Economía

A Díaz no le salen las cuentas: 400.000 personas firmaron más de un contrato indefinido desde la reforma

contrato indefinido
Yolanda Díaz, ministra de Trabajo.

La reforma laboral impulsada por Yolanda Díaz tenía como objetivo acabar con la temporalidad. Como consecuencia, en el último año se ha producido una proliferación de los contratos fijos discontinuos que no sólo no computan en los datos de paro durante los periodos de inactividad, sino que además no garantizan esa continuidad laboral. Por este motivo, sólo en los meses de enero y febrero 57.000 personas han firmado más de un contrato indefinido al mes, que se suman a los 325.000 que lo hicieron en 2022, por lo que desde la entrada en vigor de la reforma, casi 400.000 personas se han visto afectadas por esta situación.

La campaña de verano era la prueba de fuego para la reforma laboral de Yolanda Díaz, y lo cierto es que no la ha superado. En junio, julio y agosto, meses caracterizados por una fuerte contratación temporal por el turismo, 131.000 personas han firmado más de un contrato indefinido. Esto supone que las empresas se ven obligadas a utilizar contratos fijos para actividades temporales, utilizando la firma de indefinidos de manera recurrente, encadenando contrataciones y despidos.

Una cifra que se ha ido incrementando conforme las necesidades del mercado de trabajo: en el mes de mayo, 37.000 personas firmaron más de un contrato indefinido, cifra que ascendió a 131.000 en los meses de junio, julio y agosto por la campaña de verano. En septiembre, la cifra de personas que firmaron más de un contrato indefinido volvió a moderarse hasta las 39.000, ascendiendo a 42.000, 40.000 y 35.000 en octubre, noviembre y diciembre respectivamente, según Randstad Research.

Además, durante los meses de verano, el 20% de los nuevos contratos firmados tuvo una duración de menos de una semana, por lo que la temporalidad continúa enquistada en el mercado de trabajo. En el mes de junio se firmaron 1,7 millones de contratos, de los cuales 358.397 tenía una duración inferior a los 7 días. Algo similar ocurrió en el mes de julio, cuando se firmaron 301.038 contratos que no alcanzaron la semana de duración de un total de 1,65 millones. De esta forma, los contratos de una semana supusieron un 20% del total de los registrados en los meses de verano, según los detalles de la estadística de contratos del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE).

Fijos discontinuos

Según el último informe de BBVA Research, los asalariados fijos discontinuos trabajaron un 11% menos de horas a la semana que los indefinidos ordinarios en el periodo 2007-2022. La intensidad en el empleo de los fijos discontinuos fue incluso menor que la de buena parte de las modalidades de contratación temporal. La jornada semanal efectiva menguó un 5,3% entre 2007 y 2022. El descenso fue más acusado entre los asalariados temporales (-9,8%) que entre los indefinidos (-5,1%) y los trabajadores por cuenta propia (-2,2%). La creación de empleo indefinido, con una jornada laboral más prolongada, acotó la reducción del tiempo de trabajo por efecto composición.

Como resultado, la diferencia de horas trabajadas entre los asalariados con contrato temporal y los indefinidos ordinarios aumentó desde el 6,0% en 2007 hasta el 10,8% en 2022, y es mayor para los ocupados a tiempo parcial que a tiempo completo. Entre los asalariados con contrato indefinido, los fijos discontinuos trabajaron un 11,0% menos de horas que los indefinidos ordinarios. Su jornada laboral fue incluso menor que la de buena parte de los trabajadores temporales. El contrato a tiempo parcial concentró las diferencias de tiempo de trabajo entre fijos discontinuos e indefinidos ordinarios. Los fijos discontinuos a tiempo parcial trabajaron un 13,8% menos de horas que los indefinidos ordinarios.

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