Economía
INFRAESTRUCTURAS

Aqualia (FCC) mejora la eficiencia energética y logra una depuradora con menor consumo que un hogar medio

La planta puede servir como precedente para reducir el consumo energético en las plantas de los municipios pequeños y medianos

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  • Benjamín Santamaría
  • Economista, analista, conferenciante y máster de educación. Redactor de economía en OKDIARIO y autor de "La economía a través del tiempo" en el Instituto Juan de Mariana

La empresa especializada en la gestión del ciclo integral del agua y filial de FCC, Aqualia, ha desarrollado una nueva depuradora en Hellín (Albacete) que «consume entre 2 y 3 kWh por hora», lo que supone «un consumo inferior al de un hogar común», según explica a OKDIARIO José Luis Lavilla, jefe de Servicio de la compañía. La tecnología empleada marca un precedente en la España vaciada para conseguir sistemas «sostenibles para la depuración de aguas residuales».

El año pasado Aqualia inauguró la depuradora de una pedanía de Agramón. Estas instalaciones incorporan «tecnologías innovadoras para conseguir un tratamiento de aguas residuales pionero y sostenible», explica la mercantil. El proyecto europeo H2O20 SABANA hizo posible que se pudiera llevar a cabo esta infraestructura, de 1,2 millones de euros de inversión, que la empresa puso en marcha en colaboración con la administración local.

La nueva depuradora se ha convertido en un referente de economía circular dentro del ciclo integral del agua y una iniciativa de referencia para cientos de pequeñas poblaciones en España.

Funcionamiento del proyecto SABANA en la depuradora de aguas residuales de Agramón (Aqualia)

La importancia de las depuradoras

Las aguas residuales se conducen a una estación depuradora para ser tratadas y vertidas de nuevo al medio ambiente. Con esto, la infraestructura «protege a la vez la salud de los ciudadanos y el medio ambiente, al eliminar del agua microorganismos, determinados compuestos químicos y materia orgánica, entre otros», explica la mercantil.

Entre los problemas que surgen en las depuradoras está la posibilidad de que existan «vertidos de agua sobre zonas de alto valor ecológico». Por ello, «es necesario continuar trabajando en el desarrollo de soluciones tecnológicas que se adapten a los municipios de pequeño y mediano tamaño».

La nueva depuradora de Aqualia «aborda directamente la problemática de la depuración en pequeñas poblaciones, y también en las medianas». La planta supone «una apuesta hacia la sostenibilidad del tratamiento de las aguas residuales, especialmente concebido para pequeños núcleos urbanos, en los que este tipo de procesos no existen, o no son lo suficientemente eficientes».

La nueva depuradora de Aqualia

La infraestructura creada en Albacete tiene una capacidad de hasta 1.000 metros cúbicos diarios. Estas instalaciones constan de una planta en la que se tratan las aguas residuales mediante un «proceso simbiótico de microalgas y bacterias, utilizando la luz natural del sol». Es decir, la mercantil utiliza recursos naturales para el tratamiento de los residuos.

Según la empresa, la depuradora cuenta con tecnología desarrollada por Aqualia que permite el tratamiento y reutilización de las aguas residuales y las convierte en bioproductos de alto valor añadido, con un sistema de pretratamiento compacto seguido de una laguna de microalgas de 1 hectárea de superficie, la mayor basada en esta tecnología en Europa, con 4 humedales artificiales de flujo vertical de 50 m2 cada uno, que actúan como clarificadores y con una etapa alternativa para producción de biofertilizantes mediante un sistema de flotación por aire disuelto (DAFAST), tecnología patentada por Aqualia, seguida de una centrifugación para poder concentrar la biomasa previamente a la etapa posterior de hidrólisis.

La depuradora de Albacete tiene una capacidad de agua sobredimensionada. La razón es que la empresa prevé recoger más agua de otras pedanías cercanas en el futuro. “De esta manera, se evitaría tener que construir más infraestructuras similares. Además, Agramón está en la cota más baja, por lo que el agua del resto de pedanías llegaría por gravedad, sin necesidad de bombeo”, señala Lavilla.

Esta es una de las razones por las que la tecnología produce tanto ahorro energético. De hecho, Lavilla afirma que el único gasto energético viene del movimiento de las palas que permiten la circulación del agua. Además, la planta es autosuficiente y no necesita personal «adscrito a ella en exclusiva». Por tanto, la infraestructura de Aqualia puede servir de ejemplo para que otras poblaciones similares consigan una mayor eficiencia y un menor consumo eléctrico.