Estás conmigo, o contra mí
Dice Pérez Reverte que «en España parece inconcebible que alguien no milite en algo y, en consecuencia, no odie cuanto quede fuera del territorio delimitado por ese algo. Reconocer un mérito al adversario es para nosotros impensable, como aceptar una crítica hacia algo propio. Porque se trata exactamente de eso: adversarios, bandos, sectas viscerales heredadas, asumidas sin análisis. Odios irreconciliables. Toda discrepancia te sitúa directamente en el bando enemigo. Sobre todo en materia de nacionalismos, religión o política, lo que no toleramos es la crítica, ni la independencia intelectual. O estás conmigo, o contra mí. O eres de mi gente -y mi gente es siempre la misma-, o eres cómplice de la etiqueta que yo te ponga.»
La obsesión por anular al otro está empezando a dar sus frutos. Lo estamos viendo diariamente en la calle y en los medios, parece ser que si eres del Real Madrid, creyente, patriota, vives la cultura y te gustan la Legión y los toros, y optas por una educación concertada o privada, siento decirte que no vas por buen camino. Ahora, para estar a la última, hay que ser del Barça, de la ‘Roja’, ateo, antipatriota, antitaurino y antieducación concertada o privada. Nos estamos dejando meter en un «paquete de todo incluido». ¿Por qué no puedo ser creyente y ser antitaurino? O ¿por qué no puedo ser ateo y ser patriota? ¿Cómo se puede estar a favor del aborto y ser antitaurino? Por otra parte, cuando se habla de derechos de los animales ¿a qué especies se refieren? ¿Sólo a los perros, los gatos y los toros, o también a las gallinas, perdices, cigalas, ratas o cucarachas? ¿Quién tiene autoridad para decidir qué especies pueden ser exterminadas y cuáles otras deben ser defendidas incluso contra sus defensores? ¿Alguien ha caído en la cuenta de que la desaparición de la fiesta de los toros supone la extinción del toro de lidia?
Nuestra sociedad baila al son que dice el político o periodista «famoso» de turno, vendedores de humo que hablan y hablan, consiguiendo que, sobre todo, la juventud relacionemos las aficiones o los gustos con una ideología política determinada, y lo peor de todo es que han logrado hacer dos bandos donde no tienen cabida los grises. O blanco o negro. Están logrando hacer una sociedad manipulable e intolerante, y eso no es “el progreso”; progresar consiste en convivir en libertad unos con otros, y no en prohibir todo lo que no te gusta e imponer lo que te parezca.
Qué envidia me dan los países que están todos sus ciudadanos a una; que no están divididos en comunidades, donde da lo mismo vivir en un parte u otra del país porque todos tienen los mismos derechos y las mismas obligaciones; que defienden su bandera y sus costumbres y no se tiran piedras a su propio tejado. Por favor, leamos Historia, escuchemos a expertos de otros países, otras culturas, otras religiones, viajemos.
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