Economía

Trump nombra secretario de Estado a un petrolero amigo de Putin y ex ‘boy scout’

 

 

Donald Trump está formando su gabinete con la emoción de un «reality show». Se deja ver con los afortunados que ocuparán puestos de poder mundial, con un justo secretismo y dejando clara sus posiciones con futuros países aliados y amigos, como por ejemplo Rusia. Rex Tillerson, el CEO de la petrolera ExxonMobil, una empresa con grandes intereses en el antiguo país regentado por los zares.

Nada de azar, las decisiones de Trump no están siendo baladíes, el magnate no da puntada sin hilo. El nuevo inquilino de la Casa Blanca no ha perdonado las feroces críticas de Mitt Romney, recordemos que el ex gobernador de Massachusetts tildó al millonario de “farsante y fraude” durante la campaña electoral. Ahora Romney se ha quedado compuesto y sin liderar departamento.

Por otra parte, Trump está a favor totalmente del sector del crudo, no quiere ni oír hablar de energías limpias o alternativas. Sostiene el presidente electo que el petróleo es la llave de la nación y por ello, el mercado espera que haya un impacto positivo sobre las empresas petroleras, al menos a corto plazo. Y en eso está, le ha dado la llave del oro negro a Tillerson, un directivo petrolero con intereses en Rusia y con una agradable relación con Vladimir Putin.

La nación de EEUU ha sido siempre sentida con pasión por Tillerson. El CEO de Exxon Mobil participó activamente, en su juventud, en los “Boy Scout de América” (BSA), es más, llegó a ostentar puestos de responsabilidad. Fue nombrado “Eagle Scout”, el mayor rango en la pirámide de la organización y al que solo accede el 4% de los integrantes de la asociación. Tillerson tenía en su haber 21 condecoraciones scout que dejaban en evidencia sus dotes para el liderazgo y la planificación de equipos. Contaba entonces con 13 años de edad.

La relación con Rusia va a ser mirada con lupa, con detalle. Tillerson cuenta con una relación amistosa con los líderes de este país, tanto es así que en 2013 fue galardonado por Putin con la medalla de la Orden de la Amistad. El empresario republicano representaba los intereses de la petrolera fundada por los Rockefeller durante el mandato de Boris Yeltsin. Lo que une a Tillerson y a Moscú es el petróleo, lo mismo que le une a Trump.

Tillerson, hombre corpulento de fuerte acento texano, se ha dedicado a conseguir contratos millonarios de Venezuela, Qatar o Kurdistán en nombre de Exxon Mobil. Además, será una pieza clave en política exterior para el Gobierno de Estados Unidos, ya que las relaciones entre Rusia y el país americano estaban muy deterioradas desde la crisis de Moscú con Ucrania. Washington y sus aliados impusieron fuertes sanciones económicas contra Rusia por la participación del país de Putin en el conflicto ucraniano. Ahora se espera que la relación sea una balsa de aceite, o mejor, de crudo.

Tillerson no dudó un momento en mostrar su desacuerdo públicamente con Occidente y sus sanciones a Rusia. Claro, es comprensible, el castigo echó por tierra un proyecto millonario de ExxonMobil con la petrolera Rosneft para hacer prospecciones en Siberia.

La delgada línea de los intereses de EEUU y Exxon Mobil son objeto de preocupación para algunos políticos americanos. Además, no hay buena estima hacia Putin, es más, el senador republicano John McCain ha declarado que le preocupa la designación de Tillerson y ha añadido, con la lengua muy poco calva, que el primer ministro ruso es “un matón y un asesino, decir otra cosa es mentir”. Incluso Marco Rubio, senador por Florida, declaraba a través de su cuenta de Twitter que “un amigo de Putin” no es lo que espera de un secretario de Estado. Que continúe el “reality” de Trump.