Aranceles Trump

Alemania, Italia e Irlanda serían los países más afectados de la UE por los aranceles de Trump

Alemania es especialmente vulnerable a los aranceles de Trump

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Las tensiones por los aranceles de Trump han llegado a Europa, ya que recientemente ha anunciado gravar el aluminio y el acero. Sin embargo, no van a ser los únicos, porque el presidente de Estados Unidos ya ha amenazado con que habrá más. Ante esta posibilidad hay unos países de la Unión Europea que se verían más afectados que otros. En concreto, los productos médicos y farmacéuticos y los automóviles son las exportaciones cuantitativamente más importantes de la Unión Europea a Estados Unidos. «Como consecuencia de la especialización en estos productos, Alemania es especialmente vulnerable a los aranceles de Trump. En 2023, Alemania (+86.000 millones de euros) registró el mayor superávit en el comercio de bienes con Estados Unidos, mientras que España registró un déficit (-6.000 millones de euros). Además, Italia (+41.000 millones de euros) e Irlanda (+32.000 millones de euros)», según Martin Wolburg, economista senior en Generali Investments.

De esta forma, principalmente Alemania está muy expuesta a los aranceles que Trump imponga a la Unión Europea, debido a que su economía está orientada a la exportación y depende mucho del sector manufacturero. De hecho, Trump ha insinuado en repetidas ocasiones que está considerando la posibilidad de imponer aranceles a los productos de la Unión Europea, alegando su creencia de que el comercio agrícola y automovilístico es injusto para Estados

Unidos. Como indica Lizzy Galbraith, economista política de Abrdn: «los aranceles que afectan al sector automovilístico serían especialmente negativos para Eslovaquia, Hungría y Alemania, que son las economías europeas más dependientes de las exportaciones de automóviles a Estados Unidos».

Los aranceles de Trump

Por ejemplo, los aranceles sobre el petróleo, principal producto de importación de la Unión Europea procedente de EEUU, perjudicarían en última instancia a la economía europea, ya que el margen de sustitución es limitado. Sin embargo, algunos expertos descartan esta posibilidad. «Me parece más probable que EEUU responda de forma comedida y que sus aranceles apunten a productos específicos que no son clave para la UE, en los que podrían intervenir proveedores alternativos y en los que EEUU tiene un superávit comercial. Pero si la Administración Trump cumple plenamente sus promesas, la UE no tendrá más remedio que reaccionar con contundencia. Podría aumentar sus aranceles sobre todas las exportaciones de EEUU al mismo nivel que los aranceles estadounidenses, excepto para los productos importados de EEUU identificados como cruciales para la UE», expone Wolburg.

Bruselas ya se estaría preparando para más aranceles de Trump en un futuro. «La Unión Europea ya está preparando una lista de productos estadounidenses a los que se podrían imponer aranceles, y el sector tecnológico estadounidense podría estar especialmente en el punto de mira, según algunos funcionarios europeos. No obstante, la balanza de poder sigue estando a favor de Estados Unidos, y una posible guerra comercial debilitaría una economía europea que todavía lucha por recuperarse. A Bruselas le conviene negociar con Trump y aceptar concesiones en la compra de gas y petróleo, por ejemplo, como quiere el presidente estadounidense, para evitar que la incertidumbre comercial pese de forma duradera en la moral de empresas y hogares», defiende Nabil Milali, gestor de multiactivos y Overlay en Edmond de Rothschild AM.

Respuesta a una guerra comercial

La UE estaría tomando varias medidas para mitigar los efectos de una eventual guerra comercial. «Entre ellas figuran el refuerzo de la integración del mercado interior, la diversificación de las asociaciones comerciales y el aumento de la autonomía estratégica en sectores críticos», asegura Galbraith.

También es muy probable que, en respuesta al aumento de la incertidumbre y las restricciones comerciales, las multinacionales adopten estrategias para mitigar los riesgos y mantener la eficiencia operativa. «Estas estrategias pueden incluir la diversificación de las cadenas de suministro para reducir la dependencia de una sola región, el aumento de la inversión en automatización y tecnología para compensar los mayores costes laborales, y la búsqueda de nuevos mercados para compensar la reducción del acceso a los tradicionales», defiende Galbraith.

«De aplicarse, las políticas proteccionistas que Trump prometió durante la campaña electoral podrían perturbar las cadenas de suministro mundiales, especialmente en sectores estratégicos como la tecnología y la industria manufacturera», aclara Galbraith.

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