España

Felipe VI advierte que la secesión llevaría a Cataluña al «empobrecimiento y el aislamiento»

El Rey Felipe VI ha advertido hoy que el proyecto independentista de Artur Mas conduciría a Cataluña «a la decadencia, al empobrecimiento y al aislamiento».

Frente a la amenaza de ruptura de la unidad de España, el monarca ha apelado a la defensa de valores como «el entendimiento, la convivencia y la concordia en democracia y libertad». Porque, ha añadido, «respetar nuestro orden constitucional es defender la convivencia democrática aprobada por todo el pueblo español».

«Respetar nuestro orden constitucional es defender la convivencia democrática, es defender los derechos y libertades de todos los ciudadanos»

Felipe VI ha pronunciado estas palabras durante el tradicional discurso de Navidad –el segundo de su Reinado– que este año ha tenido un escenario muy especial, cargado de simbolismo: el Salón del Trono del Palacio Real.

Si el año pasado dedicó la parte central de su discurso a denunciar con firmeza la corrupción y a reclamar ejemplaridad a los responsables públicos, este año ha centrado su intervención en el más grave desafío que afronta la democracia: el intento de ruptura de la unidad de España, en un momento de especial incertidumbre tras las elecciones generales del pasado 20 de diciembre.

El legítimo orgullo de «una gran nación»

Por este motivo, Felipe VI ha animado a los españoles a «desterrar los enfrentamientos y los rencores; y sustituir el egoísmo por la generosidad, el pesimismo por la esperanza y el desamparo por la solidaridad», para hacer frente juntos a los grandes retos del futuro.

Al iniciar su discurso, el monarca ha reconocido que no era casual la elección del Palacio Real para dirigirse a los españoles, ya que este escenario «es un símbolo de nuestra historia que está abierto a todos los ciudadanos que desean conocer y comprender mejor nuestro pasado, siglos y siglos de nuestra historia común».

En este sentido, ha destacado la necesidad de conocer nuestra historia, para aprender de sus errores, y ha proclamado el legítimo orgullo de sentirse español: «Ser y sentirse español, querer, admirar y respetar a España, es un sentimiento profundo, una emoción sincera, y es un orgullo muy legítimo», ha proclamado.

El orgullo de pertenecer a «una gran nación, definida por una cultura que ha traspasado tiempos y fronteras, por las artes y por una literatura universal».

No repetir los errores del pasado

Ahora, «es más necesario que nunca reconocernos en todo lo que nos une», ha añadido en su intervención, «es necesario poner en valor lo que hemos construido juntos a lo largo de los años con muchos y grandes sacrificios, también con generosidad y enorme entrega».

Felipe VI ha recalcado que uno de los grandes valores de la nación española es también su diversidad: la riqueza aportada por las distintas lenguas cooficiales y el reconocimiento del autogobierno a las distintas «nacionalidades y regiones». Pero la base de todo ello, ha añadido, es «el respeto a la voluntad democrática de todos los españoles, expresada a través de la Ley, el fundamento de nuestra vida en libertad».

Tras recordar que la soberanía nacional recae en las Cortes españolas, y es indivisible, Felipe VI ha advertido que «la ruptura de la Ley, la imposición de una idea o de un proyecto de unos sobre la voluntad de los demás españoles, sólo nos ha conducido en nuestra historia a la decadencia, al empobrecimiento y al aislamiento. Ése es un error de nuestro pasado que no debemos volver a cometer».

Se trataba de su principal mensaje dirigido al presidente en funciones de la Generalitat, Artur Mas, quien tras las elecciones autonómicas del 27S anunció la puesta en marcha de su plan secesionista e impulsó una declaración institucional en la que el Parlament anuncia su voluntad de desobedecer las leyes españolas y las resoluciones de los tribunales.

La Nación, por encima de todo

Frente a los intentos de separar a los ciudadanos y quebrar la Ley, Felipe VI ha defendido una «auténtica y generosa voluntad de entendimiento entre todos los españoles, un sincero espíritu de reconciliación y superación de nuestras diferencias históricas y un compromiso de las fuerzas políticas y sociales con el servicio a todo un pueblo. Los intereses generales de la Nación», ha insistido, «deben estar siempre por encima de todo».

El monarca apelaba así al espíritu de concordia que caracterizó a la Transición, al afirmar que «hace décadas el pueblo español decidió, de una vez por todas darse la mano y no la espalda».

Pero Felipe VI ha querido enviar también a los ciudadanos, en su segundo Discurso de Navidad, un mensaje de «serenidad, tranquilidad y confianza en la unidad y continuidad de España», desde la convicción de que se impondrá «la primacía y defensa de nuestra Constitución».

Y se ha mostrado convencido de que se cumplirá este objetivo no sólo desde el respeto a las leyes, sino también apelando al «contraste sincero y leal de las opiniones, el respeto a la realidad de nuestra historia y a la íntima comunidad de afectos e intereses entre todos los españoles», que constituye la base del «espíritu constitucional» de 1978.

El monarca ha concluido su discurso con este mensaje de confianza en el futuro pues, ha señalado, «España tiene una resistencia a la adversidad, una capacidad de superación y una fuerza interior mucho mayor de lo que a veces pensamos». Una fuerza que, a su juicio, reside en el coraje, el carácter y el talento de los españoles, reflejados en «nuestra forma de vivir y de entender la vida».

Como ya hiciera el año pasado, Felipe VI ha deseado a todos los españoles una «Feliz Navidad» en castellano, euskera, catalán y gallego.