ERC y PDeCAT pactan no bajar la tensión hasta arrancar al Gobierno un referéndum vinculante
ERC y PDeCAT pactan no bajar la tensión hasta arrancar al Gobierno un referéndum vinculante. El acuerdo supone reeditar, tal cual, los acuerdos alcanzados a lo largo de 2015 y 2016. La confirmación de este objetivo demuestra que los partidos separatistas siguen con el guión del golpe del 1-O y que sus disputas se centran en puras peleas por el liderazgo, no por la meta que pretenden alcanzar.
Carles Puigdemont se ha apartado para permitir la gobernabilidad. Pero esa gobernabilidad lleva implícita la continuidad en los objetivos golpistas. Unas pautas que los partidos que han cerrado el acuerdo se han comprometido a mantener, bien bajo el liderazgo simbólico de Puigdemont, bajo el pretendido de Jordi Sánchez, o bajo el real de Turull. Porque la gente de ERC y PDeCAT no bajarán la presión en la reclamación de un referéndum separatista vinculante.
Se trata de un punto imposible de asumir por el Gobierno porque supondría literalmente dinamitar la soberanía recogida en la Constitución. Y, con ello, la apertura de facto de un proceso de disolución constitucional.
Los pasos dentro del plan de los actuales partidos separatistas pasan por remarcar la supuesta idea de que la Generalitat es el organismo realmente democrático en este golpe. Y que es el Gobierno de España el que se niega a conceder un reconocimiento supuestamente democrático: el de votar por su independencia. Es decir: exactamente el mismo guión que se ha mantenido hasta el momento. Sin cambio alguno.
A partir de ahí, se pretende ir escalando de forma que se acabe reclamando abiertamente un referéndum vinculante. Una exigencia en la que se insistirá dentro y fuera de España. El pacto no ha ocultado que se trata de mantener una de las principales cláusulas negociadas ya antes del 1-O. Porque lo cierto es que todos los separatistas saben que la única forma de lograr un reconocimiento internacional pasa por la aceptación de ese referéndum por parte del Gobierno español. Y que, en caso contrario, será imposible conseguir su objetivo porque ningún país extranjero aceptará a Cataluña como nación siendo una escisión de una democracia y estado de derecho totalmente avalado y reconocido como es el caso de España.
Tan reeditado y repetitivo es el pacto, como que la Guardia Civil ha detectado ya el punto similar que aparece en las negociaciones de los golpistas y que quedó plasmado desde el primer momento en los encuentros que mantuvieron por aquel entonces las hombres de JxSí (PDeCAT y ERC) y de la CUP.
La documentación a la que ha tenido acceso la Benemérita y que se encuentra ya a disposición judicial plasma a la perfección este punto: se definió de forma expresa en enero de 2016 -tal y como recogen los documentos a los que ha tenido acceso OKDIARIO-. En ellos se afirmaba que “en las relaciones Cataluña-España se hace constar la obligación de los demócratas de buscar vías de negociación y diálogo para dar salida a las aspiraciones de la mayoría que pueden incluir, como mínimo, un referéndum vinculante”, tal como recogieron las notas internas de las reuniones que se mantuvieron en aquellas fechas. Hoy este punto vuelve a estar presente en los acuerdos renovados de los separatistas.
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