Las estatuillas de los Oscar se fabrican en Nueva York y cuestan alrededor de 20.000 dólares

Polich Tallix Fine Art Foundry, con sede en Nueva York, ha sido la compañía que ha elaborado las estatuillas de los Oscar 2018. La empresa elabora los galardones desde 2016, año en el que arrebató el monopolio a R.S Owens (Chicago). Cada una de ellas cuesta alrededor de 400 dólares, según CBS, es decir, alrededor de 20.000 euros. Por su parte, los sobres sellados donde van los nombres de los afortunados, elaborados por Marc Friedlan tienen un coste de 200 dólares por unidad.

R.S Owens era la encargada de fabricar las estatuillas de los Oscar que se llevarán a casa los ganadores. Sin embargo, desde 2016 está en manos de la factoría neoyorkina. La empresa, ubicada en Chicago, lleva varios años luchando por sobrevivir y ha tenido que pasar por algunas reestructuraciones de plantilla, la última de ellas en 2008.

La Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas anunciaba en 2016 que, tras decidir una vuelta a la estética de 1929, sería Polich Tallix Fine Art Foundry la compañía que llevaría a cabo la nueva fabricación.

El Oscar está hecho a manos en bronce fundido y recibe un baño de oro de 24 quilates, la base de las estatuillas recibe una pátina en negro, la cual es pulida a mano y así se obtiene un acabado satinado.

Se necesitan alrededor de tres meses para producir 50 estatuillas de esta manera. Cada una de ellas cuesta 400 dólares, según la CBS, de modo que el coste total de los galardones asciende a 20.000 dólares.

Eso sí, si algún día alguno de los afortunados anda corto de ‘cash’ y tiene tentaciones de venderla en Wallapop que sepa que no podrá vender su Oscar. Un contrato les prohíbe hacerlo sin antes ofrecérsela a la Academia por 1 dólar, ¿teniendo 30 millones de presupuesto para una fiesta de una noche no va a tener 1 dólar?

Por cierto, que los ganadores, además del reconocimiento por su trabajo, se llevan una bolsa de regalos valorada en más de 200.000 dólares, un dispendio que no sale de las arcas de la Academia, sino de la de las empresas privadas.