Un escenario cargado de simbolismo

Palacio Real
El Palacio Real de Madrid, situado en la Plaza de Oriente

La Casa Real ha cuidado hasta el último detalle la puesta en escena del discurso de Nochebuena del Rey Felipe VI, en un momento especialmente delicado de la vida política: tras unas elecciones generales que abren un futuro más incierto que nunca y con un presidente en funciones de la Generalitat, Artur Mas, que pretende llevar hasta el final su proyecto de ruptura de España.

Quizá por ello, Felipe VI ha revestido este año su discurso con la solemnidad institucional del Salón del Trono del Palacio Real, que simboliza el peso histórico de la Monarquía y sus raíces en la memoria colectiva de los españoles. Un escenario que también ha estado estrechamente ligado a la trayectoria del propio Felipe VI, en actos como la boda con la Reina Letizia y su proclamación como Monarca.

El discurso navideño de 2014 era especialmente importante para el Rey, ya que era la primera ocasión en la que se dirigía a los españoles en la tradicional cita de Nochebuena. Por ello, la Casa Real optó por transmitir una imagen de cercanía y proximidad. Felipe VI apareció en una estancia íntima del palacio de La Zarzuela rodeado de detalles familiares. Sobre una mesa, dos retratos: uno con la Reina Letizia y otro del matrimonio, junto a sus hijas, Leonor y Sofía. Tras el monarca, un árbol de Navidad iluminado en los jardines de La Zarzuela.

Una puesta en escena muy distinta a la de este año, que ha apostado por la carga simbólica de la majestuosa arquitectura del Palacio Real. Pero la Casa Real da un paso más, en su intento de modernizar el mensaje que llega a los ciudadanos. Frente a la imagen estática de los discursos que su padre, el Rey Juan Carlos I, protagonizó durante años, esta vez Felipe VI ha mostrado un aspecto más dinámico, sin por ello eludir en sus palabras la gravedad de la situación política actual.

 

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