Economía

Una economía con luces, pero muchas sombras

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El año 2021 y el año 2022, o lo que es lo mismo, los dos últimos ejercicios, no podemos decir que hayan sido malos ejercicios para la economía española. Tras la intensa caída que registró esta economía debido a la crisis sanitaria que afectó a todo el planeta, la reapertura que le siguió permitió a la economía española comenzar su reactivación, y ello, sumado a la intensa demanda registrada tras los años pandémicos, está posibilitando su recuperación. Reflejándose esto en unos indicadores que muestran tasas de crecimiento que, en ambos casos, acabaron sorprendiendo a los analistas.

De acuerdo con los principales organismos, tras la intensa caída que vivió el PIB en el 2020, España comenzó a crecer, y a un ritmo bastante reseñable. Impulsada por la reapertura y la reanudación de las actividades, y disparada por una demanda acumulada que incluso rompió la cadena de suministro, la economía española presentó un gran dinamismo tras la crisis. En cifras, hablamos de un crecimiento que, en el 2021, ascendió hasta situarse en el 5,5%. Y de la misma manera, el crecimiento registrado por la economía peninsular el pasado año, es decir, el 2022, se situó en el mismo nivel, pese a que todos los pronósticos auguraban una mayor desaceleración.

Como podemos apreciar, la economía española ha experimentado una intensa recuperación de la actividad económica con el paso de los meses. Y los pronósticos con los que trabajan los principales organismos señalan que la economía española podría continuar creciendo a lo largo del presente año, llegando a cerrarlo con una tasa de crecimiento que podría situarse por encima del 1% al finalizar el presente mes de diciembre. En resumen, las expectativas no son del todo malas, y el hecho de ser de las pocas economías que no entrará en recesión durante este año ayuda a mantener el optimismo.

Sin embargo, hemos de señalar que lo hasta aquí mencionado es la parte buena de un análisis que presenta tantas sombras, o más, como luces se han expuesto en esta introducción. Y si queremos ser serios, objetivos y rigurosos en el análisis, debemos exponer las dos caras de una moneda a la que le gusta mostrar, y mucho, su cara más reluciente, pero que esconde esa otra cara menos favorecida que refleja que España, pese a que nos gusta creérnoslo, sigue siendo la economía con más parados de Europa, la economía más descolgada en la recuperación de toda la zona del euro y, en general, una de las economías más débiles del continente.

En este contexto, se habla mucho del empleo que ha creado la economía española con la pandemia, y son muchos los que tratan de atribuirse la creación de empleo como si por ellos hubiese llegado. Sin embargo, pese a la creación de empleo, y pese a todos los matices que pueden hacerse en ese debate, olvidamos que los rankings muestran y señalan que España es la economía con más parados del continente. España, como muestra la oficina estadística de la UE, lidera el ranking del paro, con un 12,5%, seguido de Grecia, con un 11,6%, y Chipre, con un 8%; y ocurre lo mismo cuando atendemos al ranking de desempleo juvenil, en el que, de la misma manera que ocurre en este, revalidamos el primer puesto. Y no quiero tocar el debate de la productividad…

Asimismo, también es frecuente escuchar a muchos expertos hablar de crecimiento, y es algo obvio si tenemos en cuenta las cifras oficiales que he señalado al inicio. Pero, pese a ese crecimiento que registra la economía española, es preciso destacar que, en el balance, España sigue siendo la única economía de la Unión Europea que aún no ha alcanzado el nivel de PIB previo a la pandemia. De acuerdo con el Banco de España, somos la economía más rezagada del continente en la recuperación, y mientras todas las economías ya han recuperado su nivel de PIB previo a la pandemia, España sigue esperando alcanzarlo en un 2023 plagado de desafíos e incertidumbre.

Dicho lo anterior, y aunque nos guste compararnos con Alemania u Holanda, España es una economía que puede presumir en ciertos aspectos, pero no puede alardear de una recuperación del empleo y el crecimiento que, como vemos, no es más que un rebote. Aunque creamos empleo, seguimos a la cola de Europa en esta materia, y las previsiones en este caso no son tan buenas. Y de la misma manera, España será la única economía del euro que no entre en una recesión, pero también es la única economía que no se ha recuperado, y teniendo en cuenta eso, lo que debemos es dar gracias a dios por no entrar en una recesión que, además de lo anterior, nos habría llevado a ser la única economía no recuperada de la unión monetaria.

En conclusión, podemos ser objetivos, como piden desde el Gobierno, y señalar un crecimiento que queda más que confirmado al consultar los indicadores. Pero al igual que ocurre con esto, también debemos ser objetivos al analizar todas esas sombras que presenta nuestro país, y que nos recuerdan que, pese a ese crecimiento, aún nos queda un larguísimo camino que recorrer.

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