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Javier de Paz, Rodrigo Rato, Trinidad Jiménez… Pallete da un giro a la contratación de políticos en Telefónica

José María Álvarez-Pallete, presidente de Telefónica, ha querido romper desde que accedió al cargo con la política de contrataciones de políticos que llevó a cabo César Alierta, ex primer ejecutivo de la operadora. El caso de Trinidad Jiménez, ex ministra de Asuntos Exteriores socialista, que entró en Telefónica a principios de 2016, es solo un ejemplo más de la larga lista de políticos que ha trabajado o trabaja en la operadora.

Junto a Trinidad Jiménez trabaja en Telefónica la mujer de Eduardo Madina, Paloma Villa, que formó parte también del Gabinete de la ex ministra en la cartera de Asuntos Exteriores.

En el lado socialista también está Javier de Paz, histórico del PSOE de Felipe González y que se mantiene como consejero de la operadora desde 2007. Carlos Escó, ‘factótum’ del PSOE de Aragón y marido de Eva Almunia, ex líder socialista de esta región, trabajó en Telefónica desde 2011 hasta su jubilación en 2018.

PP

También es larga la lista de políticos del PP que fichó por Telefónica con Alierta al mando. Rodrigo Rato, ex ministro de Economía, entró en la operadora en 2013 y, cuatro meses después, lo hizo su hija, Gela Rato, que se integró en Open Future.

El ex ministro de Trabajo, Eduardo Zaplana, también fue fichado por Alierta hasta que una enfermedad y sus problemas judiciales le han apartado de la gestión de la operadora.

En la nómina de Telefónica también están o han estado Andrea Fabra, hija del polémico Carlos Fabra; Vanesa Arriola Villalobos, hija de Pedro Arriola, asesor de José María Aznar y Mariano Rajoy; Yolanda Barcina, ex presidenta de Navarra, que se mantiene como consejera de la filial de televisión de la compañía; o José Iván Rojas, pareja de la ex vicepresidenta del Gobierno con el PP, Soraya Sáenz de Santamaría.

Estas contrataciones se han terminado desde la llegada de Pallete a la presidencia de Telefónica, en abril de 2016. El nuevo presidente ha apostado por dejar a un lado la deriva política de Alierta y no dedica tiempo a la labor de lobby político que sí hacía su antecesor, que fue presidente del Consejo Empresarial para la Competitividad (CEC), que aglutinaba a los presidentes de las grandes compañías españolas con el objetivo de influir en la vida política.