España
Loterías que dan trabajo a 11 familias

Carmena quiere cerrar los kioscos de La Chata, El Trébol y Rialto y dejar la Gran Vía sin loterías

La alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, ha notificado a los tres únicos  kioscos de lotería de la Gran Vía -La Chata, El Trébol y Rialto- la extinción de la autorización para vender décimos de lotería en ese emplazamiento. Según ha podido saber OKDIARIO, los mencionados establecimientos dan trabajo a 11 familias, la mayoría de ellos con trabajadores de más de 50 años de edad y algunos con personas dependientes a su cargo.

El cierre pone en peligro el futuro económico de las 11 familias -entre concesionarios y empleados- que dan vida a los kioscos, que durante los muchos años que han permanecido abiertos han repartido millones de euros en premios y han dado servicio a cientos de miles de madrileños y ciudadanos de diversas provincias, muchos de ellos abonados .

«Desde la Junta Municipal del Distrito Centro no nos han dado soluciones y sólo nos dicen que no quieren kioscos. Parece que sólo quieren grandes empresas y les da igual acabar con las pymes, los taxistas, los comercios y las terrazas, que somos quienes damos vida a una calle con gran tradición que atrae a la capital a cientos de miles de visitantes de España y de fuera todos los días del año, lo cual mantiene muchos empleos en la zona», según Marisa Calleja, que está al frente del kiosco El Trébol desde hace más de 20 años.

«Del kiosco dependemos 4 personas, con turnos continuados para poder abrir en laborables, fines de semana y festivos y una ganancia limitada, porque el Ayuntamiento se lleva un canon fijo todos los años más una parte de los ingresos», explica Marisa.

Invirtieron más de 50.000 euros

Los kioscos que quiere derribar el Ayuntamiento invirtieron más de 50.000 euros cada uno en las nuevas instalaciones que hubo que levantar en la anterior reforma de la Gran Vía.

«Somos pequeños empresarios que cumplimos con todas las obligaciones que nos pone el Ayuntamiento. Nos gustaría que ahora se nos renovasen las concesiones y que el Ayuntamiento nos trate como a los otros kioscos de prensa y de la Once, que o funcionan por simple autorización o tienen una concesión con derecho a renovación. Nos sentimos discriminados frente al resto», dice Marisa.