Economía
MICHELE BOLDRIN

«Italia tendría que hacer en materia económica lo que está haciendo España, pero le falta coraje»

Michele Boldrin es un sabio economista cuya rebeldía le lleva a tener un pendiente en una oreja, a en su momento crear el think tank Fedea en España o a fundar un partido político en la Italia que le vio nacer. De visita en España para promocionar su libro Against Monopoly junto a David Levine reflexionó con OKDIARIO sobre la economía española, sobre el presidente Trump y por supuesto, sobre lo perniciosos que para él son los monopolios en cualquier orden de la vida.

Boldrini es un prestigioso economista, en la actualidad profesor en la Washington University of Saint Luis, que allá por 2006 decidió crear en España en think tank Fedea que tantos disgustos ha dado y sigue dando a los gobiernos de turno.

Experto en economía, crecimiento y procesos tecnológicos en plena crisis en Europa decidió fundar el partido politico Fermare Il Declino en Italia formado ampliamente por economistas italianos con doctorados en EE.UU. Su partido político estuvo envuelto en bastante polémica, enfrentándose de manera directa a Berlusconi.

Invitado por la Fundación Ramón Areces para promocionar su último libro escrito con su amigo David Levine Against Monopoly reflexionó con OKDIARIO sobre la economía española, sobre el presidente del país en el que vive y por supuesto, sobre lo malos que son los monopolios para aquellos que no forman parte de los mismos.

Para Boldrin, amplio conocedor de nuestro país pero italiano de cuna, España lleva unos años tomando pasitos cortos pero muy acertados en materia económica lo cuál es muy importante. De hecho, recomienda a Italia que haga lo mismo pero cree que le falta el coraje político y por este motivo, nuestro país crece tres veces más que Italia, un país que puede tener serios problemas si no cambia su forma de funcionar. Algo que ya han alertado algunos expertos de que se puede convertir en el siguiente enfermo europeo.

España tiene para Michele, muchos desafíos pendientes como conseguir unas universidades públicas de calidad, que se cierren las que no funcionen, llegó a decir, así como un mejor uso del dinero público que se destina a investigación. «En Sillicon Valley no hacen falta fondos federales porque el talento que allí hay, consigue vías de financiación más rápidas y abundantes que las públicas», afirmó al respecto.

De Trump dijo que está a favor de los monopolios por lo que en materia económica no espera mucho del flamante presidente americano que todavía no ha entendido que ya no se puede volver ni al carbón, ni a la industria de Detroit. «Lo que sí está haciendo bastante bien es cargarse el Obamacare que era un avance importante en materia sanitaria en USA».

Michele ha trabajado en muchos campos de la economía, estudiando ciclos económicos, crecimiento y demografía. Su trabajo más reciente se ha centrado en una lucha bastante feroz y mediática contra la existencia de monopolios. Postula nuevas teorías de generación de crecimiento. Sus tesis chocan frontalmente con gran parte de la literatura económica (incluidos premios Nobel) que sugieren que las rentas de monopolio (es decir, las patentes) son necesarias para generar ideas. Michele Boldrin dice que no, que la competencia de ideas genera ideas y que los monopolios entorpecen ese proceso.

En su libro pone muchísimos ejemplos históricos y recientes (como la lucha contra la monopolizacion de las drogas contra el SIDA, o la monopolizacion de las aerolíneas en EEUU).

Los servicios de telefonía en la primera economía del mundo o los viajes regionales dentro de EEUU (sector aéreo) están a años luz de lo que pasa aquí en Europa, comentó a este diario. Son mucho más caros y el servicio es peor con retrasos y problemas de todo tipo. Para Boldrin los únicos que se benefician de la existencia de monopolios son los que los disfrutan, de hecho, hay muchos bufetes de abogados y empresas que han hecho de patentar todas las ideas un negocio pero que no ayudan para nada a la innovación.

«Las primeras ideas de algo son siempre las peores y además nacen como fruto de evoluciones de inventores previos. Sólo cuando se puede mejorar el proyecto inicial arranca el verdadero despegue tecnológico» aseguró nuestro entrevistado que pone como ejemplo incluso la mítica máquina de vapor de James Watt. «4 años después de caducar su patente, que fue excepcionalmente larga en el tiempo por motivos políticos, se registraron verdaderos avances».

La mejor forma de incentivar la innovación es que transcurridos entre tres y 5 años desde el primer paso se libere la patente para que entren en concurso otros actores que puedan mejorar lo que ya hay, aclaró.
Es en definitiva, llevar la competencia a sus últimas consecuencias y que no valga sólo la creatividad, sino continuar desarrollando tu exitosa idea para que aporte riqueza económica. en esto se basan la tesis de Boldrin.