España
OKDIARIO entrevista al Almirante Jefe del Estado Mayor de la Armada

Almirante López Calderón: «En España vivimos seguros porque hay quienes trabajan para garantizarlo»

El almirante general Teodoro López Calderón ingresó en la Armada en 1973, desde entonces, confiesa haber disfrutado cada día con su profesión y hace balance en positivo de los sacrificios que -como todo lo que merece la pena en la vida, me apunta -ha supuesto en algunas ocasiones.   

López Calderón es un hombre templado, y cercano, con una trayectoria brillante por la que ha sido distinguido con un total de 18 condecoraciones militares y civiles, nacionales e internacionales. Ha asumido múltiples destinos, entre otros, el mando de la Agrupación Permanente número 2 de la Alianza Atlántica, Standing NATO Maritime Group 2 (SNMG2), que compaginó con el mando de las unidades de superficie que ejecutaban la Operación «Active Endeavour», de apoyo a la lucha contra el terrorismo internacional en el mar Mediterráneo y única operación «Artículo 5» en la historia de la Alianza Atlántica. Y se ha embarcado, como especialista en Electrónica y Oficial de Acción Táctica, en la corbeta «Descubierta»;  las fragatas «Numancia», «Asturias», «Extremadura» y «Cataluña»; y, el patrullero «Villaamil».

PREGUNTA: La Armada es una de las instituciones más valoradas por los españoles, ¿cuál es el secreto de su éxito?

RESPUESTA: Creo que ese aprecio por las Fuerzas Armadas se debe a que se ha mejorado el conocimiento de lo que hacen, para qué sirven y cómo trabajan a diario en beneficio de España. Los españoles pueden estar orgullosos de ellas y de su acción eficaz, tanto en el ámbito doméstico como en el exterior, con importantes reconocimientos por su participación en las distintas misiones internacionales.

P: ¿Quizás las redes sociales e internet han contribuido a «humanizar» la imagen tradicional de la Armada?

R: Las redes sociales han tenido dos efectos. Por una parte facilitar la difusión de lo que estamos haciendo, sobre todo a nivel interior (no olvidemos que hay muchos más militares dedicados a la vigilancia de espacios esenciales para la vida diaria del ciudadano, aquí, que desplegados en el exterior). Y, por otra, mejorar el contacto en tiempo real de nuestros marineros con sus familias, cuando están lejos de ellas, y en eso sí han podido contribuir a humanizar nuestra propia actividad.

P: Quienes están lejos nos dan presencia en los 5 continentes, ¿qué misiones destacaría?

R: Todas. Cada una de ellas tiene su importancia. La Operación Atalanta, EU NAVFOR Somalia, mantiene bajo control las redes de piratería que siguen existiendo en el cuerno de África. Gracias a ello, se normaliza la actividad de nuestros atuneros en el Océano Índico y se asegura el tránsito normalizado de los recursos energéticos que llegan a nuestro país, y a través de él al resto de Europa, desde el Golfo Pérsico vía Golfo de Adén.

En el Mediterráneo central se trabaja para anular la actividad de las mafias de tráfico de personas y paliar, en la medida de lo posible, el desastre humano que se produce cuando los migrantes son lanzados a la mar en embarcaciones precarias y en malas condiciones meteorológicas. Nuestra presencia allí ha salvado miles de vidas.

La custodia y vigilancia permanente de nuestras costas: Cantábrico, archipiélagos, Estrecho de Gibraltar (en cooperación con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, en este caso la Guardia Civil) para evitar el uso de esas aguas en actividades ilegales como el narcotráfico. Y las actividades de disuasión y repliegue en cooperación multilateral con la OTAN y con la Unión Europea.

La actividad científica con el «Hespérides», que nos ayuda en el conocimiento de nuestra plataforma continental, ahora mismo desplegado a la Antártida o la labor diplomática del Buque Escuela «J.S. Elcano», más allá de su función de formación de los alumnos guardiamarinas, tan valorada por el Ministerio de Asuntos Exteriores.

Y cómo olvidar la infantería de marina destacada en Mali para estabilizar y mantener al Gobierno del país en una zona, que por la crisis de Libia, es especialmente sensible. E Irak, conteniendo y derrotando al Daesh y el terrorismo islámico.

