Economía
BATALLA POLÍTICA

Ferrovial o cómo pasar de eje de la ‘beautiful people’ a estar en el foco con Gobiernos del mismo signo

La empresa busca cotizar directamente en Nueva York mientras la izquierda en el poder le acusa de querer eludir el impuesto a las grandes fortunas

Belarra tacha a Ferrovial de «empresa pirata» y pide que «devuelva hasta el último euro»

El padre, Rafael del Pino y Moreno, un joven y ambicioso ingeniero de Caminos que dejó el gigante Dragados para construir su propia empresa Ferrovial, asumió desde el principio un viejo dogma del sector: «El mejor Gobierno es el que hay» porque a nadie que quiere hacer crecer su compañía se le ocurre ‘alejarse’ de su principal cliente.

Rafael del Pino (Moreno), fundador de la empresa, supo cómo jugar la baza de las buenas relaciones hasta convertirse en uno de los patrocinadores de la llamada en aquellos años 80 del pasado siglo, la beautiful people, un concepto acuñado por los medios para ‘catalogar’ aquella alta burguesía, culta, cosmopolita y abierta que pretendía extender su modo de ver la vida a un país que absorbía cualquier viso de apertura.

Personajes como Manuel de la Concha, Mariano Rubio o su entonces esposa, Carmen Posadas, representaban como pocos esa imagen de paradigma de modernidad con el que algunos de los gobiernos de Felipe González se identificaron tan claramente como para hacer a uno de los miembros más destacados de ese club de la beautiful, como el propio Rubio, gobernador del Banco de España. Aunque quien estampaba su firma en los billetes de pesetas acabó procesado y encarcelado por su participación en el caso Ibercorp, un escándalo de manipulación del precio de las acciones de esa firma financiera.

El Rafael del Pino (Calvo Sotelo) que preside hoy Ferrovial, a la que ha convertido en un motor de internacionalización y diversificación orientada a la gestión de grandes infraestructuras en todo el mundo -sin dejar de ser uno de los grandes contratistas de los gobiernos de Pedro Sánchez-, se ha convertido en el foco de las críticas del Ejecutivo socialista por su decisión de trasladar la sede social del grupo a los Países Bajos.

La versión oficial de la constructora y su presidente es que su objetivo es  convertirse en la primera cuyas acciones cotizan en Nueva York. Las empresas españolas cuyos valores se negocian en Wall Street lo hacen a través de títulos representativos de acciones denominados American Depositary Receipt, conocidos coloquialmente por sus siglas ADR, como es el caso del Banco Santander, BBVA, Grifols, Inditex o Repsol.

La versión del Gobierno señala que Del Pino se lleva el patrimonio fuera de España para no pagar impuestos como la nueva tasa a las grandes fortunas. Con una fortuna personal estimada en 3.800 millones de euros, Del Pino (hijo) ocupa el segundo lugar en el ranking de Forbes España, sólo superado por el fundador y principal accionista de Inditex, Amancio Ortega. La fortuna familiar alcanza los 9.100 millones, según Forbes.

Cuestión de contactos

La habilidad de Rafael del Pino Moreno fue aprovechar la fuerte inversión pública en infraestructuras desarrollada por los gobiernos de Felipe González: los dos planes Generales de Carreteras, la primera línea de alta velocidad (Madrid-Sevilla), y obras emblemáticas como las de la Exposición Universal de Sevilla y los Juegos Olímpicos de Barcelona o la creación de la red de gasoductos con la que llevar el gas natural negociado con Argelia a todo el país (a cargo de Enagás).

En ese marco, Rafael Del Pino (padre), muy bien conectado con los jóvenes políticos, posiciona su empresa para aprovechar ese fuerte tirón de la inversión pública. En aquél entonces las ‘certificaciones’ que garantizan la solvencia técnica y económica de las empresas para hacer frente a una obra pública no eran tan exigentes como las actuales y eso facilita el rápido crecimiento de compañías como la propia Ferrovial o la de Entrecanales y Távora, otra empresa familiar que, años después, tras hacerse con la catalana Cubiertas y MZOV (OPA de por medio a principios de los años 90), dan lugar a la actual Acciona.

Del Pino (padre) era reconocido como un miembro destacado, casi ‘promotor’ de esa beautiful people que se desenvolvía con soltura en los diferentes pasillos ministeriales. Pero era también la época de Javier de la Rosa y KIO. Los ‘Albertos’ (Cortina y Alcocer) alternaban la gestión  de Construcciones y Contratas, (fundada por un exiliado judío llamado Ernesto Koplowitz), mientras se hacían con el control de  Fomento de Obras y Construcciones (Focsa) hasta fusionar ambas y crear FCC.

Para Ferrovial, el tirón de crecimiento corporativo llega tras la caída de Mario Conde. La crisis de Banesto acaba con el proyecto de La Corporación Industrial y Financiera Banesto que, en su momento, fue el mayor grupo empresarial de España, por delante del entonces Instituto Nacional de Industria (INI, hoy Sepi). Esa crisis sirve a la constructora para dar el gran salto: compra Agromán a Banesto e inicia la diversificación.

A González le sucede José María Aznar en La Moncloa. Aunque más centrado en ajustar las cuentas públicas, anuncia un plan de infraestructuras superior a los 96.000 millones. El primer Gobierno del PP de la democracia mantuvo el foco en la red AVE y en la de carreteras.

La llegada de José Luis Rodríguez Zapatero supone la puesta en marcha el ansiado plan de conservación de carreteras y el Plan Estratégico de Infraestructuras y Transporte (PEIT) que preveía 23.000 millones de inversión para puertos, 15.700 millones para transporte aéreo; 60.000 millones a transporte por carretera y 103.000 millones para transporte ferroviario.

Llega 1999 y Rafael del Pino y Calvo-Sotelo, hijo del fundador, asume la presidencia de Ferrovial. Imprime un rápido crecimiento basado en la diversificación y la internacionalización y entra en aeropuertos como  Heathrow (Londres).

Del Pino (hijo) reordena el grupo, se deshace de Cintra, las filiales de servicios y los aparcamientos y se centra en la promoción de grandes infraestructuras. Ahora busca crecer en energía eólica marina. Hoy la firma opera en Polonia (controla Budimex) luego en Australia, además de en Europa y Reino Unido, EE.UU y Canadá. Ahora, ese desarrollo se dirigirá desde Ámsterdam.