Sánchez renuncia a que España sea el suministrador de gas de Europa tras alardear del gasoducto BarMar
Inicialmente, España, Francia y Portugal habían planteado la idea de que en una primera fase pudiera transportar gas natural
Teresa Ribera asegura que el primer proyecto del gasoducto BarMar estará listo en diciembre
Macron gana la batalla a Sánchez: España y Francia acuerdan sustituir el Midcat por otro gaseoducto
Pedro Sánchez anunció a bombo y platillo su acuerdo con Emmanuel Macron en octubre para construir el gasoducto BarMar (Barcelona-Marsella) que sustituía al proyecto MidCat. Entonces ya era una victoria del Gobierno francés sobre el español, como informó OKDIARIO, pero nuestro presidente lo vendió como una gran oportunidad para que España se convirtiera en el gran suministrador de gas de Europa. Mes y medio después, esta oportunidad también se ha venido abajo: Sánchez ha renunciado a que el BarMar transporte gas y sólo llevará hidrógeno (cuando se pueda).
Este viernes, Sánchez, Macron, Antonio Costa y Úrsula Von der Leyen han escenificado la puesta de largo este proyecto al que han cambiado el nombre por H2MED. Fuentes gubernamentales aclaran que el conducto que se prevé construir solo podrá transportar hidrógeno, ya que esta es la condición principal de Bruselas para otorgar fondos europeos para financiarlo y los tres países quieren cumplir con todos los requisitos para recibir financiación, extremo que también han confirmado en el Elíseo.
En realidad, detrás de la explicación de los fondos europeos se encuentra una nueva victoria del Gobierno francés, cuyas empresas energéticas nunca han querido que España suministre gas al resto de Europa -sobre todo a Alemania- a través de su territorio. Por eso se ha opuesto históricamente al MidCat (gasoducto que iba a unir Cataluña con el sur de Francia a través de los Pirineos) y ahora impide que el BarMar se utilice para transportar gas natural. Y Sánchez lo ha aceptado sin rechistar.
Se trata de una marcha atrás en toda regla, ya que en octubre el presidente dejó claro que el gasoducto pretendía convertir a España en el hub de gas para Europa (papel en el que íbamos a competir con Italia, que ha firmado un gran acuerdo de suministro con Argelia tras el enfrentamiento de este país con España por el Sáhara). De hecho, esta declaración provocó un enfrentamiento con Podemos, que rechazó el proyecto porque lo consideraba «una marcha atrás en la lucha contra las emisiones de gases de efecto invernadero».
Rebautizado como H2MED
Aunque inicialmente se le bautizó como BarMar, finalmente se ha optado por H2MED como su nombre oficial, han explicado fuentes del Elíseo, para poner de manifiesto que es un proyecto que engloba a los tres países (pese a que Portugal no da precisamente al Mediterráneo) y que incluye no solo el conducto entre Barcelona y Marsella sino la finalización de la conexión entre Celourico da Beira (Portugal) y Zamora.
Los tres gobiernos, junto con los operadores de transporte de gas de los tres países -Enagás en el caso de España-, han trabajado en las últimas semanas para desarrollar este proyecto con vistas a poder presentarlo a Bruselas el 15 de diciembre y poder recibir fondos para su financiación. Desde Moncloa inciden en que la presencia de Von der Leyen, que desde un primer momento se ha mostrado muy interesada en el proyecto, es un buen augurio para que haya financiación europea y dejan claro que la aspiración es conseguir el máximo, es decir, el 50% del coste total del proyecto, ya que es un proyecto europeo.
Tanto Moncloa como el Elíseo han evitado entrar en más detalles en cuanto al trazado y los plazos de ejecución, así como si contará con participación privada, a la espera de la decisión que tomen este viernes Sánchez, Macron y Costa, quienes serán los encargados de hacer el anuncio. Ambos gobiernos han incidido en que se trata de una infraestructura de gran envergadura, que requiere toda una serie de estudios previos tanto de viabilidad como técnicos y medioambientales y que por tanto no podrá materializarse en pocos años.
El H2MED, han recalcado desde el Gobierno español, no es una solución a la actual crisis energética en Europa sino que se enmarca en la transición verde en la que está inmersa actualmente la UE, algo que también ha reivindicado el Elíseo, que ha subrayado que es un proyecto a medio y largo plazo y dentro de los esfuerzos por lograr la soberanía energética europea.
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