Economía
BOLSA ESPAÑOLA

El Ibex baja un 0,6% durante el mandato de Sánchez mientras otros índices europeos suben más de un 25%

El actual presidente del Gobierno y candidato socialista a la reelección presidencial en este 23JPedro Sánchez, no será recordado por una lustrosa gestión económica en caso de que le toque abandonar el Palacio de la Moncloa. Junto a indicadores como el crecimiento económico o el empleo, la Bolsa es también un índice a considerar como reflejo de la evolución de la economía de un país. Y, desde que Pedro Sánchez se puso a la cabeza del Gobierno español el 2 de junio de 2018, el Ibex 35 se ha devaluado un 0,6%. Por el contrario, el principal índice bursátil de referencia en España obtuvo una rentabilidad media anual del 4% durante los últimos 30 años.

En el tiempo en el que el presidente socialista ha gobernado, la caída más abultada del Ibex fue la que se produjo justo antes del decreto del estado de alarma por la pandemia mundial del coronavirus. A medida que la Covid-19 causaba estragos en otros países del entorno europeo, el Ibex pasó de 9.956 puntos el 14 de febrero de 2020 a 6.443 el 20 de marzo: una pérdida de más del 35% de su valor. Hasta entonces, el selectivo apenas había alcanzado un 2,6% de revalorización desde que el PSOE subió al poder.

Todas las bolsas cayeron a escala global, pero la economía española, y con ella el Ibex, se resintió especialmente por el peso que el turismo tiene en el PIB español. Las actividades intensivas en mano de obra ligadas al sector terciario como la hostelería o la hotelería sufrieron de forma grave las consecuencias de esta pandemia. Después, en octubre, noviembre y diciembre de ese mismo año llegó una gran recuperación bursátil: el Ibex despegó casi un 30% gracias al anuncio de la creación de la vacuna contra el covid de Pfizer. La humanidad recuperaba la fe en salir de la peor pandemia en un siglo y los mercados lo celebraron. Tras esto, sin embargo, nuevas variantes del coronavirus como Ómicron pusieron momentáneamente en jaque la economía a finales de 2021 y principios de 2022.

Tras todo ello, cuando parecía que la normalidad iba a llegar, la economía se enfrentó a un nuevo golpe que desencadenó una caída bursátil del 12% en febrero de 2022: la invasión de Rusia en Ucrania. Este conflicto bélico en Europa, junto a la crisis energética arrastrada desde hacía meses, pusieron de nuevo en apuros a las economías occidentales. Entonces, el proceso inflacionario se agigantaba y se empezaba a pronosticar que la subida general del nivel de precios podría superar el 10%, como sucedió.

En los meses posteriores al inicio del conflicto, el Ibex encadenó subidas y bajadas hasta que en octubre de 2022 inició una revalorización del 30% que abarcó hasta el inicio de la crisis bancaria derivada de la quiebra del Silicon Valley Bank, en marzo de este mismo año.

Sí suben en el resto de Europa

Por todo ello, la evolución del Ibex desde la llegada a Moncloa de Pedro Sánchez hasta la actualidad contrasta con la de otros índices europeos de relevancia que han conseguido revalorizarse: el alemán DAX 40 en un 27%; el francés CAC 40 un 35%; el EURO STOXX 50, un 27%; y el italiano FTSE MIB en un 30%.

Legado cuestionable

Pero, además, España tampoco sale bien parada si se miden otras variables económicas. Es la Nación europea que menos ha crecido económicamente desde 2018: un 0,4%, mientras que la media en Europa es el 1,3%. En paralelo, si se compara la renta per cápita, España sale todavía peor parada: es el único país comunitario en el que esta variable baja, frente al aumento del 4,3% de media en los Veintisiete.

Asimismo, Sánchez cuenta también con peores datos en creación de empleo que anteriores presidentes del Gobierno, como Mariano Rajoy: mientras durante el mandato del actual ejecutivo se han creado 1,108 millones de empleos, durante el anterior Gobierno del Partido Popular, fueron 1,19 millones, según los datos de la Encuesta de Población Activa.

En definitiva, todo el conjunto de decisiones en materia económica del Ejecutivo socialista ha repercutido negativamente en la rentabilidad que los inversores han obtenido en las empresas españolas, así como en la confianza que los inversores extranjeros depositan en la economía española.