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Prostitución

Fuego amigo contra Irene Montero: feministas estallan por «haber dejado tiradas en la calle a las prostitutas»

Irene Montero acaba de encontrar un inesperado enemigo. Colectivos feministas se han organizado para poner el grito en el cielo por la gestión de la ministra en el tema de la prostitución. Critican que, en contra de lo que prometía, se está olvidando de las mujeres que ejercen esta actividad y está optando por enfoques punitivistas que ella misma rechazaba. Lamentan que durante el estado de alarma la única medida que tomó fue el cierre de los clubs de alterne que, en muchas ocasiones, son el único techo con el que cuentan estas personas.

El grupo Abrir Brecha, muy vinculado a la órbita de Unidas Podemos y en particular de los Anticapitalista que lideran Teresa Rodríguez y Miguel Urbán, han celebrado esta semana un evento titulado «Prostitución en tiempos de Covid. Feminismos, prostitución, estigma y pandemia».

En dicho encuentro telemático, la moderadora, la activista Sara Outeira, ha comentado del cierre de los clubs. Ha denunciado «las implicaciones directas que tiene en el cierre de los 1.600 clubs que existen en todo el Estado». «Son unas 600.000 mujeres, muchas de ellas sin alternativas económicas, muchas de ellas con hijos e hijas y otros familiares a su cargo. Todas ellas sufren un desamparo institucional que las deja atrás», lamenta.

«Desamparo institucional»

Por su parte, una prostituta llamada Seisei, nacida en Barcelona y con estudios superiores, ha alzado la voz también para denunciar esta situación. Considera que ella es una privilegiada pero que muchas otras lo tienen más difícil. Expone que lleva seis años como «trabajadora sexual» y acepta que su perfil es minoritario. Muchas prostitutas son mujeres inmigrantes que por su situación irregular no pueden permitirse dar la cara.

«Tras un proceso de migración que fue muy duro, muy difícil, no encuentran la ayuda de las instituciones para poder conseguir un trabajo formal. Con todo este panorama, ¿qué es lo que decidió la señora Irene Montero? Pues cerrar todos los clubs, que en muchas ocasiones son la única vivienda posible de estas personas que no pueden acceder a una propiedad por su situación legal», ha relatado.

Seisei destaca que estas mujeres «no tienen una red aquí» que les dé ayuda. «Durante el confinamiento muchos clubs cerraron por la orden de Irene Montero a las comunidades autónomas. Entonces estas mujeres se quedaron en la calle, otras encerradas, algunas sin comida, sin luz y sin agua. En las noticias vimos a mujeres bebiendo agua de un pozo de agua estancada, totalmente insalubre», agrega. En este sentido, denuncia que «la señora Irene Montero era completamente conocedora de que esto iba a pasar pero no se le ocurrió otra cosa que hacer».

Irene Montero en la sala de prensa del Palacio de La Moncloa. (Foto: Moncloa)

Por otra parte, Seisei lamenta que el Ministerio de Igualdad está trabajando en una Ley que perjudicará sobremanera a estas mujeres. «Va a sacar una ley llamada de libertades sexuales, que tendríamos que discutir mucho qué es ese término. Lo que va a conseguir es que se persiga a estas mujeres», lamenta esta prostituta.

«Persecución»

Considera que la ministra de Igualdad pondrá trabas a «las personas que nos alquilan un hogar donde hacer nuestro trabajo porque van a ser perseguidos por considerarles proxenetas».»Ya lo tenemos difícil para tener una vida digna, todo el colectivo en general, por no ser reconocidas como trabajadas, más si somos migrantes, y ahora llega esto», apunta.

«¿Qué va a conllevar todo esto? ¿Va a conllevar que el Ministerio de Igualdad estará vigilando a todos los propietarios de todas las inmobiliarias para que no alquilen un piso a una trabajadora sexual?, ¿el Ministerio de Igualdad va a estar vigilando todos los hombres para que no consuman servicios sexuales?», se preguta esta prostituta con escepticismo.

A continuación, lamenta que cree que «la Policía va a estar vigilando a las trabajadoras sexuales». En esta línea, dice que a las mujeres inmigrantes sin papeles será especialmente duro esta persecución. «A mí como trabajadora sexual blancas ya me parece muy molesto y me enfada bastante. Pero será aún peor para trabajadoras extracomunitarias en situación irregular. Más que molesto les será terrorírico», valora Seisei. «Esa vigilancia puede conllevar muchas repercusiones, que te quiten a tus hijos, que tu entorno te descubra y te ataque. En ningún momento el punitivismo y la vigilancia policial va a resolver este tema», concluye.