Génova ofrece cambios mínimos en la elección de sus líderes para cerrar el debate de las primarias
Génova no ha abierto aún la negociación con el PP de Madrid sobre el sistema para la elección del presidente del partido. La enmienda presentada por Cristina Cifuentes cuestiona la fórmula de ‘doble vuelta’ de la dirección-que abre a los afiliados la elección de los pre-candidatos pero mantiene que la decisión final corresponda a los compromisarios-y defiende la propuesta de ‘un militante, un voto’.
A la sede nacional del PP han llegado hasta el lunes-día en que expiró el plazo- 4.000 enmiendas que corrigen, matizan o complementan las cinco ponencias que el partido discutirá en su XVIII Congreso. Como era previsible, es la de Estatutos, que coordina el vicesecretario de Organización Fernando Martínez-Maillo, la que ha recibido mayor atención de los compromisarios: hasta 1.300 se refieren a ella, y entre ellas, la de los populares madrileños.
A partir de ahora empieza un esfuerzo titánico. Cada uno de los ponentes habrá de negociar una a una esas enmiendas a fin de incorporar o no las correspondientes correcciones. Desde la dirección nacional admiten no haber hablado con el PP de Madrid sobre las posibilidades de un acuerdo, que no se descarta. Eso sí, siempre sobre la base de la fórmula propuesta por la dirección, lo que en la práctica implica rechazar de plano el sistema de Cifuentes.
Vía del ‘candidato único’
Entre las posibles opciones para cerrar este debate, que sin duda incomoda en Génova, está la de ampliar el poder de los afiliados en la vía del ‘candidato único’. La fórmula firmada por Maillo establece que si en esa primera votación de afiliados uno de los pre-candidatos obtiene una «mayoría reforzada», esto es, más del 50 por ciento de votos, el mismo porcentaje en al menos 30 de las 60 circunscripciones electorales y una diferencia de 15 puntos sobre el segundo saldría elegido como único candidato. En la práctica serían los afiliados los que habrían decidido a su líder.
«Sirve especialmente para impedir que los compromisarios puedan rebatir a los afiliados», consideró Maillo en la presentación de la fórmula que, de ser aprobada, se aplicará en los próximos congresos regionales y provinciales.
La solución pasaría por modificar el umbral fijado para ser considerado ‘candidato único’ y que, en la práctica, resulta muy exigente.
El sistema establecerá dos urnas en las sedes de toda España: los afiliados inscritos votarán en una urna a los candidatos y en otra, a los compromisarios que les representarán en el Congreso. Como norma general, pasa a la segunda vuelta los que hayan obtenido más del 10 por ciento de los votos emitidos.
En cualquier caso, el sistema jamás será de primarias. En la dirección del PP se insiste en las experiencias de otros partidos, como PSOE o Podemos, para determinar que esa fórmula es cuestionable. Defienden, además, que su sistema es «perfectamente democrático».
El de las primarias es, no obstante, un debate nunca zanjado en el PP. Y tampoco lo será en esta ocasión. Aunque las voces a su favor han acallado bastante, todavía quedan territorios combativos, como Madrid o la Comunidad Valenciana, que reclaman una mayor participación de la militancia.
El nº 2 de Aguirre presenta su enmienda
Por su parte, Íñigo Henríquez de Luna, portavoz adjunto del Grupo Municipal Popular que dirige Esperanza Aguirre, ha presentado también sus enmiendas para el congreso del PP. Apuesta por que haya primarias para la elección de candidatos electorales a nivel nacional, regional y en municipios con más de 20.000 habitantes y plantea que las listas perdedoras que obtengan al menos un 10% de los votos en la primera vuelta tengan derecho a estar representadas en los comités ejecutivos nacional o regional.
Henríquez de Luna quiere que, tanto en la primera vuelta como la segunda, sean los militantes del PP quienes elijan a su presidente. Como nota diferencial a la enmienda de Cifuentes, la mano derecha de Aguirre apuesta por que en la segunda vuelta sólo participen los dos candidatos más votados en la primera.