España
HOY RESPONDE / 28M

M. J. Catalá: «Valencia vive con Joan Ribó un proceso decadente de barcelonización a lo Ada Colau»

"Ribó trabaja sólo de 8 a 2. Ni por la tarde ni en fin de semana. Eliminaré sus chorradas de bautizos civiles y reinas magas en Navidad"

"Valencia está sucia, descuidada, insegura, llena de burocracia y sin atractivo fiscal para invertir frente a Madrid y Andalucía"

"Reactivaré las obras del Nuevo Mestalla del Valencia CF y acabaré el proyecto de Valencia al mar"

Vea completa la entrevista de María José Catalá en Hoy Responde

«Valencia vive con Joan Ribó un proceso decadente de barcelonización como el de Ada Colau». Lo dice María José Catalá, candidata del PP a la alcaldía de Valencia. En una entrevista a Hoy Responde de OKDIARIO, Catalá acusa a Ribó de querer convertir Valencia «en esa Barcelona decadente que, con Colau, ha llegado a ser insegura, sucia y poco atractiva para la actividad económica». «Valencia está sucia y descuidada, con un problema bastante grave de poda, ajardinamiento y aseo urbano. La gente se queja, en cualquier barrio, de la limpieza y la seguridad con tasas de criminalidad superiores a la media de la provincia, de la Comunidad y de España. Y, sobre todo, se quejan de la imagen de una ciudad a la que siempre le ha preocupado su aseo urbano, su limpieza y su seguridad».

Catalá describe la nefasta gestión del alcalde Joan Ribó, de Compromís (el partido de Mónica Otra) y de su «comparsa» (así la llama) la vicealcaldesa del PSOE, Sandra Gómez: «Somos una de las capitales de España con los impuestos más altos y hemos dejado de ser competitivos. Hemos dejado de ser atractivos fiscalmente. Los inversores se van a Madrid o Andalucía». A ello, une la burocracia: «Hay 3.500 licencias guardadas y paralizadas en cajones. Conseguir una licencia urbanística está costando dos años y uno la de actividad para iniciar un negocio». Ribó ha convertido Valencia en un infierno para emprender una actividad. «Debemos ser receptivos a grandes acontecimientos y a grandes inversores. Hay que remontar las cifras de paro juvenil y paro femenino».

Joan Ribó, el alcalde pancatalanista de Valencia, eso sí, tiene un récord: «En 8 años ha hecho 14 proyectos de vivienda pública. Sólo 14 en 8 años. A dos por año en una ciudad como Valencia». Un problema -dice- Catalá que abordará con urgencia: «Nuestros jóvenes se van porque no encuentran vivienda».

Todo ello, dice, desnuda la incoherencia de la izquierda. Como el hecho de que Joan Ribó y Sandra Gómez no hayan criticado la ley del sólo sí es sí y hayan votado en contra de condenarla en el pleno municipal: «Nada de nada. La izquierda feminista y progresista se ha quedado muda ante esto y no tiene opinión». Como tampoco la tiene Ximo Puig, el presidente socialista del tripartito con Compromís y Podemos en la Generalitat: «Puig no tiene opinión cuando le pregunto en Les Corts. Y del caso Azud tampoco tiene opinión». María José Catalá es también portavoz del PP en el parlamento regional.

Dice la candidata del PP que a Joan Ribó no le preocupa la deuda, ni las facturas de años sin pagar, atrasadas en el ayuntamiento, sino, solo «enchufar en vena» dinero público a entidades separatistas partidarias de los Països Catalans, proyecto que Compromís comparte: «Sólo miran al norte. Trabajan para los separatistas y los independentistas. Han sometido Valencia a entidades catalanistas como un rodillo que pasa por encima de los sentimientos de los valencianos». Y denuncia que Valencia ha perdido la Copa América «porque Joan Ribó prefería que la tuviera Barcelona». O denuncia que, mientras Ribó bloquea la ampliación del puerto de Valencia, su colega de Compromís en el Congreso, Joan Baldoví, vota a favor de la ampliación del puerto de Barcelona.

María José Catalá describe a un alcalde Joan Ribó bastante compatible con lo que tradicionalmente es un vago: «Ribó trabaja de 8 a 2 y nunca trabaja por las tardes ni los fines de semana». Y también habla de él como un hombre «apático, con desgana y desidia que evita estar en los grandes actos públicos de promoción de la ciudad». Catalá suprimirá ipso facto si es alcaldesa el 28M, las «chorradas y tonterías ideológicas» de Ribó y su «comparsa» socialista. A saber, la cabalgata de reinas magas que hace en Navidad. Tal cual. También, los bautizos civiles que acaba de inventarse.

María José Catalá se ve alcaldesa. Las encuestas dan mayoría de gobierno al PP y Vox: «Tengo buena relación con Pepe Gosálbez (Vox) y Fernando Giner (Cs), pero aspiro a tener una mayoría amplia para tener un gobierno eficiente que resuelva con agilidad los problemas de Valencia». Catalá dice que en su lista habrá «incorporaciones importantes» con «talento» externo al PP. Lean ustedes Ciudadanos y, quizá, su portavoz Fernando Giner, como Carlos Mazón acaba de fichar a la ex portavoz naranja en Les Corts, Ruth Merino: «Yo no estoy haciendo una lista electoral. Hago un equipo de gobierno serio de personas diligentes y preparadas para estar al frente de esta ciudad». «Fernando Giner es una persona extraordinaria. Hemos trabajado mucho y compartido muchas cosas y muchos momentos. No tengo inconveniente en incorporar talento. Yo busco talento. Ciudadanos está en una situación compleja y las personas que están aún tienen que tomar decisiones y definirse».

María José Catalá es consciente de lo que Carlos Mazón y Alberto Núñez Feijóo se juegan en la ciudad de Valencia: «Si se gana la ciudad de Valencia, hay muchas posibilidades de ganar la Comunidad Valenciana y sólo ganando en la Comunidad Valenciana es posible ganar el gobierno de España».

Catalá se compromete a reactivar en la próxima legislatura las obras del Nuevo Mestalla del Valencia CF y a completar el proyecto «del PP» de Valencia al mar por el antiguo cauce del río Turia donde está la Ciudad de las Artes y las Ciencias o el Oceanográfico.

Es la Valencia heredada de Rita Barberá «con los nuevos retos de una época nueva», dice. «Desde Rita Barberá, no ha pasado nada bueno en Valencia». Y en la recuperación de su memoria manchada por la izquierda y la indolencia de un PP que no supo defenderla hasta dejarla abandonada, Catalá promete que la hará alcaldesa honoraria y perpetua de la ciudad y que el Puente de las Flores «que ella tanto cuidaba» llevará su nombre. Y entona el mea culpa: «Nos equivocamos. Fue un contexto complicado y complejo con mucha presión. Con Rita no se actuó bien. Y estos años nos han servido para tomar nota y no soportar más ni tolerar las presiones de la izquierda y, mucho menos, de la izquierda mediática. Y para aprender a defender a los nuestros, que es lo más importante, frente a los ataques de una izquierda mezquina que no sabe ganar elecciones en las urnas sino en el barro».