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El nuevo ‘mordisco’ en tu nómina: así te afecta la subida de cotizaciones que entra en vigor en enero

Muchos trabajadores han empezado a hacer números antes de que acabe el año, y no precisamente por las compras que van a hacer para los Reyes Magos. 2026 llega con un ajuste que, aunque pequeño en apariencia, terminará notándose mes a mes. Se trata del llamado Mecanismo de Equidad Intergeneracional (MEI), que ya se descuenta desde hace un tiempo en las nóminas, y que de nuevo va a subir a partir de enero. Y esa subida, por discreta que parezca, supone un recorte directo en el salario neto, una especie de mordisco que se queda a vivir en la nómina durante años.

La situación económica no ayuda. Con precios presionando y sueldos que no siempre avanzan al mismo ritmo, cualquier deducción adicional, por ligera que sea, se recibe como una carga más. Y esta no es de las que se aplican un año y luego se olvidan: es progresiva y seguirá creciendo, lo que hace que muchos trabajadores se pregunten cuánto van a perder ahora y, sobre todo, cuánto acabarán perdiendo en unos años. Este mecanismo, que forma parte de la última reforma de pensiones aprobada por el Gobierno, nace con una justificación clara: reforzar la caja de la Seguridad Social ante el envejecimiento de la población. El problema es que esa explicación colectiva choca con la realidad individual del trabajador, que ve cómo su nómina mensual se reduce sin obtener a cambio más derechos o una futura pensión más elevada.

El nuevo ‘mordisco’ en tu nómina: así te afecta la subida de cotizaciones

El MEI no es una cotización nueva en el sentido estricto, pero funciona como tal. Es un porcentaje que se aplica directamente sobre la base de cotización y que aparece desglosado en la nómina. No sirve para mejorar la pensión futura ni suma años ni cálculos adicionales: su única función es alimentar un fondo destinado a sostener el sistema en el futuro.

Esto es importante porque muchos trabajadores creen que, si pagan más, cobrarán más. Pero con el MEI no ocurre así. Lo que aportan hoy es un refuerzo del sistema, no un beneficio personal.

El reparto del porcentaje también genera dudas. Aunque la mayor parte del MEI la asume la empresa, el trabajador soporta una parte que se descuenta directamente de su salario. Y esa parte es la que se notará en enero, porque el tipo total sube del 0,7% actual hasta el 0,9%.

Cuánto bajará realmente tu nómina en 2026

A partir del 1 de enero de 2026, el MEI quedará fijado en el 0,9% de la base de cotización, de los cuales el 0,75% lo pagará la empresa y el 0,15% saldrá del bolsillo del trabajador.

Puede parecer poco, pero conviene ponerle números reales. De este modo, trabajador con un salario bruto anual de 30.000 euros, o una base de cotización similar aportará:

Ese recorte, traducido a la nómina mensual, se queda en torno a 4 euros menos cada mes. Sí, es una cifra modesta, pero estable, fija y creciente con el tiempo.

En el caso de quienes cotizan por la base máxima, alrededor de 63.180 euros, el impacto es mayor:

Para sueldos inferiores, el impacto es menor, pero siempre constante. No se libra nadie: todo trabajador que cotiza para la jubilación verá el MEI reflejado en su nómina. Y lo seguirá viendo durante décadas.

Una subida que no se queda aquí: el calendario hasta 2050

La parte más delicada del MEI no es lo que implica en 2026, sino lo que viene después. El mecanismo está diseñado para subir poco a poco cada año:

Y, a partir de ese momento, se mantiene estable hasta 2050.

Esto significa que el recorte en la nómina también irá creciendo progresivamente, incluso aunque el trabajador no cambie de empleo ni suba de categoría. El MEI acompañará a toda una generación durante buena parte de su vida laboral.

El argumento del Gobierno es que este esfuerzo adicional permitirá sostener las pensiones cuando se jubile la generación del baby boom. Pero en la práctica, para el trabajador de hoy, supone convivir durante 25 años con un recargo que no mejora su jubilación futura.

Por qué se aplica y qué consecuencias tiene en el día a día

El propósito oficial es reforzar el sistema para evitar déficits futuros. Sin embargo, a nivel doméstico, lo que la gente siente es lo contrario: una mayor presión sobre el sueldo neto. Para algunos, esos tres o cuatro euros al mes quizá no sean determinantes; para otros, sumados a subidas de precios, hipotecas más caras y costes acumulados, representan otro ajuste más en un presupuesto que ya no da tanto de sí. Además, la medida se suma a otras cargas laborales que se han ido introduciendo en los últimos años, lo que crea la sensación de que la nómina se encoge sin que el salario real avance.