Sánchez no forzará el relevo de Susana Díaz: dejará que sea el PSOE andaluz el que la fulmine
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha querido fulminar a Susana Díaz tras el fracaso de los socialistas en las elecciones andaluzas. Pero el riesgo de provocar una guerra intestina en el PSOE, ha llevado al presidente del Gobierno y secretario general del Partido Socialista a optar por otra estrategia menos visible pero igual de letal: desmarcarse del linchamiento a Díaz pero dejar que sea su propio partido regional el que acabe políticamente con ella.
«El PSOE buscará los apoyos para frenar a la extrema derecha en Andalucía. Nos estamos jugando mucho», aseguraba la candidata del PSOE a la Junta de Andalucía, Susana Díaz. Hacía estas declaraciones tras afirmar que había hablado con Sánchez durante la noche electoral y que éste le brindó su apoyo. Pero ese apoyo es tan falso como el aparente entendimiento que han pretendido vender en público.
Susana Díaz insiste en que tiene el apoyo del PSOE y de Pedro Sánchez. Pero hasta ella misma admite que deberá hacer una reflexión sobre la pérdida de votos. «Los socialistas andaluces somos los únicos que hemos hablado de Andalucía en campaña», ha señalado la líder del PSOE andaluz tras las elecciones que la han apeado de la gobernabilidad de una comunidad autónoma históricamente socialista. Una frase que perfectamente se podría traducir por: no hemos podido hablar de Sánchez porque nos lastra.
Díaz no aguantará en la oposición
Pero, sea como sea, -y junto a la obviedad de que los pactos con golpistas y proetarras llevados a cabo por Sánchez han perjudicado a Susana Díaz-, lo cierto es que el que se queda en el poder de La Moncloa es Sánchez, y quien lo pierde en San Telmo es Díaz. Y eso supone que la baza de fuerza la tiene el presidente del Gobierno.
En Moncloa están convencidos de que ella misma no aguantará el paso a la oposición. Que no podrá con la presión de haber estado siempre en el poder y pasar ahora a tener que realizar una labor de aguante con acusaciones de corrupción saliendo por todas partes y con un partido acostumbrado el reparto de cargos. “Será excesivo y será el propio partido en esta comunidad el que acabe apartándola”, señala una fuente conocedora de la situación y de la tensión vivida estos días, tras confirmarse el resultado electoral. Por eso Sánchez no la va a fulminar. Porque ya se encargará de hacerlo el partido regional.
El secretario de Organización del PSOE y ministro de Fomento, José Luis Ábalos han pretendido lanzar un mensaje de calma sobre el futuro de Susana Díaz. Pero lo cierto es que nadie en la formación se lo cree. Y nadie duda de que la dirección nacional del partido aprovechará este momento para favorecer que el fracaso le sea imputado a la andaluza. Y que sean sus propios compañeros y aspirantes los que le abran la puerta a la calle.
Ábalos ha tenido, por ello, que matizar sus propias palabras de un día antes en las que invitaba a “regenerar” el PSOE andaluz. “En ningún momento he deslizado esa posibilidad y no corresponde a nuestro estilo”, aclaró. “Ni es conveniente, ni necesario, ni justificado. Un no rotundo”, añadió el ministro.
Según Ábalos, la legitimidad del PSOE está garantizada como partido “más votado, que ha ganado las elecciones, para liderar el proceso de investidura. Tienen todo el apoyo y la confianza de la dirección nacional para liderar este proceso que produzca la gobernabilidad necesaria en Andalucía”.
Pero esa frase, como ya se ha convertido en habitual, esconde simplemente que la maquinaria para apartar a Susana se ha puesto en marcha. Aunque el encargado de fulminar a la líder andaluza no será Moncloa: será su propia formación regional.
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