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Correos impone la ley del silencio a los vigilantes que no vieron las balas: «Quien hable, lo pagará caro»

OKDIARIO accede a la versión de los trabajadores que estaban en el centro de clasificación en el momento en el que Correos asegura que pasaron las cartas a Iglesias, Marlaska y Gámez.

Vox balas
Imagen del escaner de Correos con las balas enviadas.
Alfonso Egea
  • Alfonso Egea
  • Jefe de Investigación en OKDIARIO. Anteriormente fui responsable de la sección de Actualidad y Sucesos en Espejo Público, en Atresmedia. He publicado cuatro libros y actualmente colaboro en programas de televisión en Mediaset y en Telemadrid. Agradecido por tener el reconocimiento de la Policía Nacional de Madrid y la medalla al mérito de la Guardia Civil.

Juan, el vigilante apartado por su empresa a petición de Correos, uno de los más expertos y preparados de la plantilla, sigue manteniendo que él no vio nada parecido a las balas de la imagen filtrada por la empresa postal pública horas después del escándalo. OKDIARIO ha tenido acceso a nuevos detalles de lo que sucedió la tarde en la que Correos asegura que no fueron detectadas las cartas. La fuente de este diario debe permanecer en el anonimato debido al ambiente de tensión y secretismo que se vive en el centro postal de Vallecas, en Madrid.

Ya ha pasado una semana desde que el candidato por Podemos en las elecciones de la Comunidad de Madrid, Pablo Iglesias, hiciera público el envío de tres cartas con balas enviadas a través de Correos a él, al ministro del Interior y a la directora de la Guardia Civil, y las dudas sobre qué fue lo que falló para que las misivas llegaran a sus destinos siguen creciendo.

OKDIARIO ha conseguido tener acceso al testimonio de uno de los vigilantes que el lunes 19 de abril estaba trabajando en el centro de clasificación y que fue testigo de todo lo que sucedió aquella tarde. Esa tarde dos vigilantes se ocupaban de estar atentos a las entradas de los vehículos. Uno más estaba operando la sala de la vigilancia a través de videocámaras. Y otros dos manejaban los dos escáneres por los que iba pasando el correo. Cinco vigilantes trabajando a pleno rendimiento que ya han contado a Correos y a su propia empresa los detalles de la jornada.

Este diario ha sabido que todos coinciden en que fue una tarde más, sin incidentes. De hecho, gracias a estos testimonios este diario ha podido saber no sólo que ellos no detectaron la presencia de las tres cartas, sino que en toda la tarde no hubo un solo positivo en ninguno de los dos escáneres que estaban trabajando a pleno rendimiento.

De hecho, este periódico ha tenido acceso a los justificantes que muestran la operatividad de las dos máquinas de radioscopia, dos modelos distintos, el 19 de abril.

Pero si un personaje ha cobrado mayor protagonismo ese ha sido Juan, el vigilante apartado por Correos hasta que la investigación interna demuestre si tuvo o no responsabilidad en lo ocurrido. La fuente consultada por OKIDIARIO describe la jornada de Juan aquella tarde:

«No hubo positivos aquella tarde»

“El comportamiento de Juan fue de lo más normal, vamos, el de siempre. Se trata de una persona joven, muy centrada y comprometida con su trabajo. Es uno de los que más horas pasa delante del escáner, capaz de recordar matrículas y números de DNI de algunos conductores a los que tenemos que apuntar cuando llegan al centro. Tiene muy buena cabeza”.

Eso es lo que más desconcierta a los expertos: el perfil de Juan, un profesional experimentado. “Estoy seguro de que el compañero no vio nada. De hecho, aquella tarde no se mencionó absolutamente nada y siempre se habla y se comenta lo que se ve en los monitores”.

El día acabó con normalidad hasta que el jueves Pablo Iglesias anunció la llegada de una carta con balas y dos días más tarde Correos filtró la imagen del escáner. La fuente consultada por este diario recuerda perfectamente cómo se enteró y qué pasó desde entonces en el centro de clasificación postal.

“Nos enteramos viéndolo en internet. No dábamos crédito. La imagen que vimos, la de la munición, no pasa desapercibida y se ve perfectamente lo que es. Algo no cuadra. Si se da un positivo los de Correos se llevan el bulto y allí nadie sabe nada más. Desde que se supo lo que había pasado la situación es muy tensa, hay mucho secretismo. Sabemos que el que hable lo pagará caro”.

Juan fue apartado de su puesto y además fue convenientemente aleccionado porque cuando alguno de sus compañeros ha tratado de averiguar cómo está simplemente ha respondido que no puede hablar del asunto. Pero para entender las consecuencias de lo que ha sucedido esta semana en Correos hay que volver a los testimonios de los que sí siguen trabajando allí.

Pese a que la seguridad de la empresa pública postal lleva más de una década sin actualizarse, Correos ha señalado sin dilación a un trabajador. No ha puesto en duda ni los protocolos ni el correcto funcionamiento de las máquinas. La culpa es de Juan.

Han pasado más de 10 días desde que 7 balas se colaron, según Correos, en su sistema de detección. Desde entonces ni nuevas directrices ni instrucciones concretas a los vigilantes que se encargan de su detección. “Ha sorprendido porque algo que ha provocado tanto escándalo creíamos que merecía al menos una reunión. Pero nada, ni una palabra”. Está claro que en menos de 48 horas Correos detectó el problema y la solución: apartar de todo a Juan el vigilante.

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