«La seguridad de España nos la estamos ganando más allá de nuestras fronteras. Es lo que se llama ‘frontera avanzada’»

P: En esa labor de contención ¿cree que al disfrutar en España de una seguridad plena, hemos dejado de valorarla como merece?

R: La seguridad que tenemos no es gratis. Pensar eso es un error. Tenemos la suerte de gozar de ella y vivir con normalidad porque hay gente que trabaja para lograrla. La percepción de que no necesitamos a las Fuerzas Armadas porque aquí no pasa nada debería ser exactamente la contraria. El trabajo en el Sajel, en países de la costa occidental de Africa o el golfo de Guinea, nos indican que nuestra seguridad nos la estamos ganando más allá de nuestras fronteras. Es lo que se denomina una “frontera avanzada” y nos repercute directamente aunque no lo veamos. Una desestabilización del Sajel, por ejemplo, podría tener un impacto muy negativo en los países del Magreb, norte de África, e imaginemos lo terrible de esa situación para España.

P: Entonces los españoles, ¿seguimos necesitando a la Armada?

R: No todos los españoles son conscientes de lo mucho que la necesitan y no por el mero hecho de tenerla para formar parte de un club de países costeros. Vivimos en un país esencialmente marítimo por la imposición de nuestra propia geografía, una península con dos archipiélagos, que hace que el 80% de nuestras fronteras sean marítimas. Pero, además, en lo cotidiano dependemos de la mar de una forma descomunal: el 85% del comercio español llega por esa vía, el 90% de los alimentos que consumimos, también; en nuestros puertos se mueven del orden de 15 millones de contenedores cada año; el 99% de los datos de internet que manejamos en España llegan por cables submarinos; el turismo costero, fuente principal de nuestra economía, todavía más. Nuestra dependencia de la mar es total e irá en aumento (materias primas, alimentos, productos del subsuelo marino). Luego, así las cosas, es necesario proteger esos intereses y una de las herramientas para hacerlo es la Armada.

Además, si los españoles revisan nuestra historia con una mentalidad naval se darán cuenta de que siempre que la comunidad marítima española lo ha hecho bien, ha sido un éxito extraordinario para todos (Colón, Magallanes, Juan Sebastián Elcano, …) y siempre que en lo naval nos hemos equivocado y fracasado, ha sido un desastre nacional (recordemos Trafalgar o el 98). Hay una correlación directa e innegable.

P: Por tanto la Armada está siempre preparada, pero latente. ¿Es exportable su modelo organizativo y capacidad de deslocalización casi inmediata a la actividad civil?

R: Sí. La industria española busca constantemente modelos de liderazgo que permitan a las compañías conseguir sus objetivos de una manera óptima. Desde hace muchos años, especialmente a través del CESEDEN (Centro Superior de Estudios de la Defensa Nacional), hay colaboración e interés por conocer nuestro formato porque hay áreas que sí son exportables. Estamos pensados para ser efectivos en un caso de conflicto armado. Saber cómo sobrevivir, actuar y reaccionar en ese escenario caótico puede ser un knowhow útil para la actividad empresarial.

P: ¿Cómo se adapta una institución con tantos años de historia, cuyo modelo ha variado poco, en un entorno sometido al estrés del cambio permanente?

R: Porque ese modelo inalterado responde a una misión histórica que tampoco ha cambiado. La Armada hoy defiende lo mismo que hace 300 años: a España, a los españoles y sus intereses, allí donde están siendo amenazados y el Gobierno decide intervenir. Pero además, hay algo que nos caracteriza y que es común a todos los ejércitos, la adaptabilidad. Cómo actuar ante una hipotética situación de conflicto puede planificarse perfectamente al detalle pero es imprescindible contar, también, con capacidad de reacción inmediata ante lo que va sucediendo. Y eso es lo que nosotros hacemos, no en términos exclusivos de conflicto, en nuestro día a día en la institución: en lo material, lo personal, la logística, lo industrial…

«Cuando la comunidad marítima lo ha hecho bien ha sido un éxito para España. Los fracasos navales han sido un desastre nacional»

P: ¿En la transformación digital?

