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Tribunales

La Fiscalía pide 56 años de cárcel para la familia del dictador sirio Al Assad por blanquear 695 millones en España

El escrito de acusación es la historia de cómo los Assad han destrozado Siria y la han expoliado sin piedad durante décadas

La Fiscalía de la Audiencia Nacional ha solicitado penas que suman 56 años de prisión para Rifaat Al Assad, tío del actual presidente de Siria, Bashar Al Assad, y su familia por presuntamente blanquear 695 millones de euros en España. Un dinero procedente del expolio del país asiático a través del contrabando desde Líbano, el tráfico de obras de arte con un «expolio sistemático del patrimonio histórico de Siria»”, la usurpación y venta de propiedades y el tráfico de drogas. Así, la Fiscalía pide ocho años para Rifaat Al Assad y seis para cada uno de los miembros de su familia, entre ellos varios de sus hijos y su esposa Raja.

El escrito de acusación es la historia de un país. Es la historia de cómo una familia, los Assad, han destrozado Siria y la han expoliado sin piedad durante décadas. De hecho, Rifaat Al Assad tiene otro procedimiento abierto en Francia por blanqueo.

Allí, entre otras propiedades, el que fuera vicepresidente para asuntos de seguridad cuando su hermano era presidente, compró varias propiedades como un palacete en el centro de París valorado en más de 3,2 millones de euros. También posee la mayor finca de Inglaterra tras Buckingham Palace con tres plantas y 65 habitaciones, valorada en 32 millones de libras, un boeing con capacidad para 180 personas y un sinfín de joyas, coches y yates.

En el caso de España, la Guardia Civil y el fiscal han determinado que Rifaat Al Assad acumuló, entre los años 1986 y 2005, un total de 507 propiedades valoradas en 695 millones de euros. Entre dichas propiedades destacan las 244 plazas de garaje que compró de una sola vez en 1986, así como la urbanización Andal de Puerto Banús, Málaga, donde posee prácticamente todas las casas.

Para conseguir blanquear todo el dinero, el ahora procesado utilizó una serie de sociedades offshore radicadas en Bahamas, Gibraltar (donde se han localizado 29 sociedades), y Barbados entre otros países. Según el fiscal, «las sociedades carecen de vida societaria real, y los administradores nominales no realizan acto alguno de gestión sin consultar al acusado, que es quien toma todas las decisiones». El entramado societario es de tal calibre que le habría permitido blanquear miles de millones de euros.

Historia de un expolio

Pero toda historia tiene un principio, y esta comienza mucho antes de que el actual dictador sirio Bashar Al Assad llegara al poder. En este caso, el fiscal del caso explica que el miembro del partido Baaz en Siria Rifaat participó junto a su hermano Hafed en el golpe de Estado de 13 de noviembre 1970, que le dio el poder a este último, «obteniendo el acusado una posición muy importante dentro del régimen sirio como vicepresidente para asuntos de seguridad, pues controlaba los servicios de información y era jefe de las llamadas brigadas de defensa, cuya función era la defensa del régimen baazista, especialmente, frente a levantamientos de origen yihadista».

Rifaat Al Assad organizó y dirigió un grupo paramilitar llamado la Sabiha, cuyo objeto era la detención irregular de opositores al régimen y su posterior desaparición, sirviendo también para el secuestro y la extorsión. Utilizando los instrumentos que el régimen puso a su disposición como vicepresidente, el acusado, que no procedía de una familia rica, «comenzó una sistemática campaña de enriquecimiento por medios irregulares basado en cuatro ejes, que duró al menos hasta el año 1984».

Esos ejes eran, por un lado, el contrabando desde el Líbano. Como Estado de economía centralizada y con control de las importaciones, la entrada de productos extranjeros era muy restringida. Rifaat al Assad, «valiéndose de su posición, controló la ruta de acceso y comunicación entre Líbano y Siria, obteniendo un porcentaje sobre el valor de todos los objetos y bienes que entraban de manera irregular en el país, sin control aduanero, para ser vendidos posteriormente en el mercado negro».

Como segundo eje estaba el tráfico de obras de arte. «Prevaliéndose de su control sobre las brigadas de defensa y de las fuerzas irregulares (Sabiha), organizó un expolio sistemático del patrimonio histórico de siria, patrocinando excavaciones arqueológicas irregulares y vendiendo en clandestinamente lo así obtenido. Utilizaba un puerto privado cercano a Latakia para sacar las mercancías del país». Por último, para enriquecerse también se valió de usurpación y venta de propiedades usurpadas y el tráfico de sustancias estupefacientes, fundamentalmente, hachís.

En el año 1983, el hermano de Rifat, Hafed, sufrió una grave enfermedad. Sin embargo, no tuvo en cuenta a Rifat para formar parte del comité que debía regir Siria durante su enfermedad.  En esas circunstancias, apoyado por fuerza militar a sus órdenes, el acusado intentó hacerse con el poder y desplazar a su hermano, sin conseguirlo, pues fue su hijo Bashar Al Assad quien le sucedió en el cargo.

Una vez restablecido Hafed, le obligó a marchar al exilio, a cambio de entregarle dinero suficiente para él y los suyos. Así, pretextando un viaje oficial a Moscú en el año 1984, donde permaneció cerca de cuatro meses acompañado de 200 personas, salió de Siria, acabando en Francia tras una estancia intermedia en Suiza.

Como parte del trato, el entonces presidente, Hafez Al Assad, dispuso del equivalente a 214 millones de dólares de la época con cargo al presupuesto de la presidencia siria. Asimismo, simulando un aumento de las importaciones procedentes de Libia, consiguió que este país anticipara dinero para financiar el exilio del acusado, siendo su pago con cargo al presupuesto sirio y obligación de devolución posterior. El importe se ha estimado en 100 millones de dólares de la época.

El total de dinero de origen ilícito recibido por el tío de Bashar Al Assad, por diversas procedencias ha sido estimado por la oposición siria en alrededor de 4.000 millones de dólares de la época.