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Islas Baleares

Armengol tiene Menorca sin luz desde hace 4 días: el Ejército se moviliza para evitar el pillaje

Ante la imposibilidad de reparar el apagón que afecta desde hace más de 48 horas a 33.200 vecinos en Menorca

La zona más afectada recibirá la ayuda de la UME, la Guardia Civil y la Policía Nacional para evitar asaltos y pillaje ante la falta de suministro eléctrico

Vecinos de Menorca colapsan las gasolineras tras cuatro días sin electricidad

Francina Armengol, presidenta de Baleares, vuelve a solicitar la ayuda de la Unidad Militar de Emergencias (UME) en Menorca, para garantizar la seguridad de los vecinos que llevan más de 4 días sin suministro eléctrico. Más de 34.000 usuarios -tres cuartas partes de la isla- se encuentran afectadas por el apagón provocado tras la caída de varias torres de alta tensión por un ‘cap de fibló’ durante el temporal del pasado fin de semana.

La gravedad de la situación en la zona -que ya ha sido declarada como catastrófica- ha requerido de la intervención de refuerzos militares. Miembros del Ejército y agentes de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado han sido movilizados para evitar posibles actos vandálicos y de pillaje en locales de negocio y viviendas particulares.

Un total de 53 efectivos, entre soldados, guardias civiles y policías nacionales, llegaban esta misma mañana a Baleares para incorporarse al operativo de seguridad ciudadana. Entre ellos, 26 integrantes de la Unidad Militar de Emergencias de Valencia que se desplazaban con un total de 13 vehículos -camiones con alternadores, material de intervención para la retirada de árboles, bombas de achique para la succión de agua en caminos y carreteras inundados y reservas de combustible-  así como 5 grupos electrógenos, para tratar de restablecer provisionalmente el suministro eléctrico. 

Un total de 53 efectivos, entre soldados, guardias civiles y policías nacionales, llegaban este lunes a Baleares para incorporarse al operativo de seguridad ciudadana

Además, a primera hora, desembarcaba en Ciutadella, procedente de Mallorca, la Unidad de Seguridad Ciudadana de la Comandancia de la Guardia Civil en Baleares (USECIC), con un dispositivo de 12 agentes que se han sumado de inmediato a tareas de vigilancia.

La Unidad de Prevención y Reacción (UPR) del Cuerpo Nacional de Policía ha contribuido con el envío de 12 policías nacionales desde Alcúdia que ya han asumido la gestión de seguridad ciudadana, como refuerzo a los efectivos locales, en diversas poblaciones de la Isla. 

Ante la dificultad técnica de las reparaciones necesarias para restablecer el suministro eléctrico y la luz con normalidad, muchos han sido los vecinos de municipios como Mahón que se han apresurado a adquirir baterías y fogones, agotando las existencias en los establecimientos especializados.

En Mahón, además, se han desconectado algunas farolas y elementos de alumbrado público para moderar la demanda de consumo eléctrico.

Desastrosa gestión política 

Armengol ha tenido que recurrir nuevamente a la intervención de efectivos militares de la UME ‘desbordada’ por las consecuencias provocadas por el temporal, del pasado fin de semana, en las islas.

Los vecinos de Menorca denuncian, una vez más, la falta de previsión por parte del Gobierno balear pese a las alertas meteorológicas y califican de «desastrosa» la gestión política de la situación. Además, lamentan que no exista un plan de emergencias y un protocolo unificado de actuación para este tipo de circunstancias, especialmente teniendo en cuenta la especial «vulnerabilidad» que supone el factor de la insularidad.

Mientras miles de familias y vecinos se encuentran sin suministro eléctrico y preocupados por la situación de inseguridad que provoca la ausencia de iluminación en más del 75% de la Isla, la vicepresidenta primera del Consell Insular de Menorca, Maite Salord -de la formación nacionalista MÉS, socia de Armengol en el Gobierno balear- se lamentaba en su cuenta oficial de Twitter por no poder sintonizar Catalunya Radio, la emisora con la que se «levanta» todos los días. Detalle que muchos menorquines han calificado como una auténtica «frivolidad»: