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REPORTAJE

Cake en Navalagamella, el pueblo que recrea la batalla de Brunete: «Nos matábamos entre hermanos»

Navalagamella revive la Batalla de Brunete entre reconciliación y memoria

La localidad madrileña de Navalagamella se convirtió este sábado en un museo viviente al acoger una recreación histórica de la Batalla de Brunete, uno de los episodios más significativos de la Guerra Civil. El evento, que reunió a recreadores históricos de ambos bandos, transformó las calles del municipio en un escenario donde el pasado y el presente se fundieron para ofrecer una lección de historia viva.

De la mano de su alcalde, Andrés Samperio (PP), OKDIARIO recorre la feria militar de Navalagamella, posición estratégica importante durante la Guerra Civil, especialmente durante la Batalla de Brunete. La zona formaba parte de la línea defensiva occidental de Madrid y contenía varios tipos de fortificaciones, incluyendo búnkeres y trincheras que hoy son una atracción turística ya que se conservan en perfecto estado.

«Esto es recreación histórica, no un componente político. Hay gente que es muy de derechas y se viste republicano, hay gente muy de izquierdas que se viste nacional», explica uno de los organizadores, destacando cómo el evento trasciende las divisiones ideológicas actuales. La feria militar incluyó exhibiciones de equipamiento bélico de la época, desde granadas hasta blindados, permitiendo a los visitantes comprender mejor las dimensiones técnicas del conflicto.

Un pasado que une más que separa

El evento incluye explosiones y la exhibición de cañones, blindados y personas vestidas de época. La importancia de esta recreación radica en la necesidad de recordar la historia para no repetir los errores del pasado. Se enfatiza que la Guerra Civil fue una tragedia donde «nos matábamos entre hermanos».

Entre los participantes, destaca la presencia de personas con historias familiares entrelazadas con ambos bandos. «Tuve un abuelo en cada bando», comparte uno de los asistentes, ilustrando la compleja realidad de una guerra que dividió familias. Esta dualidad familiar, común en muchos españoles, subraya la importancia de abordar la historia desde una perspectiva integradora. «Y cuando creo que el mayor éxito que tuvo los españoles, nuestros padres, nuestros abuelos, fue la conciliación», reflexiona otro participante, recordando cómo «el mundo entero nos admiró porque las dos Españas volvieron a unirse».

«La historia es una, no hay que reescribirla»

La recreación ofreció una experiencia inmersiva con explicaciones técnicas detalladas. Los visitantes pudieron observar de cerca réplicas de armamento y equipamiento militar, incluyendo trincheras y puestos de combate. «Aquí caben dos personas delante y tú estás aquí protegido», explica un recreador mientras muestra el funcionamiento de una posición defensiva, añadiendo que «en combate no puedes ir con esto abierto» mientras señala las estrechas ranuras de observación.

«Por fortuna, o por desgracia, historia hay solamente una y reescribirla es el mayor error que puede cometer una sociedad que tenga ganas de recuperarse de ese dolor», reflexiona uno de los organizadores. Esta visión se refuerza con el testimonio de otro participante: «El pasado es el pasado, no es algo a lo que tengas que renunciar. El pasado pasado está».

La jornada se desarrolló como un ejercicio de memoria histórica que combina el rigor histórico con el objetivo educativo. Los recreadores, vestidos con uniformes de época y manejando equipamiento militar auténtico o reproducido fielmente, ofrecieron explicaciones detalladas sobre aspectos técnicos y humanos del conflicto.

«Conocer el heroísmo de personas tanto de un bando como de otro nos enriquece», concluye uno de los organizadores, resumiendo el espíritu de un evento que busca mantener viva la memoria histórica desde el respeto y la reconciliación, recordando que aquellos que se enfrentaron hace más de 80 años eran, ante todo, españoles.

La recreación de la Batalla de Brunete en Navalagamella se presenta así como un ejercicio necesario de memoria colectiva, donde el objetivo no es reabrir viejas heridas, sino comprender mejor nuestro pasado para construir un futuro más unido. Como señaló uno de los participantes: «Aprendamos de nuestros errores y no volvamos a cometerlos. Eso es la lógica».