R: A instancias del Ministerio de Defensa estamos inmersos en un proyecto de transformación digital bastante agresivo. No hay alternativa. No hacerlo supondría desaparecer. Por eso, la adaptabilidad de lo militar la estamos aplicando al resto de ámbitos a medida que se producen los cambios cuya velocidad, hay que reconocerlo, es altísima.

P: ¿Qué otros retos aborda la Armada en los próximos años?

R: El reto más importante de la Armada siempre es el personal, elemento crítico sin el que todo lo demás no funcionaría. La formación en valores de nuestro personal que siente como propia la institución -jerarquía, disciplina, sacrificio, compañerismo, …- para que los conozcan y desarrollen en situaciones críticas donde de lo contrario sería imposible funcionar; y que, a su vez, sean versátiles y tengan capacidad de iniciativa y proactividad para resolver imprevistos en su actividad. Esto último implica que conozcan a la perfección las nuevas tecnologías.

P: Hablando de tecnología y novedades, las incorporaciones más recientes a la flota de la Armada han sido dos buques de acción, el “Audaz” y el “Furor” ¿qué aportan este tipo de embarcaciones?

R: Estos barcos, que son el 5º y el 6º de su tipología que hemos incorporado, aportan eficiencia. Hace unos años, durante la Guerra Fría, todas las Armadas de nuestro entorno contábamos con unidades pensadas para hacer frente al Pacto de Varsovia, enfocadas a este tipo de misión. Una vez finalizada la Guerra Fría, sin embargo, aparecen otros conflictos y amenazas, como la piratería o el narcotráfico, que no requieren un nivel de combate naval, digamos, convencional. Sólo teníamos las fragatas pero enviarlas para luchar contra la piratería, por ejemplo, era un gasto descomunal. Por ello se ideó la necesidad de contar con un barco específico para ese tipo de intervenciones esenciales de seguridad marítima. Estos buques de acción son más baratos al ir menos armados, lo suficiente, y porque su coste de mantenimiento y combustible es menor. Además, incluso cuando va a ‘máximos’ (incorporando helicóptero y efectivos de infantería de marina) hablamos de 85 personas, frente a las 200 de una fragata.

«El gasto en defensa del proyecto de las fragatas F-110 puede traducirse en una inversión si los barcos que diseñamos son exportables»

P: ¿Y qué lugar ocuparán las futuras fragatas F-110 a nivel operativo?

R: Las fragatas F-110 cubrirán una necesidad de la Armada en lucha antisubmarina. Hace 15 ó 20 años se pensó que la mayor amenaza que tendrían las fuerzas navales sería la aérea. Las fragatas F-100 (clase Alvaro de Bazán) son perfectas para esa defensa antiaérea pero ahora, con el cambio de la situación mundial, hay que prever nuevos elementos anti amenazas submarinas. De ahí el proyecto de las F-110. Reemplazarán a las antiguas F-80, antisubmarinas en su día, que entran en una antigüedad de 30 años -y por la crisis económica no han podido someterse a lo que llamamos reactualización de media vida, por lo que se han quedado obsoletas- que con su retirada nos dejarían con tan sólo 5 fragatas. Y con 5 fragatas no hay marina.

P: Y el coste de materializarlos… ¿ es un gasto o una inversión?

R: Es ambas cosas. Para el Gobierno es un gasto, pero la demanda agregada nos indica que, en el caso de las F-110, por cada euro que se invierta se recuperarán 3,1 euros y, para el PIB cada euro que se destine supondrá un incremento de 1,2 euros. Además las ventajas y valor añadido que, aunque no sean tangibles, estarán. El novedoso salto tecnológico que darán empresas españolas como Navantia (que es una empresa pública) debido a las exigencias del proyecto de construcción, permitirá ponerlas en la punta de lanza de la competitividad del sector en el mercado mundial. Y por lo tanto si hacemos un buen barco, fiable, robusto y útil, tendremos un modelo exportable para otros países. Si tenemos éxito, el gasto inicial habrá sido una magnífica inversión.