España

CDC puede quedarse sin grupo parlamentario propio… y el PP puede aprovecharlo

Las cábalas en la noche electoral de este domingo jugaban siempre a sumar los votos del PP (137) a los de Ciudadanos (32), PNV (5) y CC (1)… pero la suma total, dando por hecho que sobre la mesa negociadora se salven las distancias de las dos fuerzas principales con los nacionalistas vascos, sólo llega a 175, la mitad de la cámara. Si el resto de los diputados votan ‘no’, Mariano Rajoy no lograría la investidura ni en segunda vuelta. De modo que, ¿hay otra solución? Quizás en Génova 13 estén pensando en Convergència Democràtica de Catalunya (CDC) y sus ocho escaños… ¿Imposible? No del todo. Veamos por qué:

Hay dos circunstancias que acompañan a los convergentes. Una, la cuestión de confianza a la que el presidente de la Generalitat ha anunciado que se someterá en septiembre tras el veto de la CUP a sus presupuestos, y que ha roto el pacto al que llegaron hace un año para la investidura de Carles Puigdemont, por el que nunca dejarían sola a su coalición con Esquerra Republicana, el grupo de Junts pel Sí, cuyo programa político se basa en el camino a la independencia de Cataluña. La otra, que CDC puede quedarse sin grupo parlamentario propio en la XII Legislatura por primera vez en su historia.

La Ley Electoral prevé que se pueda formar grupo propio en el Congreso si se tienen cinco o más diputados, condición que cumplen los nacionalistas catalanes, y se ha alcanzado el 15% de los apoyos en cada una de las circunscripciones en las que se ha presentado la formación. Y es precisamente éste el requisito que no cumple CDC, que se ha quedado en el 13,92% en el conjunto de Cataluña frente al 15,08% del 20D.

No llega al 15% en Cataluña

En las elecciones de este domingo, CDC sólo cumplió ese requisito en Gerona, con un 23,24%, y en Lérida, con un 22,64%, pero no en Barcelona, donde es quinta fuerza política con un 12,26%, ni tampoco en Tarragona, donde se quedó con un 13,72% de los votos.

En la sede de Génova se presumía en la noche de este domingo que el PP no necesitará al PSOE, como presumiendo que ese voto que les falta –si es que hay acuerdo con Ciudadanos y PNV, porque con los canarios se da por hecho– ya lo conseguirán de algún lado. Pero queda la opción catalana.

Ya en las elecciones de diciembre de 2015 se hizo una triquiñuela para permitir a los convergentes formar grupo parlamentario. Se tomó como buena la cifra a nivel Comunidad Autónoma y se olvidó que no en todas las provincias catalanas logró CDC la cifra del 15%. Pero en esta ocasión no ha llegado a ese listón ni a nivel general. Así que los populares tienen una opción no sólo de abrir un diálogo para la investidura, sino también aprovecharlo para destensar las relaciones con los independentistas y buscar una vía de entendimiento.

Si finalmente los ocho diputados de CDC no logran formar grupo parlamentario separado, tendrían que integrarse en el grupo mixto junto a EH-Bildu, CC, Nueva Canarias, Foro y UPN.

Quedarse sin grupo le impediría también cobrar las subvenciones por envío de propaganda electoral, restringidas a las formaciones que han conseguido su propio grupo parlamentario. Y la situación económica de los convergentes, con todas sus sedes embargadas por los juzgados a causa de sus casos de corrupción, no les permite desdeñar ningún ingreso.

Nada impide en el Reglamento del Congreso que una negociación de Rajoy para ganar la investidura incluya acuerdos como préstamos de diputados para la formación de grupo o interpretaciones laxas de la normativa, de modo que CDC pudiera hipotéticamente abstenerse en la votación para elegir al nuevo presidente del Gobierno a cambio de mantener su grupo.

Podemos no podrá ‘ofrecer’ grupo propio a sus confluencias

Al margen de CDC, todo indica que Unidos Podemos y sus tres confluencias tendrán que conformar un único grupo conjunto como les sucedió en la XI legislatura.

El Reglamento del Congreso prohíbe que puedan constituir grupo parlamentario separado diputados que pertenecen a un mismo partido.

La norma interna de la Cámara también veta que formen un grupo separado partidos que no se han enfrentado entre sí en las elecciones, como es el caso de Unidos Podemos y sus confluencias en Galicia, la Comunidad Valenciana y Cataluña.