El Santander marca la pauta ante las fusiones: el resto de bancos también cerrará oficinas
La decisión del Santander de cerrar oficinas pequeñas en toda España abre una compuerta que el resto de entidades españolas han mantenido cerrada a la espera de que alguno de los grandes bancos fuera el primero en dar el paso. Sus competidores van a seguir sus pasos y reducirán también su número de oficinas en busca de una mayor eficacia. Este tipo de medidas son necesarias para afrontar el proceso de fusiones en el sector que arrancará cuando haya nuevo Gobierno, tras el que la plantilla total del sector podrá haberse reducido en 35.000 empleos.
Fuentes del sector bancario han dicho a OKDIARIO que ningún banco español se había atrevido hasta ahora a reducir su red de oficinas para no lanzar a un mensaje “que el mercado podría tomar de forma equivocada como de debilidad”. Destacan que el cierre de oficinas es algo que antes o después tenía que empezar, puesto que las redes están sobredimensionadas de manera que restan eficiencia en la actualidad.
«Desde hace años todos imitan lo que hace el Santander»
El hecho de que el Santander haya sido el primero en dar el paso va a facilitar que sus competidores superen sus miedos. Que sea el mayor banco español el pionero en este tipo de acciones va a restar dramatismo ante el mercado cuando lo hagan las otras entidades. Además, destacan las fuentes, existe el efecto arrastre que siempre genera la entidad actualmente presidida por Ana Botín: “Desde hace años todos imitan lo que hace el Santander. Convulsionó el mercado cuando lanzó la Supercuenta en 1989, que pronto fue replicada por otros, y desde entonces siempre ha marcado la pauta”.
Preparando las fusiones
La disminución del número de oficinas y la reducción de plantillas es además una necesidad ante el baile de fusiones en el sector bancario que va a arrancar en los próximos meses. Procesos similares ocurridos hace años provocaron que las entidades resultantes se encontraran en numerosos lugares de España con que tenían dos o más sucursales separadas por apenas muy pocos metros unas de otras, lo que obligó a tener que cerrar muchas de ellas tras la fusión. Si el cierre de las más pequeñas se realiza antes de la unión de dos bancos, estos cierres a posteriori se darán en mucha menor medida.
Santander es una de las dos entidades que se perfilan como las primeras en lanzarse al terreno para poner en marcha un proceso que el Banco de España da por hecho que va a tener lugar este año. BBVA es el otro banco que podría entrar en el juego desde un primer momento. El tercer gran grupo resultante podría ser el liderado por La Caixa. Luis de Guindos quiere que Bankia quede fuera. No todos los participantes serán españoles, puesto que el organismo gobernado por Luis María Linde ve con buenos ojos que entidades extranjeras también participen en él.
Retos presentes y futuros
Una vez que se sepa quien será el inquilino de La Moncloa se iniciarán las conversaciones oficiales que podrán desembocar en operaciones de deue dilligence, indispensables en toda fusión. Casi 35.000 puestos de trabajo pueden desaparecer cuando concluya el proceso.
En la actualidad, el sistema financiero español se enfrenta a un difícil escenario, ya que las cuentas de los bancos están muy presionadas por los bajos tipos de interés, el crecimiento moderado del volumen de negocio, la elevada competencia y las crecientes exigencias regulatorias, especialmente en materia de capital y liquidez.
Y es que, a pesar de los avances que ha protagonizado el sector desde el estallido de la crisis en 2008, la rentabilidad del conjunto del sistema financiero todavía está por debajo de los niveles necesarios para garantizar la sostenibilidad del negocio.
En medio de este proceso de recuperación, la Unión Bancaria Europea supone un reto mayúsculo, configurando un nuevo escenario en el que las entidades más sólidas y competitivas serán las protagonistas.