Trade War!! ¿realidad o ficción?
“Un boom generó ingresos suficientes para que los aranceles cayeran, y al llegar la crisis, aumentaría la presión para que volvieran a subir. Cuando eso sucediera, la economía se estaría recuperando, dando la impresión de que los recortes arancelarios provocaron el colapso y el reverso generó la recuperación” Douglas Irwin
Estas últimas semanas, hemos vivido atónitos, entre escalada y desescalada, de la Trade War librada por el señor Donald Trump. Estas decisiones de “quita y pon”, lógicamente tienen una elevada incidencia en nuestros mercados globales, y me recuerdan claramente la seña de identidad de Trump; esa megalomanía tan notoria. Trump es un hombre muy necesitado de reconocimiento y protagonismo, que excede de ego y carece ampliamente de sentido común. Década tras década, ha sabido manejar la opinión pública a su antojo, y meritoriamente ha sabido explotar sus habilidades comerciales, para presentarse a la opinión pública, como un ser superior utilizando el argot del “Buitre”.
Sin embargo, las decisiones jactanciosas que le llevaron a la bancarrota (tras endeudarse para hacer del Taj Mahal el buque insignia de su egolatría), demuestran que Mr. Trump es un hombre sin medida y que habitualmente, ha destacado por escapar de todo control. Su decisión de acercar los portaviones a Corea hace justo un año, ha tenido un buen resultado, puesto que al fin y al cabo, hay dos maneras de ser; tolerante o autoritario. Queda claro que entre Obama y Trump, hay una distancia determinante en cada perfil y es importante entender la capacidad de cada personaje, para tratar de comprender la calidad de sus pretensiones.
Y las decisiones que nos aburren como inversores, parten de las consecuencias de esta absurda e ilógica guerra comercial. Los aranceles son medidas proteccionistas, que se utilizan en materia de política económica para restringir las importaciones de otros países y desincentivar su consumo, para favorecer el comercio y la industria interior. Y creo que no hace falta añadir, que esta medida es tan ineficaz como ilógica, puesto que la idea de defender la producción propia, resta competitividad a las empresas locales, al tener que aprovisionarse más caro y por lo tanto, tiene evidentes efectos nocivos en el mercado laboral y en el consumo, que a parte de contraerse por la afectación en el paro, tienen que pagar sus bienes de consumo y de servicio, más caros.
Es la arrogancia de Donald lo que empuja la Trade War. Sentirse el ombligo del mundo, puede tener consecuencias positivas, cuando en un país sin recursos económicos como Corea, acercas el portaviones Ronald Reagan, a ver quien puede más. Pero pensar que el proteccionismo hará de América un ente más grande, es probablemente un error económico a la altura de su querido Taj Mahal. ¿Delirios de grandeza renovados? Apuesten que sí, señores.
Como nos contaba Irwin, el mito del siglo XIX sobre la bondad del proteccionismo, es una gran falacia. Recordemos los aranceles de Bush en 2002 sobre el acero chino, y también Obama hizo lo propio sobre los neumáticos de dicho país entre 2009 y 2012. Años después sabemos que ambas medidas tuvieron evidentes resultados negativos para la economía estadounidense.
Ante todo ello, sólo me pregunto qué afectación puede tener toda esta teatralidad sobre los Mercados Americanos. ¿Acaso no es la liberalización lo que empuja a los empresarios a mejorar sus ideas?; ¿Qué pasará con la ineficiente industria automovilística americana?; ¿Ciertamente nadie recuerda la quiebra de 2009? Sabemos que una industria poco competitiva, no se ayuda subiendo los precios de sus componentes o de su aprovisionamiento. ¿Cómo mejoras las infraestructuras, cuando cierras las puertas a empresas líderes en tecnología?; ¿Creen que no tiene sentido la licitación internacional, a cambio de adquirir tecnología?
Considero que la vulnerabilidad de los mercados, se debe a la fragilidad mostrada por los consumidores, que han alimentado su cesta de la compra, a base de ser muy manipulados. Las políticas monetarias han sustentado el efecto riqueza de un consumidor, que tira de deuda, haciendo una cruda correlación, entre el precio de sus activos y las tangibles ganas de gastar. El efecto rebote de un mercado alcista que está cerca de lograr su récord histórico de longevidad en USA, puede convertirse en una tormenta perfecta para los americanos, si el proteccionismo del señor Trump, termina convirtiendo a EEUU en una potencia falta de recursos, aislada del mundo y con un mercado laboral y un consumo, dotados de una fragilidad, que podrían llevar a muchos problemas al pueblo americano.
Como Trader profesional y economista, no puedo más que alejarme de los cantos de sirena que ofrecen las ilusorias subidas de las Bolsas americanas, en los últimos 9 años. Puesto que la sobrevaloración de las empresas USA, junto con las decisiones megalómanas de Trump, son un “cóctel molotov” demasiado arriesgado para nosotros en el largo plazo. Esperemos no obstante, que todo este teatro que estamos viviendo en todos los medios de comunicación y redes sociales, sea una medida de exagerar sin límites una postura que nos expone más al Trump del aprendiz, que el del Taj Mahal, ya que si no queridos míos; ¡estamos todos despedidos!