Montero evita culpar a los talibanes por las «violaciones de derechos de las mujeres» en Afganistán
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La ministra de Igualdad, Irene Montero, que presume de defensora de los derechos femeninos, ha decidido interrumpir sus vacaciones y dedicarle unos minutos al drama de las mujeres afganas. «Las mujeres afganas llevan décadas viendo sus derechos fundamentales vulnerados», ha tuiteado la ministra desde la comodidad de su sofá. Pero lo más grave es cómo la ministra desprecia el papel fundamental que han jugado las fuerzas militares en la defensa de los derechos de la mujer en Afganistán: «Una violación de Derechos Humanos que ahora se ve duramente agravada. Ninguna intervención militar ha servido para evitarlo», dice la inquilina de Galapagar.
Montero enmarca «la conquista» de derechos femeninos de Afganistán en las propias mujeres afganas. Como si las fuerzas internacionales que han mantenido a raya a los talibanes durante los últimos 20 años no hubieran tenido nada que ver. Montero echa balones fuera y decide secundar el discurso de culpar a las fuerzas extranjeras de todos los males de Afganistán. Y para ello le da la espalda de la forma más cruel a esa lucha feminista que dice defender. Durante los últimos 20 años, las potencias europeas y Estados Unidos han permitido, con su ayuda y protección, que las mujeres afganas conquisten cotas de libertad totalmente impensables bajo la losa de la Sharía, la ley islámica que permite, entre otras tantas aberraciones, cortar los dedos a la mujer si lleva las uñas pintadas.
Durante estos últimos 20 años, las mujeres afganas han podido estudiar, trabajar, viajar, ir a la peluquería, vestir como quieran, pintarse las uñas, maquillarse, andar solas por la calle… Y han podido hacer todas esas cosas sin miedo a que les castiguen o maten precisamente por la presencia en el país de las misiones internacionales. Todos esos derechos, por comunes que puedan parecernos en occidente, han sido conquistados gracias a las armas, el dinero y el sacrificio de las potencias occidentales.
Ahora, sin esas intervenciones militares que Montero tacha de ineficaces, los talibanes comenzarán a recuperar todas aquellas parcelas de poder que habían perdido durante las últimas dos décadas. Su discurso actual es el de moderación y respeto, pero no hay nadie con dos dedos de frente en este planeta que se crea las palabras del portavoz talibán. El terror ha llegado a Afganistán y aunque, por ahora, no muestra su cara más terrible, es cuestión de tiempo que lo haga. Eso sí, seguramente en Occidente no nos enteraremos de todo lo que suceda porque, al igual que pasó con el Estado Islámico, Afganistán se convertirá en un agujero negro del que la información saldrá a cuentagotas.
Establecer vías de entrada legales y seguras y agilizar la acogida es indispensable para proteger a las mujeres y niñas afganas. La política migratoria orientada al cumplimiento estricto de los Derechos Humanos y la referencia en Naciones Unidas es fundamental.
— Irene Montero (@IreneMontero) August 18, 2021
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