Economía
Economía internacional

El fin de la guerra comercial: un acuerdo muy beneficioso para la economía

Francisco Coll es economista y analista del servicio de estudios del 'think tank' Civismo

El acuerdo entre las dos primeras economías del planeta vuelve a estar más cerca que nunca. Pese a que en los últimos meses, en el año y medio que llevamos de guerra comercial, se han intensificado las esperanzas de la posible llegada de un acuerdo que devuelva la estabilidad a los mercados y el comercio, una y otra vez han caído en saco roto. Por cuestiones diversas ambos mandatarios han paralizado todas las intenciones de acuerdo, postergando así la solución al conflicto.

Sin embargo, en las últimas semanas, las esperanzas sobre la posible llegada de un acuerdo dosificado entre ambos mandatarios han vuelto al escenario económico y político.

Las últimas declaraciones del presidente norteamericano en Twitter anunciaban la llegada de ese acuerdo. Se espera que la firma se realice en una visita de los mandatarios chinos, excluyendo a Xi Jinping, y donde se realizaría el acto de firma sería, según Trump, en la Casa Blanca.

El primer acuerdo se firmaría el 15 de enero pero se pretende que haya una segunda firma más adelante, que pretende hacerse ya en China, donde Donald Trump visitaría al mandatario chino, su homólogo Xi Jinping, para seguir avanzando en esa paz comercial que tanto precisa el comercio, así como la economía mundial.

El pacto entre EEUU y China devolvería la estabilidad y la normalidad a unos mercados completamente agitados y muy convulsos por la situación que viven, tratando paliar la mayor disputa comercial en años.

La disputa comercial, pese a la normalidad con la que se observa dicho fenómeno en estos momentos, es uno de los principales lastres para el crecimiento y el desarrollo. De acuerdo con el organismo supervisor en materia de comercio, la Organización del Comercio Mundial (por sus siglas en inglés, la WTO), las previsiones de comercio a cierre de 2019 muestran una tasa de variación positiva, pero bastante distante a la pronosticada a principio de año, cuando las esperanzas de lograr un acuerdo eran más realistas.

Mientras que inicialmente se esperaba un crecimiento del comercio global cercano al 2,6%, finalmente el organismo tuvo que corregir (ante el mayor deterioro experimentado en el balance de riesgos y las oleadas arancelarias) sus previsiones a la baja. Finalmente la tasa de crecimiento del consumo mundial se rebajó al 1,2%.

No hay que olvidar que el comercio global es uno de los principales motores de crecimiento y desarrollo de la economía mundial, ya que supone cerca del 60% del PIB mundial. De hecho, en países como Alemania o China, el comercio es el fenómeno en el que se basa una gran parte de su modelo productivo.

En el caso de Alemania, cerca del 80% de su PIB se encuentra supeditado al sector exterior. En China la cifra también muestra ese fuerte peso que representa este fenómeno para su economía, con un peso que se sitúa en niveles cercanos al 40% del PIB. En otras palabras, economías muy dependientes de unos mercados que, de no recuperar esa normalidad y esa liberación en los flujos, podrían verse -como ya se están viendo- muy mermadas, económicamente hablando.

Aún queda trabajo por delante, pero como podemos observar, la retirada de ambos países de la guerra comercial no solo mejoraría las relaciones diplomáticas entre los países implicados, sino que desbloquearía, como hemos visto, uno de los principales motores del crecimiento económico.

Un motor muy necesario en momentos como el actual, donde la economía se desacelera de una forma más intensificada que lo previsto, a priori; y donde además el ciclo económico expansivo en el que nos encontrábamos ya está alcanzando su culmen.