para que se apunten en ellas.
En la comunicación que la dirección del movimiento ha mandado a sus asociados, recuerdan que La Crida “reúne personas comprometidas con hacer efectivo el mandato del 1 de octubre y conseguir la independencia del país con ideologías distintas”. Aseguran que “este conocimiento y responsabilidad son indispensables para hacer la República”.
El movimiento de Puigdemont, Torra y Sánchez llega en plena tensión entre Esquerra Republicana y Junts per Catalunya por los pactos post electorales. Una situación que afecta de rebote al Govern, donde la relación entre los dos partidos que lo conforman también es prácticamente nula. En el tiempo coincide también la necesidad de tomar partido en la investidura de Pedro Sánchez, donde la postura de los tres fundadores de La Crida y el PDeCAT es radicalmente distinta, y la inminente publicación de la sentencia del proceso separatista, que conllevará una respuesta por parte del separatismo en la que también hay diferencias sobre cómo encararla.
Sin unidad estratégica
El correo enviado este lunes por la tarde a los asociados de La Crida -muchos ellos afiliados también al PDECAT-, es la constatación de que la unidad estratégica del independentismo está completamente resquebrajada. Puigdemont y Torra son los dos líderes políticos del separatismo que más reclaman esa unidad que ahora ellos mismos se encargan de volver a romper, tomando distancias con el Partit Demòcrata y Junts per Catalunya, cuya marca es propiedad del PDeCAT y dificulta a los tres impulsores de La Crida continuar usándola en futuras contiendas electorales ante las diferencias y desavenencias con los dirigentes del partido.