Cómo afecta el aumento de las exigencias de la banca a la inversión
Una de las principales consecuencias de la crisis financiera fue el rescate de los bancos con fondos públicos. Se trató de una decisión que fue muy criticada, ya que había que solucionar con el dinero de todos los contribuyentes (resultado del esfuerzo de trabajadores y empresas) una mala gestión de estas entidades.
La concesión de crédito a determinadas actividades, especialmente la construcción, y la concesión con un exceso de alegría de préstamos y créditos causó unos grandes agujeros en sus cuentas. Para intentar evitar que esta situación se volviera a repetir, las autoridades marcaron una serie de condiciones a seguir a los bancos para asegurar así su solvencia, especialmente en términos de capital en relación a todos sus activos de riesgo.
En general, el ratio se ubicó a un 10%. Ahora bien, a aquellas entidades que tienen la consideración de “sistémicas”, un poco superior. Son aquellos bancos que se considera que su quiebra podría poner en riesgo todo el sistema financiero consecuencia de su gran tamaño.
¿Cómo han afectado tales exigencias?
Aunque se esperaba que con la aportación de dinero público el crédito volviera a fluir, la realidad es que éste se ha estancado. Eso, sumado a las exigencias respecto el capital para asegurar su solvencia, ha llevado a las entidades a llevar a cabo una política más conservadora en materia de financiación. Justo en un momento que sería necesario que hubiera más facilidades en financiación para que las empresas pudieran invertir y crear puestos de trabajo, existen estas dificultades. Por lo tanto, hoy es más complicado invertir que hace unos años, cuando los requisitos que pedían las entidades eran menores.
Por un lado, es positivo que la banca no ofrezca crédito sin antes estudiar cada caso. Por el otro, puede que paguen justos por pecadores, ya que compañías que podrían ser solventes no reciben la financiación que precisarían para comenzar o incrementar su actividad. Por contrapartida, en otros países, como Estados Unidos, las entidades están mejor capitalizadas y, gracias a eso, puede fluir mejor el crédito. En el momento que empezó a asomar la crisis financiera, las entidades enseguida se movieron para buscar capital y así asegurar su situación y solvencia.
Otros inversores que han visto como sus perspectivas quedaban mermadas en relación a lo que esperaban han sido los inversores en bonos de los bancos. Estaban seguros que invertían en un producto seguro y que, además, no tenía riesgo, porque siempre habría detrás la ayuda del Estado para tapar agujeros. Ahora bien, las cosas ahora han cambiado. Por una parte, las autoridades pueden obligar a convertir deuda en acciones. Si éstas caen (como ha pasado en el último periodo), entonces se incurre en pérdidas. Por lo tanto, esta inversión ha perdido atractivo.
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