La inversión china desaparece de España en 2020 tras el récord de 1.800 millones de euros en 2016
La inversión china llegó a un punto álgido con 1.800 millones en el año 2016. Desde entonces ha estado bajando hasta prácticamente desaparecer durante esta primera mitad del año, en la que se ha mantenido mejor en otros países de Europa.
La inversión de China, la segunda economía del mundo, ha prácticamente desaparecido en España durante 2020. Solo se ha producido una compra de capital chino en España en estos seis meses, lo cual hace que nuestro país registre los peores resultados entre varios países europeos, según un informe de Baker & McKenzie.
La única operación que ha habido en esta mitad del año en España ha sido la compra a Técnicas Reunidas, Iberdrola y Naturgy de sus empresas de ingeniería especializadas en nuclear. El adquiriente fue China Energy Engineering Corporation (CEEC) y la fecha fue el 22 de enero. Desde entonces, ni una sola operación más en España, que de esta forma se posiciona como el país europeo donde menos operaciones chinas se ha realizado este año.
En un periodo en el que en España solo se ha hecho una operación de entrada de capital chino, en Alemania se han hecho nueve operaciones por valor de más de 500 millones de euros
Y es que, aunque la pandemia del coronavirus ha afectado al impulso inversor de los chinos, ha sido devastadora para el atractivo del mercado español. Por ejemplo, en Alemania se han hecho en todo este tiempo nueve operaciones por un valor de más de 500 millones de euros. Francia ha registrado tres operaciones por treinta millones, y ya con operaciones de menos valor han estado Reino Unido (7 operaciones), Suiza, Suecia e Italia con dos. España queda de farolillo rojo, solo con la citada operación energética.
Entre los motivos para este pobre resultado, Baker & McKenzie cita que países como España y Francia han hecho más duras las condiciones para compradores extranjeros, con el objetivo de evitar que se aprovecharan de los bajos precios de los activos por la crisis.
Nissan
Además, en este periodo se han perdido para siempre inversiones extranjeras de importancia en España, como era la de los japoneses de Nissan en Barcelona. Durante los días previos a la marcha de la automotriz se estuvo rumoreando sobre la llegada de inversores chinos que estarían interesados en la planta de la Zona Franca, asegurando que el Gobierno estaba sondeando a inversores chinos para que apostaran por la factoría.
Sin embargo, esta posibilidad nunca estuvo realmente encima de la mesa y se utilizó más bien como modo de presión para la multinacional Renault-Nissan.
1.800 millones en 2016
Los chinos venían de hacer inversiones récord en España que alcanzaron los casi 2.000 millones de euros (1.800 millones) durante el año 2016, que fueron seguidas de otros 1.170 millones de euros de inversión en 2018, un año que comenzó con el Gobierno de Mariano Rajoy y cambió al Ejecutivo de Pedro Sánchez en junio. Desde entonces, se ha pasado de 1.170 millones a 80 millones en 2019, la cifra más baja con mucha diferencia desde el año 2013, que es el primero que establece Baker & McKenzie.
La tendencia de entrada de capital chino cambió radicalmente ya en 2019
Incluso en 2013, cuando el país aún trataba de recuperarse de la crisis del euro, entraron cerca de 300 millones de euros. Una tendencia que cambió en 2019 y ahora en lo que llevamos de 2020.
Maite Diez, socia de M&A de Baker McKenzie señala que «además de la incertidumbre económica generada por la pandemia del Covid-19, las empresas chinas con ambición para invertir en el extranjero se enfrentan a un entorno totalmente distinto al de hace algunos años. Por un lado, tienen que hacer frente a los controles de flujos de capital por parte de Pekín y al endurecimiento de las condiciones de liquidez en China, mientras que, por el otro, se encuentran con un aumento de las restricciones a la inversión extranjera por parte de algunos destinos atractivos para la inversión china».
Desconfianza
La desconfianza ha seguido aumentando entre la Unión Europea y China, y dificultando con ello las inversiones entre ambas áreas económicas. «La creciente desconfianza entre las administraciones de la UE y China, que se ha hecho patente en el contexto de la pandemia, conllevará un previsible aumento de la regulación europea para hacer frente a inversores extranjeros que quieran invertir en empresas -aprovechando la depreciación de los activos provocada por la pandemia-, lo que sin duda afectará al volumen de la inversión de China en España y Europa», dice Maite Díez.
Por el momento, lo que se mantiene con cierto vigor es la inversión extranjera en el país asiático, ya que los fondos internacionales siguen confiando en el crecimiento de la clase media en China. PepsiCo, Volkswagen o JP Morgan son algunas de las empresas que están apostando por el mercado chino en lo que va de año.
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