España
Crisis diplomática con Marruecos

Interior prohíbe ahora devoluciones ‘en caliente’, ni siquiera de quien quiera regresar voluntariamente

Los efectivos policiales desplegados en la ciudad autónoma reciben nuevas órdenes una semana después del asalto a la frontera

Las presiones desde dentro del Gobierno a la gestión del Ministerio del Interior han hecho mella en las decisiones de Fernando Grande-Marlaska sobre la gestión policial de la crisis

  • Alfonso Egea
  • Jefe de Investigación en OKDIARIO. Anteriormente fui responsable de la sección de Actualidad y Sucesos en Espejo Público, en Atresmedia. He publicado cuatro libros y actualmente colaboro en programas de televisión en Mediaset y en Telemadrid. Agradecido por tener el reconocimiento de la Policía Nacional de Madrid y la medalla al mérito de la Guardia Civil.

Cuando hace una semana el flujo de personas que atravesaba la frontera entre Marruecos y España se hizo incontrolable, se tomaron dos decisiones desde el Ministerio del Interior que han perseguido al ministro Fernando Grande-Marlaska hasta que se ha visto obligado a rectificar. Más de 4.000 personas fueron devueltas ‘en caliente’ en la misma valla fronteriza. Un método de urgencia para atajar la enorme brecha abierta en una de las entradas a España desde África. Durante días, desde diferentes sectores y sobre todo en el seno del propio Gobierno, la decisión de practicar estas devoluciones por parte de Interior ha sido abiertamente criticada y en menos de una semana ya hay nuevas órdenes en Ceuta.

A partir de ahora no habrá devoluciones si no se tramitan por el conducto habitual de expediente de expulsión. De hecho, las fuentes consultadas por OKDIARIO, aseguran que «no se puede expulsar a nadie sin la tramitación del correspondiente expediente. Vamos ni siquiera se permite que los adultos que quieran regresar de manera voluntaria lo hagan si no se les expulsa de manera oficial». Se acabaron las devoluciones inmediatas, por ahora, y también por orden de Interior.

La imagen de los militares colocando alambre de espino en el espigón que sostiene la valla de Ceuta con Marruecos mientras los policías y guardias civiles sacaban del agua a personas que trataban de entrar a España para llevarlos sin contemplaciones hasta la puerta de la valla ha sido duramente criticada por determinados sectores. Organizaciones humanitarias criticaron que se tomara esta decisión ya que la devolución inmediata implica que se devuelve igualmente a todos los inmigrantes ilegales.

Ese fue el primer error visible de una decisión precipitada, creer que todos los expulsados eran marroquíes. Sin duda, la inmensa mayoría de personas que atravesaron la frontera lo era, pero quedó patente la presencia de inmigrantes ilegales subsaharianos a los que nadie preguntó su procedencia durante el lapso en el que el ministro Marlaska renunció a respetar una legislación defendida por él en persona en innumerables ocasiones.

La «firmeza» duró una semana

Pero las críticas que más han calado sin duda han sido las provenientes del propio gobierno de coalición. En lo peor de la crisis, el martes pasado, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se dirigió a todos los españoles para mostrar “firmeza” y garantizar “la devolución inmediata de todo aquel que haya entrado ilegalmente en Ceuta y en Melilla”. Fernando Grande – Marlaska firmó debajo de lo dicho por Sánchez y reiteró la misma idea en sus comparecencias públicas.

Han pasado siete días y la Policía y la Guardia Civil de Ceuta tienen ya órdenes contradictorias con la firmeza y la devolución inmediata. Algo pueden tener que ver las declaraciones de la ministra y futura líder de Podemos, Ione Belarra, que después de los grandilocuentes discursos de Sánchez y Marlaska dijo en voz alta que lo que su formación política esperaba de este Gobierno era “el respeto de los derechos humanos”, en referencia a las devoluciones practicadas por Interior.

A ese aviso a navegantes se sumó una de las vicepresidentas del Gobierno de Sánchez, Yolanda Díaz, quien les recordó al presidente y al ministro del Interior que las personas que habían entrado ilegalmente en Ceuta merecían “el cumplimiento de la normativa internacional porque se trata de personas, de derechos humanos”.

El paso de los días ha aligerado sin duda la presión que sobre Ceuta estaba aplicando la entrada multitudinaria en cuestión de horas de miles de personas. Existe un baile de cifras muy llamativo, porque mientras la Delegación del Gobierno habla de 8.000 personas devueltas a Marruecos, al mismo tiempo cifra en 1.500 la cifra de menores no acompañados en la ciudad.

Sin embargo, las fuentes consultadas por este diario desconfían de los datos oficiales, básicamente porque se trata de fuentes que han gestionado de forma directa y presencial esta crisis en la ciudad autónoma. Estos informadores creen que la cifra más real de personas que entraron a Ceuta estará entre 10.000 y 12.000 personas y que de estas quedan todavía varios cientos, seguramente más de un millar, en las calles de la ciudad.

Hay otros datos, sin embargo, que por su objetividad no admiten discusión sobre la gravedad de la situación en Ceuta. Los menores llegados en esta crisis a la ciudad autónoma, 1.500, triplicaron en cuestión de horas la cifra de menores no acompañados llegados a toda España en 2021, poco más de 500.

Hay algunos que tratan a diario de colarse en los bajos de camiones y vehículos para intentar llegar a los barcos que viajan hacia la Península. Otros se ocultan en las lomas cercanas a la valla perimetral pero lejos del paso fronterizo a la espera de una nueva catarsis que les permita moverse en alguna dirección.