Pedro Fernández Villamea: «En 2025 habrá aerotaxis, algunos pilotados y otros no pilotados»

El crecimiento de la población mundial es exponencial. En 1950, la población mundial ascendía aproximadamente a 2.500 millones de personas; hacia el año 2000, la población mundial superaba escasamente los 6.000 millones, un aumento de casi el 150% en sólo 50 años. Hoy en día, hemos alcanzado los 7.700. De ellos, alrededor del 55% (4200 millones de habitantes) vive en ciudades. Se cree que esta tendencia continuará. En 2050, la población urbana se duplicará, y casi 7 de cada 10 personas vivirán en ciudades. Esta concentración en grandes urbes conllevará una necesaria reestructuración operativa de la movilidad en ellas para evitar atascos y contaminación. ¿La solución? Drones para trasladar pequeña paquetería desde los polígonos al centro de la ciudad (conocido como última milla) y aerotaxis. Será la movilidad aérea urbana.

Es el futuro que nos espera

Nuestro protagonista, Pedro Fernández Villamea, abogado y vocal y coordinador de la Asociación Española de Derecho Aeronáutico y Espacial (AEDAE) nos cuenta que en 2023 se trasladará paquetería de no más de 1 kilo mediante drones, con el objetivo de descarbonizar las ciudades y que en 2025 habrá aerotaxis, algunos pilotados y otros no pilotados. Se empezarán a ver aerotaxis en algunas pequeñas y medianas ciudades. Se harán vertipuertos, aeropuertos de despegue y aterrizaje vertical dentro de las ciudades. De momento, se están realizando pruebas de control de transporte aéreo con drones, mediante inteligencia artificial, en cinco ciudades europeas, una de ellas española: Zaragoza.

Por este motivo, se está trabajando desde el sector aeronáutico en el entorno del proyecto Urban Air Mobility, así como en el proyecto Flying Forward.

A día de hoy, se plantean los siguientes usos en el ámbito urbano-operativo: control de masas mediante captación de imágenes; control de movilidad peatonal en momentos de cierre perimetral de la ciudad y traslado de pequeña paquetería desde los polígonos al centro de la ciudad (última milla).

La puesta en marcha de este futuro transporte urbano requiere garantizar una aeronavegabilidad segura.

Con la entrada en vigor el pasado 1 de enero del nuevo ordenamiento legal aplicable al uso y fabricación de drones (Directivas 945 y 947), se establece un escenario de cierta seguridad jurídica en torno a tres grandes categorías para su uso: abierta, específica y certificada, según el peso, altura y uso final del aparato. A su vez, el Ministerio de Fomento está terminando de perfilar un Real Decreto que reducirá la distancia aeródroma (8 kms de distancia, como mínimo, entre el lugar del vuelo del dron y el aeropuerto más próximo) y hasta 60 metros de altura en zonas aéreas controladas. Se habla, incluso, de la posibilidad del vuelo libre en espacio aéreo controlado.

Nos cuenta Pedro Fernández Villamea que, «de ser así, posibilitaría la logística aérea a través de estos aparatos. Ahora bien, el principal reto legal y operativo al que se enfrenta Europa para la incorporación de los drones a la logística diaria urbana es el llamado U-Space. Hablamos de un conjunto de servicios digitales que unificará el espacio aéreo permitiendo la coordinación segura de drones, aerotaxis y helicópteros de vuelo bajo».
Este gran proyecto se está perfilando en la Comisión Europea y entrará en vigor el 26 de enero del 2023.

En cuanto a los retos legales operativos en el ámbito del control de personas y de masas, nos cuenta que «plantean interpretaciones legales matizables sobre el tipo de tratamiento posterior de las imágenes captadas y su cadena de custodia a efectos de prueba pericial posterior en un proceso judicial».

Otro de los puntos clave es la seguridad, más aún, viendo los numerosos ciberataques que se están realizando últimamente de los que son víctimas no sólo particulares, sino grandes corporaciones privadas y Estados. Los drones tendrán que poder ser manipulados parcialmente, aunque sufran un ciberataque.