La inversión en conocimiento
Coloquialmente, se dice que el conocimiento “no ocupa lugar”. Es decir, todo aquello que aprendamos, tarde o temprano, en una situación u otra, nos acabará sirviendo para alguna cosa, ya sea en nuestra vida laboral o personal. Si trasladamos este dicho al mundo de la empresa, existe lo que se llaman “inversión en conocimiento”. Es un concepto que se refiere a todas aquellas inversiones relacionadas con aquellas novedades que aparecen en un sector y que nos deben servir, finalmente, para ser más competitivos.
¿Cómo invertir en conocimiento?
La concepción tradicional de la inversión en conocimiento nos lleva a pensar que se trata de realizar grandes inversiones para conseguir tecnologías muy modernas. Es cierto que, una parte de este tipo de inversiones, así son. Ahora bien, existen otras formas menos conocidas de invertir en conocimiento que también pueden ayudar en gran medida a conseguir una mayor competitividad.
Realizar un completo estudio de mercado
Conocimiento es el nombre del verbo “conocer”. Y qué mejor para ser competitivos y adaptar el producto a aquello que se está demandando que conociendo las necesidades y preferencias de los clientes. A través de un estudio de mercado, que debe ser entendido como una inversión y no como un gasto, podemos saber con exactitud cuáles son las preferencias exactas del público objetivo y dónde se ubica. Así, podremos centrar y focalizar al máximo toda la inversión en marketing.
Conocer experiencias de empresas de otros países
Es interesante y positivo conocer experiencias en otros países sobre empresas que operan en el mismo sector y están teniendo éxito. A partir de estas experiencias, podemos recoger ideas que después aplicaremos o adaptaremos a las exigencias y necesidades de nuestro mercado.
Asistir a ferias o formaciones sobre el sector
Son lugares en los cuales se reúnen las empresas y profesionales del sector. Es un lugar ideal para conocer y compartir todo tipo de experiencias, además de recopilar contactos y, en el mejor de los casos, empezar a encarrilar algún tipo de acuerdo comercial.
Formar a los distintos miembros de la empresa
Las personas que conforman los distintos equipos son los que, finalmente, desempeñarán el trabajo que tendrá como objetivo conseguir unos objetivos comunes que se habrán fijado. Por lo tanto, todos los niveles de la empresa deben de estar correctamente formados para que puedan realizar su trabajo de la forma más eficiente posible. Solamente a partir de la eficiencia de cada trabajador y grupo de trabajo se puede llegar a la máxima competitividad.
Adquirir las últimas novedades en el sector
Es el punto más conocido. La tecnología avanza día tras día de forma imparable. Por lo tanto, si la empresa no quiere quedarse atrás, debe estar al día de estas innovaciones, adquirirlas y formar a las personas adecuadas para que sepan utilizar estos nuevos mecanismos de la forma más eficiente posible.
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