Meliá pierde 425 millones por el impacto del Covid pero mantiene una liquidez de 316 millones en 2020
La cadena hotelera Meliá Hotels International registró pérdidas netas atribuidas de 595,9 millones de euros en 2020, frente a los beneficios de 112 millones de euros obtenidos un año antes, lastrada por el fuerte impacto de la crisis del coronavirus en el sector turístico como consecuencia de las restricciones y medidas adoptadas en materia de movilidad para tratar de frenar la propagación de la pandemia.
A pesar de las pérdidas registradas la compañía mantiene una fuerte posición de liquidez que ascendía a 316 millones de euros a cierre de 2020. El liderazgo digital en el periodo (con más de un 51% de las ventas realizadas vía melia.com desde el inicio de la pandemia) le permitió aflorar ventajas competitivas en ocupaciones y tarifas, flexibilidad comercial, seguridad sanitaria, fidelidad y relación con el cliente
Excluyendo deterioros, las pérdidas del grupo alcanzan los 425,9 millones de euros. El resultado bruto de explotación (Ebitda) del año fue negativo por 151,5 millones de euros, frente a los 477,9 millones de euros de un año antes, mientras que el resultado operativo cayó hasta los 557,3 millones de euros negativos, frente al beneficio de 222,8 millones de 2019.
Según los resultados trasladados a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), la compañía redujo sus ingresos operativos en un 70,7%, hasta los 528,4 millones de euros, mientras que los gastos se recortaron un 47,8%, hasta los 679,3 millones de euros.
Como fortaleza a nivel empresarial, la hotelera busca afianzarse en el segmento vacacional, que representa el 60% de sus hoteles y genera el 70% del beneficio operativo del grupo, y que tendrá, según las previsiones, una recuperación más temprana que el urbano.
Reacción de la compañía
El vicepresidente ejecutivo y consejero delegado de Meliá, Gabriel Escarrer, señala que, tras alcanzar en 2019 unos resultados positivos, la pandemia «dejó la actividad turística en un estado de práctica hibernación», y destaca que la reacción de la compañía ante el desplome de la demanda «fue la mejor de las posibles», aplicando un plan de contingencia y revisando la estrategia para anticiparse a las tendencias.
Para los próximos meses, aunque esperan que el mercado se reactive a partir del segundo trimestre, esto estará condicionado a la evolución de la vacunación y a la coordinación de los sistemas de control y configuración de «corredores seguros» u otras alternativas similares para incentivar el turismo entre mercados emisores y destinos. Asimismo, también estará condicionado a los factores económicos y las capacidades adquisitivas de la población. Por ello, Escarrer señala que no alcanzarán los niveles de facturación previos a la pandemia hasta 2023 o 2024.
No obstante, y «desde la prudencia», la compañía ve con optimismo el repunte de reservas a partir de mayo y junio, inducido por las mejoras en el control de la pandemia y la apertura de fronteras en el Reino Unido.