España

Los empresarios separatistas dicen que Puigdemont huyó para evitar que lo linchen los suyos por «traidor»

El ex presidente de la Generalitat Carles Puigdemont no huyó a Bruselas para dar esquinazo a la Justicia española, sino para evitar que los propios separatistas lo lincharan al darse cuenta de que su declaración de independencia iba «de farol».

Esta es la tesis que expone en un artículo Albert Pont, presidente del Cercle Català de Negocis (CCN), un lobby de empresarios separatistas próximo a la Asamblea Nacional Catalana (ANC). Durante los últimos años, el Cercle ha elaborado numerosos informes sobre las balanzas fiscales y el déficit de inversiones del Estado en Cataluña, con cifras manipuladas, para respaldar las reivindicaciones independentistas.

Pero el divorcio entre este lobby de empresarios y la Generalitat ya es definitivo. En su artículo, Albert Pont pide que los golpistas procesados por el Tribunal Supremo den «un paso a un lado» porque «nada de lo que se pueda decidir desde el exilio o la prisión nos acercará a la independencia».

Del mismo modo, se muestra partidario de echar de la Generalitat a los políticos del PDeCAT y ERC, por considerar que han traicionado a la causa soberanista: «La única forma de que los partidos renuncien a la lucha por el poder es echarlos, aunque sea temporalmente. Si ellos no son capaces de unirse, lo haremos nosotros».

Los golpistas «iban de farol»

Entre los fundadores del Cercle Català de Negocis (CCN) se encuentra el propietario de la empresa de gasolineras Petrolis Independents, Joan Canadell, quien tras ser elegido presidente de la Cámara de Comercio de Barcelona ha anunciado que pondrá esta institución al servicio del independentismo.

En su artículo, Albert Pont da por hecho que Carles Puigdemont y sus consellers nunca tuvieron la intención de hacer efectiva la independencia: «El farol se ha hecho tan evidente que el corazón se nos ha encogido ante la rotundidad de la mentira que se estaba articulando».

Y dedica palabras especialmente duras dirigidas a ellos: «Algún día sabremos si nuestras autoridades huyeron de la Justicia española o de nosotros mismos… si se entregaron para ser juzgados o bien para ponerse bajo la protección del Estado español frente a un pueblo que se acababa de partir la cara por ellos y que no hubiera perdonado una traición semejante. Quizá no han de temer tanto el juicio de la Justicia española, sino el juicio de la historia».

El presidente de los empresarios separatistas considera que, para Puigdemont y sus consellers, el referéndum ilegal del 1-O era sólo un pulso al Estado para conseguir más competencias y financiación. Jugaron con la ilusión de la gente, pero nunca tuvieron intención de hacer efectiva la independencia.

«El relato del victimismo»

«El procesismo», afirma Albert Pont, «necesitaba generar un estado de máxima emoción colectiva que nos hiciera absolutamente invulnerables al choque emocional que debía llegar para perpetuar el autonomismo. El relato del victimismo debía ser la salida digna para nuestra clase política, pero era necesaria una cuidada escenografía que lo hiciera incuestionable».

Lo cierto, añade Pont, es que «ni había estructuras del Estado, ni había la más mínima voluntad de hacer efectiva la declaración de independencia, y aun hoy tampoco la tienen, pese a mantener la mayoría absoluta en el Parlament».

El presidente de los empresarios separatistas traza un inquietante paralelismo con el País Vasco: «El régimen del 39 nos obliga a vivir en la semi clandestinidad, con nuestras legítimas autoridades y líderes sociales en el exilio o la prisión, como antes hizo el régimen del 39. Ni el País Vasco, que ha dejado un reguero de sangre y casi un millar de muertos de la manera más infame en una guerra absurda y deplorable va a sentir nunca sus libertades amenazas». Así define a los asesinatos cometidos por ETA: «Una guerra absurda y deplorable».

Ya admite la fuga de empresas

El presidente del Cercle Català de Negocis (CCN) se burla de Oriol Junqueras y el resto de golpistas procesados por el Supremo: «Algunos presos políticos ofrecían cálidos abrazos y besos a sus carceleros en las escaleras del Congreso de los Diputados». Considera que deben dar «un paso al lado» porque se han convertido en moneda de cambio: el PSOE ofrece el indulto a los golpistas, a cambio de que ERC y PDeCAT renuncien al independentismo.

Por primera vez, Albert Pont reconoce que se ha producido una «deslocalización de empresas» (más de 5.000 han trasladado su sede fuera de Cataluña desde el 1-O) pero asegura que ha sido «instrumentalizada por el Gobierno español para generar miedo y desconfianza en la independencia, tal como ocurrió en Quebec».