Las últimas 9 medidas de Sánchez e Iglesias que complicarán aún más la vida a las empresas
Diego Barceló Larran es director de Barceló & Asociados.
Desde septiembre de 2019 viene cayendo el número de empresas inscritas en la Seguridad Social. Eso es otra muestra de que los problemas de la economía española son anteriores a la pandemia. El número actual de empresas es inferior al de septiembre de 2016. Van siete meses seguidos en que esta variable se reduce en todas las autonomías al mismo tiempo, algo que no sucedía desde mayo de 2013.
Lamentablemente, puede darse por seguro que la destrucción de empresas no se detendrá aquí. La “anestesia general” de los ERTEs todavía evita que se sienta a pie de calle toda la crudeza de la crisis. Además, aún se están decidiendo nuevas restricciones a la actividad económica.
En este contexto, lo aconsejable sería un plan que promueva la supervivencia de las empresas y, por lo tanto, de los empleos que de ellas dependen. Ese plan debería partir de una reducción drástica de impuestos, comenzando por el Impuesto sobre Sociedades. Eso debería complementarse con un recorte de costes regulatorios, suprimiendo y simplificando cargas administrativas. Medidas de ese tipo contribuirían a que más empresas pudieran superar la tormenta, al mismo tiempo que harían más atractiva la inversión productiva en España. Es decir, se darían incentivos a la creación de nuevas empresas y nuevos empleos.
Sin embargo, un obstáculo insalvable hace que ninguna de esas medidas sea factible: el gobierno de Sánchez e Iglesias. El primero prefiere la propaganda a la gestión, y confía en poder hacer todas las concesiones que sean necesarias para asegurar su permanencia en el poder. El segundo se aprovecha de la falta de escrúpulos de Sánchez, pues le permite seguir avanzando en su agenda bolivariana.
Medidas que no benefician a las empresas
Las medidas económicas que está tomando el gobierno son absolutamente extemporáneas y ajenas a la realidad que viven las empresas. Repasemos lo ocurrido en los últimos días.
- Se aprobó la exigencia de llevar un registro de sueldos, para “luchar contra la brecha salarial”, un problema que no existe; si fuera posible contratar a mujeres para hacer el mismo trabajo que los hombres pagando un 25% menos, las empresas ya lo habrían hecho.
- Se reguló innecesariamente el teletrabajo, con nuevas exigencias y amenazas de multas a los empleadores.
- Se aprobaron dos nuevos impuestos: la tasa Google y la mal llamada tasa Tobin.
- Se registró una enmienda a la Ley de Clima, para prohibir el aprovechamiento de minerales radioactivos, con lo que se pretende bloquear un proyecto ya en marcha.
- El Ministerio de Seguridad Social anunció que piensa subir las cotizaciones sociales a los autónomos que facturen más de 25.000 euros anuales.
- El gobierno envió a Bruselas el Plan Presupuestario, donde se anuncian más impuestos: a los envases de plástico, a los refrescos y tributos medioambientales.
- El mismo Plan incluye más medidas, que no especifica, pero que serían la supresión/reducción de la posibilidad de desgravar las aportaciones a planes de pensiones y el IVA del 21% a los servicios privados de salud y educación, entre otras.
- El Ministerio de Consumo prohibió los números 902, la publicidad del juego y casas de apuestas
- El mismo ministerio regulará la instalación de cámaras de vigilancia en mataderos, el etiquetado de alimentos, la alimentación en las escuelas, la publicidad infantil y la figura del “consumidor vulnerable”, así como nuevas normas en alimentación, telecomunicaciones, vivienda, etc.
Todas esas normas tienen un punto en común: encarecen, directa o indirectamente, los costes de producción. Por lo tanto, hacen más difícil exportar, competir con las importaciones y mantener los puestos de trabajo. Unas empresas no lo resistirán y cerrarán. Otras, sobrevivirán, a costa de mayores sacrificios de los que hubieran sido necesarios. A esto se añaden los riesgos macroeconómicos derivados de una deuda y un gasto púbicos fuera de control.
Si la pandemia supone de por sí una situación económica dramática, el gobierno de Sánchez e Iglesias la está agravando aún más. Lejos de “salir más fuertes”, de esta crisis saldremos híperendeudados, híperregulados y con un híperparo.
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