El AVE celebra sus bodas de plata con casi 360 millones de viajeros
El AVE cumple sus bodas de plata este 2017. El 21 de abril de 1992 partía, desde Sevilla a Madrid, el primer tren de alta velocidad que revolucionó el sistema ferroviario español y el transporte nacional. Desde entonces hasta hoy, 357,5 millones de viajeros se han montado en sus vagones para llegar a sus diferentes destinos.
De ellos, 267,6 millones han utilizado servicios que circulan por vías de ancho internacional (Ave y Avant), en tanto que otros 89,9 millones han utilizado trenes de rodadura desplazable, que Renfe comercializa a día de hoy fundamentalmente con la marca Alvia.
Solo en 2016 más de 35,2 millones de viajeros utilizaron los servicios de Ave, una cifra muy lejana a la que apuntó la compañía en 1992 con 1,3 millones de viajeros.
La alta velocidad ‘adelanta’ al avión en el mercado peninsular
El uso de los trenes de alta velocidad va más allá del Ave. Sin ir más lejos, el número de viajeros que utiliza el tren anualmente para los desplazamientos de larga distancia interurbanos en España se ha doblado en los últimos 25 años: mientras que en 1991 solo había 15,7 millones de viajeros, en la actualidad 31,8 millones de viajeros utilizan cada año los servicios de Alta Velocidad Larga Distancia de Renfe, lo que supone un incremento del 102%.
Los trenes Alvia, que utilizan parcialmente las líneas de alta velocidad y las vías convencionales, también han dado la oportunidad de recorrer España a millones de españoles que viven en Pamplona, Cádiz, Asturias o Galicia. Y es que el 65% de los viajeros, lo que supone 7,4 millones, de trenes de larga distancia de Renfe que circulan por la red convencional utilicen parcialmente la red AV.
Estos datos han permitido al ferrocarril adelantar al avión en el mercado peninsular del transporte -excluyendo orígenes y destinos fuera del país- hasta convertirse en el transporte elegido por los españoles para los trayectos de larga distancia: frente a los 30,2 millones de viajeros que eligieron el ferrocarril en distancias largas en 2016, el modo aéreo contó con 13,8 millones de pasajeros.
Viaje en el tiempo: ¿cuánto tarda un tren en llegar a su destino?
Uno de los factores claves para que el Ave se haya convertido en uno de los transportes de referencia y que ha transformado el sistema ferroviario es el tiempo. Los datos muestran un antes y un después en las principales conexiones donde el tren de alta velocidad ha irrumpido: la velocidad comercial media se sitúa hoy en 222km/h por la red de alta velocidad, superando a la de Japón (218 km/h) y Francia (216 km/h), según datos de Adif Alta Velocidad (Administrador de Infraestructuras Ferroviarias).
El salto con respecto a la década de los 80 con incrementos de 160% le ha hecho colarse entre uno de los primeros puestos del podio. Es el caso por ejemplo de la conexión Ave Barcelona-Madrid, cuya velocidad comercial media en un viaje sin paradas se sitúa hoy en 248 km/h.
«Un vistazo a los tiempos de viaje previos a la red de alta velocidad recuerda en qué punto se encontraba el ferrocarril en España y hasta qué punto esta tecnología es capaz de cambiar la situación, con beneficios que van más allá del tiempo que pasamos viajando. Al margen de la fiabilidad, la puntualidad y el confort, y de los efectos ambientales y económicos, la alta velocidad ferroviaria otorga un nuevo valor al tiempo cuando se trata de recorrer distancias superiores a 100 kilómetros. Una jornada parece estirarse y de algún modo sentimos que ‘sobra’ tiempo», explican desde la compañía.
Ahorro estimado por externalidades de 4.286 millones
El ferrocarril es uno de los elementos centrales para una economía baja en carbono: «la actividad de transporte de Renfe en los servicios de alta velocidad entre 1992 y 2016, tanto de larga distancia como de media distancia (346 millones de viajeros), han permitido un ahorro para la sociedad estimado en 4.286 millones de euros si se evalúa en términos económicos el impacto sobre el cambio climático, la contaminación y la tasa de accidentes que habría tenido realizar este transporte por otros medios”, apuntan.
Asimismo, Renfe se encamina hacia un transporte ferroviario de cero emisiones. La empresa ya ha reducido su huella de carbono un 56% desde 1990 (año base del Protocolo de Kioto) hasta situarse en 24,2 gr. de CO2 por unidad transportada y mantiene activa una estrategia de sostenibilidad y eficiencia energética”.
Este objetivo incluye un nuevo acuerdo con Adif para profundizar en varias áreas propias del sistema ferroviario: mejora de prácticas de consumo y ahorro de energía o proyectos de innovación para analizar la tracción mediante gas natural licuado o pilas de hidrógeno como potenciales sustitutos del combustible fósil.
«Comparada con 1990, la intensidad energética del sector ferroviario (energía final consumida por unidad transportada) ha decrecido un 33% en todo el mundo. Más de un tercio de la energía utilizada en los ferrocarriles es eléctrica y un cuarto de las líneas están electrificadas a nivel mundial».
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